Vasos rotos, corazones rotos

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Después de escuchar eso Wanda se sentía algo incómoda por ese ambiente y sentía que no pertenecía ahí, sentía como si nunca debió decirles lo que sentía ya que ella se los había suplicado y a ellos sus ahora padres se los habían pedido.

Eso hizo sentir a Wanda como si en realidad no pertenecía a ningún lugar y que el mismo destino ya le había dado varias señales de porqué no pertenecía a ningún lugar. Primero sus padres habían muerto y se había quedado sola con Pietro. Luego hasta su hermano murió y como con su hermano ella solo había servido para experimentar en Hydra.

Wanda tenía una manera muy peculiar de sentir tristeza pues con ella era como si la tristeza no estaba permitida y la canalizaba a través de la ira. Por lo cual ella para todos los presentes pareciera como si estuviera tan enfadada que no quisiera que nadie se le acercara.

Matt, Matt era otro caso por más de que lo intentara no se le abría el apetito, sabía que no debía despreciar la comida y que era momento para celebrar y comer pero su estómago no se lo permitía. 

Emma, Emma solo pensaba en cosas felices y cosas para hacer con su nueva familia.

En un arrebato de tristeza/enojo de Wanda cuando Nat le suplicó por poco a Matt que comiera Wanda volvió a lanzar un vaso con su telequinesis solo que está vez cayó muy cerca de Emma, tan cerca que le rebotó un pedazo de vidrio en la pierna, provocando que gritará de dolor.

-AAAAAA,ssssssssss- gritó Emma- AAAUUUUUU-

Wanda se dio cuenta de lo que había echo, pero no podía mostrar debilidad así que lo canalizo como siempre lo hacía con ira.

-Wanda, qué te sucede? quedamos en que ya no ibas a hacer esto- dijo Nat

-Me vale lo que hayamos quedado!- Replicó Wanda

-He, jovencita a tu madre la respetas!- Con esa simple y corta frase totalmente normal para adolescentes normales, Steve dejo helados a dos Vengadoras super poderosas, y a dos niños que eran capaces de pelear contra adultos sin problema.

-Ella no es mi madre- Wanda pareció decirlo en un tono tan sincero que el corazón de Natasha Romanoff que nada ni nadie podía herir quedó roto en mil pedazos.

Lágrimas empezaron a aparecer en los ojos de Nat y sus ojos se hicieron rojos y salió de la habitación lo más rápido que pudo para no mostrar ese momento de debilidad.

-De dónde ha salido eso?!,- preguntó Steve

-De mi boca- respondió en el tono más grosero parecido al de la mañana

-Pues en la mañana no opinabas lo mismo- le contestó Steve

Matt y Emma se sentían lo más incómodos y fuera del lugar que alguien se podía sentir, aparentemente había habido una conversación en la mañana.

-Ve a mi habitación, y espérame ahí- le dijo Steve con su mayor esfuerzo por calmarse.

- ¿ Y si no quiero?- Wanda le respondió como retándole a algo

-Wanda si no quieres que sea peor anda a mi habitación- dijo Steve con la paciencia digna de un santo.

-Okey, esperaré a que sea peor -

-Wanda, ahora es peor, anda a mi habitación y BUSCARÁS el cepillo, ENTENDIDO?

- No, no está entendido.

- Wanda ve, créeme ya estás bastante mal- dijo Matt para poder salvar lo que podía de su nueva hermana.

- TÚ NO TE METAS- le respondió la misma

-Vale

-Wanda, no le grites así a tu hermano- intervino Steve

- Si Natasha no es mi madre peor este mocoso mi hermano.

- A mi hermano no le dices así- defendió Emma 

-Wanda ve a mi habitación última oportunidad o lo hago aquí y ahora enfrente de los dos.- 

Habían dos personas en esa sala que no tenían ni idea de que era eso tan misterioso que Steve iba hacer, pero otra personita llamada Matthew sabía demasiado bien lo que iba a hacer.

- Bien iré.- Respondió al fin Wanda.

- Pero primero discúlpate con Nat.- le recordó Steve

(En la sala)

Nat había escuchado todo, y todo había sido por ella, su hija ahora iba a ser castigada por su culpa pero el dolor físico que iba a sentir no se comparaba para nada con lo que Nat sintió.

-Ella no es mi madre- esa pequeña y diminuta frase había lastimado a la persona más difícil de herir emocionalmente hablando y  hasta esa frase esa persona era imposible de herir.

Nat vio a Wanda salir de la cocina y acercarse a ella, ella también tenía lágrimas en los ojos.

-Nat lo lamento no debí haber dicho eso, eres como una madre para mi y después de lo que has echo no tengo derecho o argumento para decir eso.- Dijo Wanda desde el fondo de su corazón.

-No te preocupes, yo te quiero muchísimo.- le confesó Nat

-Bueno me tengo que ir.- le dijo Wanda con un poco de vergüenza 

- Sí, lo oí, ve.

(En el comedor)

-Emma estás bien?.- Preguntó Steve temeroso

-Sí estoy bien solo me arde un poquito.- le contestó Emma

-Te llevaré con Nat para que te cure.- le dijo Steve

-Vale-

(en la habitación de Steve y Nat)

Wanda sabía que la había regado, tenía una nueva oportunidad de familia y ella lo había desperdiciado, sentía ahora más que antes que no pensaba vivir. No tenía ni idea de lo que Steve iba a hacer ni para que necesitaba un cepillo, pero seguramente la iban a echar le iban a decir que lo intentaron y le darían el cepillo como souvenir. Wanda decidió que no iba a esperar para eso, subió al desván ella sí sabía que era lo que había ahí, tomó un cuchillo, planeaba llorar un poco antes de cortarse.

Steve subió las escaleras después de pedirle a Nat que curará a Emma, cuando llegó a su habitación y no ver a Wanda allí ni en su habitación por los acontecimientos del día anterior   supuso en donde se encontraba.

Cuando vio a Wanda el corazón no solo casi le deja de latir sino que comprendió que ese día aparte de muchos vasos rotos tenía varios corazones rotos.

La familia RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora