IV

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Habían pasado los días y ya era miércoles. Me encontraba en el aeropuerto saludando a Serena y a Geraldine. Se irían de visita a Uruguay y en poco tiempo nos encontraríamos las cuatro en Madrid.

— Buen viaje, lindas. — saludé a las chicas con un fuerte abrazo — Las voy a extrañar. —

— Nos vamos dos semanas, no exagerés — rió Serena —

— Ya las extraño — fingí drama —

— Los pasajeros del vuelo con destino a Uruguay, por favor, diríjanse a la puerta seis. — se escuchó desde el altavoz —

— Parece que ya es hora — murmura Geral y me abraza — Te voy a extrañar — se acerca y me susurra al oído — Decile a Enzo que lo amo —

Solté una carcajada.

— Decile vos — reí y la abracé. Emma y Serena se unieron al abrazo y nos despedimos —

— Nos vemos, bellas — dijo Emma con una sonrisa dulce — Avisen cuando lleguen y se portan bien que las conozco —

Empezamos a reír y nos sumergimos en un último abrazo. Ellas tomaron sus valijas y se aproximaron al escritorio de embarque.

— Las voy a extrañar demasiado — solté en voz baja con melancolía — 

— Flaca, las vemos en tres semanas. Relaja un poco. — rió Emma y me dio un golpe suave el brazo en broma —

Emma y yo nos miramos a los ojos y sonreímos. Teníamos planeado todo el viaje a Madrid juntas y eso me emocionaba.
Emma iba a decir algo, pero algo la interrumpió.

— ¡Sol! — corrió Juani a abrazarme — No pensé que te vería acá. Yo pensaba que te encontraría en España — exclama emocionado —

— Me despedí de unas amigas que se fueron de viaje — le expliqué y solté una risa nerviosa. Él no me soltaba —

— Bueno, capo. Espacio personal — interfirió Emma y alejó levemente a Juani de mi — ¿Cómo sabías que estábamos acá? Acosador. —

— No, no. Yo tengo un viaje a Madrid en un rato. Blas viene conmigo y algunos de los chicos se irán sumando después — explicó —

— Bueno — dijo no muy convencida — ¿Nos vamos? — preguntó mirándome —

Antes de que pudiera responder, Juani interrumpió nuevamente.

— ¿Por qué no se quedan? Hasta que nos llamen para subir, dale. Es un embole estar sentado sin hacer nada — su quejó —

— Si, dale — se sumó Blas — Es un embole estar solo con este. Se la pasa hablando de que lo cancelan en Twitter a cada rato y de Gran Hermano —

Solté una fuerte risa y miré a Emma.

— ¿Qué decís? —

— No. — contestó firme —

— ¡Ay! Dale — suplicó Blas — No seas tan mala, che —

— Dale, por favor —  supliqué — 

— Bueh —  suspiró —   Dale, pero solo un rato. — aceptó rendida —

Los chicos festejaron y nos fuimos a una cafetería del aeropuerto para pasar el rato. Nos sentamos en una mesa para cuatro y cada quien se pidió algo para tomar.
Tuvimos una charla bastante agradable, un poco de bromas y anécdotas. Llegó la mesera a entregarnos la merienda que habíamos pedido.

— A ver,  ¿qué prefieren? — los tres voltearon a verme — ¿Volar o invisibilidad? —

— Volar —  respondió Emma sin dudar —  Es re épico poder volar. Solo los pajeros elegirían ser invisibles —  solté una fuerte risa —

Direct Message | JuanicarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora