Criminal de nivel bajo (Pokémon)

Cap IV: Revoltijo de emociones (+18)

Casi una semana pasó desde que llegamos al departamento y empezamos el entrenamiento, a pesar de lo ocurrido en la playa, Nami nunca dejó de entrenar y siempre estuvo dispuesta a hacer lo necesario para ser más fuerte, sólo que... Sin el entusiasmo de antes. Falinks se había vuelto un total monstruo, estoy seguro que va a arrasar con todos en el torneo... Y Cramorant, el nuevo integrante, me ha sorprendido positivamente, su precisión no está muy perfeccionada, pero es muy fuerte, no me gusta admitirlo, pero mi Pokémon más débil es Nami... Y ella lo sabe, me pone bastante triste todo esto, pensé que Cramorant sería más lento que los demás.

Estábamos en la planta baja del edificio en el que vivimos, bajo el oscuro cielo de la noche, mañana ya era el gran día y los chicos se veían muy cansados, admito que este entrenamiento ha hecho que Nami refinara su... Ya saben... Su cuerpo se veía un poco más fino de lo normal... Aunque no sé por qué debería fijarme en algo como eso...

Tobias: Chicos, estoy muy orgulloso de ustedes, sé que mañana les daremos una paliza a todos los demás competidores... ¡Retírense soldados!

Grité en voz alta, poniendo una de mis manos sobre mi cabeza como si del ejército se tratase, mis tres Pokémon se dirigían al interior del edificio, pero detuve a Nami antes de que entrara.

Tobias: Eh... Nami, ¿me das un minuto?

Nami: ¿Qué ocurre?

Tobias: Sé que es raro que te diga esto tan repentinamente pero...

Sin previo aviso la abracé fuertemente.

Nami se sonrojó, aunque hubiesen discutido en la playa la semana pasada, seguía con esos sentimientos intrusivos que carcomían su conciencia y le hacían imaginarse raras historias con su entrenador.

Tobias: Gracias por hacer todo esto, no me importa que estés enojada conmigo, que estés dispuesta a ayudarnos y sacrificarte de esta forma... Vale mucho.

No la solté después de decirle eso, pero si escuché un pequeño llanto, a diferencia de antes, Nami no se aguantó las ganas de llorar y lo dejó salir... A la vez que escuchaba sus llantos y lloriqueos, sentía como me devolvía el abrazo con mucha fuerza.

Tobias: Tranquila Nami...

Nami: ¡Gracias, d-de verdad!

Me separé del abrazo de Nami y sólo la tomé de los hombros.

Tobias: ¿Mañana vamos a barrer con todos en el torneo?

Nami: ¡S~Sí! ¡L~Lo vamos a c-conseguir!

Tobias: ¿Quieres entrar?

Pasaron unos segundos para que Nami me respondiera, se limpió un poco las lágrimas y pudo volver a hablar con normalidad.

Nami: Creo... Que quiero quedarme un rato aquí... ¿Podemos conversar?

Tobias: Obvio que sí.

Ella caminó hasta una de las bancas del parque y me invitó a tomar asiento, después de que me sentara, Nami apoyó sus manos en la banca y dio un brinco para sentarse a mi lado, luego de un ratito de silencio dejó caer su cabeza sobre mi brazo y dio un suspiro larguísimo.

Nami: La verdad es que no podía dejar de entrenar, fue responsabilidad mía que dejaras tu trabajo.

Tobias: Pero... Puedo buscar trabajo en otra cosa, no te preocu...

Nami: ¡Cállate Tobias! siempre quieres lo mejor para los demás, haces lo posible para que yo me sienta cómoda a pesar de que llegué aquí porque los quise asaltar.