05; ¿que necesitas de mi?

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Aliza Greenblatt;

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Aliza Greenblatt;

Estaba recostada en mi cama, terminando mi tarea en la laptop, miré a mi lado, dándome cuenta que Brady se quedó dormido en mi cama y en mi casa. Sonreí al verlo dormir tan cómodamente, con su pelo desordenado, se veía tan lindo.

Me detuve a observarlo, dejé mi laptop de lado.
Tal vez cuando despierte se preguntara si lo decidí, se que no fui muy clara anoche. Sabía que algo estaba mal en eso, no voy a mentir una parte de mi tiene miedo pero puede que Brady piense que no me e dado cuenta que a hecho muchas cosas para llamar mi atención y siendo sincera, Brady no solo llamó mi atención, se ganó mi corazón.
Quité algunos mechones de pelo de su cara, sin querer queriendo lo desperté.

— Me siento afortunado de que seas la primera cara que veo al despertar. — abrió los ojos y me sonrió.

— Prefiero más al Brady tímido. — reí mientras le lanzaba una almohada a la cara pero él la atrapó a tiempo.

— ¿terminaste tu tarea o aún sigues haciéndola?. — se recostó en la cama bostezando. Sonreí inconscientemente.

— De hecho estaba por terminarla hasta que despertaste.

— ¿Tu tarea trataba de mirarme dormido?. — un leve sonrojo se formó en mis mejillas.

— Amaneciste muy bocazas, chico novato. — dije apunto de levantarme de la cama hasta que el tiro de mi mano haciendo que volviera a sentarme en la cama.

— Necesito algo. — dijo mirándome.

Como por arte de magia la habitación se hundió en un silencio en el que solo podía escuchar nuestra respiraciones. El entrelazó nuestras manos y se acerco a mi a una distancia casi corta.

— ¿Que necesitas de mí?. — rompí el silencio sin apartar mi vista de la suya.

— Quiero besarte, Aliz. — lo escuché hablar en un tono bajo, casi avergonzado.

Ahí está mi chico tímido.

— Brady, no puedes esperar al menos dos años a que cumpla la mayoría de edad. — hablé en un tono burlón.

— Soy una persona muy impaciente. — sonrió.

— Y si te digo que no, ¿Qué harías?. — hablé divertida.

— Me quedaría a vivir en tu habitación hasta que aceptes. — sonreí al escucharlo.

— Te la vives más en mi habitación que en tu casa. —advertí.

— Por favor Aliz. Solo será una vez y te juro que esperaré por ti hasta los 18. — me dijo casi suplicando. Sonreí.

— ¿Lo juras?, chico novato.

— Primero lo intentamos y luego decides. No quiero jurarlo y después te retractes. — hice cara de ofendida.

— ¿Quién es esta persona?, por qué juro que no es el Brady que durmió en mi cama anoche.

— Por favor.

— Si, claro. — su cara se llenó de felicidad, hasta que vi la hora. — Pero en otro momento, ¿Qué no tenías clases hoy?.

Él miro la hora en su celular y efectivamente ya era muy tarde. Pero parecía no importarle.

— No me iré de aquí hasta que cumplas. — se cruzó de brazos indignado como si de un niño pequeño se tratase.

Me posicioné justo enfrente de él, me acerqué y nuestras respiraciones se mezclaron, él cerro los ojos, puse mi mano en su mejilla dispuesta a besarlo hasta que tocaron a mi puerta. Ambos nos separamos de golpe.

— ¡¡MALDITA SEA ALIZA, MAMÁ NO LLEGO DEL TRABAJO. APÚRATE QUE NO PUEDO LLEGAR TARDE HOY!! — suspire de frustración al oír gritar a Thalía del otro lado de la puerta.

— ¡Bajo en quince!.

Me paré de la cama, me apresuré en tomar algo de ropa y entrar al baño para arreglarme. No sin antes mirar a Brady.

— Te dije que llegarás tarde a la escuela. — dije mientras esperaba su respuesta.

— No iré. — lo mire con confusión. — Dije que me quedaría aquí hasta que cumplas.

— Bien, pues tendrás que esperar. Yo tengo que ir a dejar a Thalía. — Entre al baño, me lave los dientes y me cambie lo más rápido que pude.

Al salir del baño, vi que Brady estaba muy dispuesto a no irse y no dejaba de mirarme.

— ¿Puedo esperarte aquí cuando vuelvas?. — Asentí y sonreí.

Sin más, tome las llames y me dirigí al auto donde ya se encontraba Thalía sentada de copiloto mandando mensajes de su celular. Yo solo opté por guardar silencio y conducir.

— ¿Ese no es el auto de Brady?. — dijo Thalía en cuanto vio un auto negro estacionado a unas calles cerca de la nuestra.

— No creo, además ¿quién carajos es Brady?. — trate de disimular, aunque en realidad conocía más la existencia de Brady que de mi misma.

— Es alguien con la cual no serías compatible. — dijo en tono de burla. — sinceramente no creo que nadie pudiera conectar contigo. Eres una rara.

— Como tu digas. — no seguí más o podría desatar otra pelea como siempre pasa, pero hoy me sentía tan bien que no quería pelear como de costumbre.

Solo procedí a conducir a la escuela y dejarla como de costumbre.

Solo procedí a conducir a la escuela y dejarla como de costumbre

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Pure memories, Brady NoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora