YeonDadddy (Yeongyu)

Parte 1

En la Actualidad

Yeonjun

—Eres tan bueno para papi, ¿no? —Gruño en voz baja, con los ojos entrecerrados mientras miro a mi cámara web, moviendo lentamente mi mano lubricada arriba y abajo por mi eje largo, grueso y palpitante—. ¿Quieres la polla de papi? ¿Quieres abrir esos bonitos labios tuyos y hacerlo bien y profundamente?

Me acaricio un poco más rápido, jadeando al sentir mi palma caliente y resbaladiza arrastrándose sobre la sensible cabeza de mi polla. Los músculos bien tonificados de mi brazo se flexionan con cada pasada. Me levanto y apoyo una mano en mi escritorio. Hace mucho que aprendí los mejores ángulos y los encuadres perfectos. En este momento, mis fieles suscriptores están obteniendo un primer plano de cada vena palpitante de mi erección. Mis suaves gemidos que vibran a través de los parlantes envían a todos los dulces suscriptores que me arrojan su dinero a ataques orgásmicos, estoy seguro.

Con los pantalones abiertos, empujo mi puño, asegurándome de que mi cinturón golpee el borde del escritorio con ese hermoso sonido metálico.

—Te sientes tan bien, cariño —susurro porque crea una sensación de intimidad para mis espectadores, creando la ilusión de que estoy hablando directamente con ellos y con nadie más. Y también porque no estoy seguro de que Beomgyu haya vuelto del trabajo y lo último que necesito es que me oiga.

No es que me avergüence de mi canal de Daddy Cam, simplemente creo que mi mejor amigo no quiere saber que me gano la vida masturbándome para extraños en Internet. Me imagino cómo se sonrojaría si oyera las guarradas que salen de mi boca cuando grabo estas sesiones. Intentaría ocultarlo, por supuesto. Balbucearía apasionadamente sobre el respeto que merecen las trabajadoras del sexo hasta que se olvidara de su vergüenza y se pusiera a despotricar socialmente. Sonrío al pensarlo.

Con Beomgyu llenando mi mente, me encuentro empujando un poco más rápido, respirando un poco más fuerte, gimiendo unos decibelios más alto.

—Eres tan bueno en eso. Haces que papi se sienta tan bien. —El sumiso sin rostro en mi mente es reemplazado por la imagen de mi dulce, dócil y demasiado ansioso compañero de cuarto, mejor amigo, de rodillas ante mí.

Es fácil imaginar la forma en que se retorcería y la forma en que sus mejillas se sonrojarían ante mis elogios porque ya lo he visto un millón de veces. Cuando guarda los platos exactamente como a mí me gusta, cuando me pide que elija dónde pedir la cena o qué película debemos ver, cuando termina una serie de pesas libres que estaba seguro de que no podría lograr...

Se siente tan natural que palabras como "buen chico" salgan de mis labios, incluso cuando sé que no deberían hacerlo, y él se las come todo el tiempo.

—Joder —gimo, mis pelotas se tensan y mi cuerpo se calienta. Este vídeo no ha durado lo suficiente, y mis vídeos rápidos nunca tienen la misma calidad. Mis suscriptores no vienen a mi canal para restregarse uno deprisa. Vienen por la experiencia de pertenecer a mí durante veinte minutos.

Respiro profundamente, quito la mano de mi polla y sacudo la cabeza para desterrar de mi mente los pensamientos prohibidos sobre Beomgyu.

—Sigue así y vas a hacer que me corra demasiado rápido —lo reprendo con voz suave, bajándome hacia atrás en mi silla y sacándome el resto de mis jeans. No oculto el sonido entrecortado de mi respiración mientras calmo los latidos de mi corazón. Todo es parte de la experiencia. A mis espectadores les encanta el realismo crudo de mis escenas. Les encanta sentir que están aquí conmigo. Durante estos veinte minutos, soy su papi.

A veces les gusta demasiado. Me estremezco al pensar en las cartas que he recibido de fans que han imaginado una relación completa entre nosotros dos. Al menos eso es suficiente para calmar mi libido. El calor en mis venas se asienta y saco el trasero de silicona realista que guardo en el cajón superior de mi baúl de juguetes, junto con mi paleta de cuero favorita. La paleta es suave por un lado y la palabra Papi está grabada en el otro, para dejar la palabra marcada y magullada en un niño dispuesto.