Capítulo 4

103 5 0
                                    

Narra Ainhoa.

Me habían invitado a la boda de Marta La Sierra y Diego, el lugar dónde se celebraba era en el hotel La Sierra, por lo que Luz y yo junto con el resto de cocineros nos habíamos encargado de elaborar el mejor menú de todos para ese día. Pero fue más interesante lo que pasó en la boda..

El día de la boda.

Narra Luz.

Toma hija - Javier le dió a Luz unos pendientes rápidamente ya que llegaban tarde al hotel y los demás ya estarían allí

ay papá vámonos que no llegamos, venga- me los puse corriendo y salimos de casa.

Al llegar al hotel, entramos y me senté junto a Ainhoa ya que de casualidad era el único asiento que estaba libre.

Hola - dijo ella con una sonrisa mientras pasaba un mechón de su pelo por detrás de su oreja.

Hola-le miré pero no pude aguantar mucho más de 5 segundos con la mirada puesta en ella.

No hablamos mucho durante la ceremonia,pero era el momento en el que Marta tiraba el ramo para que alguien lo tuviera.

Chicas que lanzo , todas preparadas - Marta se puso de espaldas y lanzó el ramo que justamente cayó sobre mis manos.

emm yo..-pasé mucha vergüenza porque no sabía a quién mirar cuando estaba sosteniendo el ramo pero no sé si por inercia o algo raro me giré hacia Ainhoa y sonreí bastante sonrojada.

Luego llegó el momento del baile.

Narra Ainhoa.

Me sudaban las manos y llevaba muchos minutos pensando en acercarme para bailar con Luz pero no me atrevía,por eso recibí un pequeño empujón.

¿Soy yo o estás mirando mucho a mí sobrina? -Clara apareció por mi espalda y se colocó a mí lado mientras las dos nos mirábamos.

¿Eh?-fruncí mis labios.

Ve a bailar con ella, seguro que no os arrepentís, anda ve -dió unas palmadas en mi espalda y así fui acercándome hasta llegar a Luz un poco nerviosa jugueteando con mis manos.

Luz-pregunté no sin antes suspirar profundamente.

Dime Ainhoa - ladeó su cabeza esperando mi pregunta.

¿Quieres bailar conmigo?-estiré mi mano para que ella pudiera alcanzarla.

Por supuesto que sí -agarró mi mano y comenzamos a bailar ya que justo empezaba una canción lenta para mi suerte.

Estás preciosa-dije con seguridad mirándole a los ojos, mis manos se deslizaban por su espalda y la tenía bien sujeta como si fuese mi mayor tesoro.

Tú también lo estás-se sonrojó y cuando acabó la canción me miró a los ojos y besó mi mejilla cerca de mis labios.
-Debo irme - se fue dejándome allí justo en medio del salón del hotel.. Debía ir tras ella para ver qué pasaba.

Para toda la vida // LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora