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Nuestra misión se había completado con éxito, pero podía distinguir el disgusto en el rostro del señor Jin. Mi mirada no se despegaba del cuerpo sin vida de Naksu, debía reconocer que me ponía triste. Desde pequeña la observaba de lejos, yo conocía la identidad del señor Jin, así que por eso mismo él me impedía acercarme a ella. Aunque hubieron veces que si nos encontramos y ella descubrió mi identidad.

—El cuerpo de Naksu está aquí, pero su alma esta en otro cuerpo—El señor Jin explico.—Les daremos nuevos cuerpos, lo haremos con la alquimia de almas. 

Me encontraba a un costado de él. Todos los presentes portábamos túnicas que cubrían nuestros rostros, evitando cruzar miradas, solo oíamos su voz y todo lo que tenía para decirnos al respecto de todo lo sucedido con Naksu.

—No teman sacrificarse por mi—Finalizo su discurso.

—Si señor—Respondieron todos los demás al unisonó.

Solté un suspiro antes de salir de aquel lugar, era consiente de lo que sucedería, así que le di un último vistazo al cadáver de Naksu y salí del lugar.  

—Señor....

—Silencio.

Acaté su orden. Antes de salir de aquella pequeña cabaña nos quitamos las túnicas que cubrían nuestra vestimenta e identidad. El señor Jin salió primero, afuera se encontraban esperándonos los guardias de Cheonbugwan.

—¡Fuego!—Grito por lo alto Gilju.

Todo esto era parte del plan. El señor Jin no quería testigos de lo ocurrido, así que reunió a todos los sobrevivientes de la reciente misión para poder liquidarlos. Los guardias no tardaron en acatar las ordenes y comenzaron a lanzar flechas contra la caballa, todos los que se encontraban al interior morirían. 

—Min-seok, puedes irte—El señor Jin se giro a verme.—Tengo que reunirme con el rey, Gilju, tu vendrás conmigo.

—Si señor.

—¿Eso fue todo?—Comenté.—Mejor me hubiera dejado libre antes, no hice nada, por úl...

—Min-seok.

—Gilju, silencio—Moví mi mano.—Me enfrente contra los hechiceros de Jeongjingak, peleé codo a codo contra ellos, mínimo merecía decir "fuego"

El señor Jin se limito solo a observarme, por otro lado Gilju golpeó levemente mi brazo, era su manera de decirme que guarde silencio. 

—No guardaré silencio, Gilju, tú te llevaste todo el merito, no es justo—Cruce mis brazos molesta.

—Ten, ve a comprarte lo que quieras.

El señor Jin me extendió una bolsa con monedas, una leve sonrisa se apodero de mi rostro.

—Señor Jin, usted es el mejor—Le dedique una sonrisa.—Si me necesitan, ya saben donde andaré.

—Ten cuidado, deja de merodear tanto por el mercado.

—Tú no conoces la buena vida, Gilju.

Y sin esperar una respuesta de su parte me aleje con una sonrisa.

—Sigue siendo una niña.

......

No había pasado mucho tiempo desde que había cerrado mis ojos, había estado tomando estos días de descanso, pero como no todo podía ser tranquilidad.

—¡Niña, despierta!

—No.

—No es pregunta, es una orden—Gilju siguió molestando.

—El jefe...

—Naksu puede estar viva.

Y basto decir ese nombre para que todos mis sentidos se activaran al segundo.

—¿¡Naksu!?

—Shh, no grites.

—¿Qué sucedió?—Pregunté en susurro.

—Una bengala fue lanzada desde Danhyanggok—Explicó en un susurro.—Tenemos que ir enseguida.

—¿El señor Jin lo sabe?

—Él ya fue avisado—Comentó.—Nos ha mandado a investigar.

Y sin perder más el tiempo, tomamos una balsa rumbo hacía Danhyanggok. 

—¿Qué sucederá si la encontramos?—Pregunté sabiendo la respuesta.

—La mataremos.

Ninguno mencionó nada más durante el viaje. Al llegar al valle, donde se encontraba la demolida casa de Naksu encontramos algo que nos llamó la atención.

—Ella quiere vernos.

Di un pequeño vistazo a lo que él observaba, un placa espiritual estaba plasmada en el papel.

—Iremos al mercado.

—¿Es el punto de encuentro?

—Ella lo decidió.

.....

Ya había amanecido, reunimos unos cuantos guardias del Cheonbugwan y nos dirigimos hasta el mercado.

—¿Estás seguro que estará acá?—Cuestione observando el lugar.—No pare.....

—Ella vendrá acá, nosotros la esperaremos.

Asentí, nos adentramos al interior del mercado, observe el interior. Habían demasiadas personas, pero ninguna me daba la impresión de ser un cambia almas.

—Busco una placa espiritual—Gilju le hablo al líder.

—Enseguida llamaremos a la persona—Indicó a un chico.—Por mientras, los llevaré a una habitación.

Con cierta cautela los seguí, me encontraba nervioso, la matarían sin piedad, no quería ser participe de eso.

—Niña, colócate a mi lado.

Asentí colocandome a su lado derecho. Los demás guardias se encontraban enfrente de la puerta. Bastaron un par de minutos par que la puerta fuera abierta. Una chica, con delicadas facciones, pero con una sonrisa arrogante se adentro a la sala.

—¿Usted vino por esto?—Le enseñó la imagen de la placa a Gilju.

—Vine a comprar la placa espiritual—Contesto con poca amabilidad.

—Vino al lugar correcto—La chica mantuvo su sonrisa.

Nos enseñó la placa espiritual que sostenía en su mano. Se ha sentenciado. Gilju la observó durante unos segundos, posteriormente se levantó con cuidado y agarro su espada. La sonrisa de la chica se borro al notar sus acciones, intento correr, pero los guardias lo impidieron.

—Ya no sirve.

Y posterior a esas palabras, el grito desgarrador de la chica se escucho. La habían matado. Otro de los guardias salió enseguida a dar aviso de nuestra presencia para disimular lo sucedido aquí dentro.

—Vamos, llevense su cuerpo.

Gilju fue el primero en salir, todos los demás lo seguían, uno de ellos con el cadáver. Me mantuve unos segundos más en la habitación antes de salir detrás de ellos.

Arreglé el pañuelo que cubría mi rostro y baje las escaleras. Una extraña presencia llamó mi atención, una chica nos miraba con sorpresa. Al pasar por su lado, nuestras miradas se encontraron. Detuve mis pasos.

Pero ella desvió su mirada.

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