8: Quins nervis

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Chiara avanzaba por el pasillo del tren en dirección a su sitio mientras terminaba el último trocito del regaliz que se estaba comiendo. Como siempre, el asiento más al fondo del vagón del silencio y a poder ser lo más alejado posible de donde hubiera más asientos ocupados. Le gustaba la tranquilidad y no estaba acostumbrada a encontrarla cuando estaba en cualquier sitio público.

No le molestaba que la gente le parara por la calle, de hecho, se había tomado varias fotos con fans en la estación antes de subir al tren, pero todo lo que pudiera evitar, bienvenido era, y más aún mientras viajaba porque esos eran unos momentos en los que le gustaba estar en calma.

Se acopló en su asiento y se puso cómoda durante los minutos previos a que comenzara el viaje. Le mandó un mensaje a sus padres avisando de que en nada salía el tren para que supieran que no iba con retraso y llegaría bien a coger el vuelo, y conectó sus auriculares al móvil.

Tenía muchísimas ganas de estar ya en Menorca y ver a su familia, necesitaba su apoyo y su tranquilidad para sobrevivir a las horas previas al estreno, pero le esperaba un largo rato de viaje todavía, así que se puso música e intentó armarse de paciencia.

Llevaba cinco minutos de trayecto y ya había dejado de escuchar la canción que sonaba para perderse en sus pensamientos mientras miraba por la ventana las feas vistas de la salida de la estación de Atocha.

La primera parada de sus divagaciones: el disco. Eran las nueve y media de la mañana y estaría disponible esa noche a las doce, lo que significaba catorce horas y media de una torturadora espera. Al igual que con sus otros discos, había llegado ese momento en el que, ahora que el estreno era inevitable, sentía ganas de pararlo. Se le ocurrían mil ideas para mejorarlo, lo que era una broma de mal gusto por parte de su mente porque ya no había nada que hacer. Ni siquiera eran buenas ideas y el disco estaba bien como estaba, pero los nervios son traicioneros y ella era demasiado perfeccionista.

La segunda parada de sus divagaciones: Violeta Hódar. Llevaba desde el día anterior replanteándose si había sido buena idea o no acordar la entrevista con la youtuber. Sus ganas de conocerla acabaron inclinando la balanza hacia su decisión final, pero antes de acostarse la noche anterior, vio el vídeo que había subido por la tarde y se puso a pensar en la repercusión que iba a tener.

A la cantante se le daban bien las entrevistas, estaba más que aburrida de hacerlas, de torear a malos profesionales, de esquivar preguntas personales o incómodas y de hacer bromas en los momentos oportunos para salir del paso, pero había algo que no le dejaba estar tranquila por completo con esta entrevista en particular, pues nunca se había visto en la tesitura de admirar a quien la entrevistaba.

Al principio lo achacó a que ella era bastante seguidora del trabajo de la youtuber y que quizás por eso no la veía como una promo más, si no como algo que le hacía ilusión y por eso se ponía un poco nerviosa. Sin embargo, dándole vueltas al tema, que era algo que Chiara era incapaz de no hacer, se dio cuenta de que quizás se sentía un poco presionada para que el vídeo fuera interesante. ¿Y si queda mal? ¿Y si soy una aburrida y deja de ser mi fan? ¿Y si no le hacen gracia mis bromas? Quins nervis.

No quiso autoboicotearse y dejó el tema estar porque ya le había dicho a la chica que haría la entrevista y su profesionalidad le impedía echarse para atrás, así que ya poco podía hacer aparte de relajarse para que no le comieran los nervios.

Olvidarse de la youtuber le hizo ir a parar a la última de sus divagaciones: la gira. Con la salida inminente del disco esa noche y las firmas prácticamente cerradas, lo siguiente en lo que iba a depositar todas sus energías era la gira. Quedaba muchísimo tiempo para empezar los ensayos, pero su cabeza ya iba a mil por hora pensando en ideas que aportar al proyecto. Quería hacer cosas diferentes respecto a sus giras anteriores porque esta sería mucho más grande y no quería defraudar, pero no había dado todavía con la tecla adecuada.

Cuando nadie nos mireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora