Prólogo

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"Mierda...", un enojado rubio hacia su maleta de mala gana, acaba de tener una discusión con sus padres por algo que él consideraba una tontería, y aún más estúpido era la decisión de su padre, Judge, de mandarlo con su abuelo, "Juro que se arrepentirá... ni que fuera para tanto."

"Aparecer borracho a una de las cenas más importantes para nuestros padres debido a que te pusieron los cuernos por ... ya no recuerdo el número", la peli rosa recostaba su peso en el marco de la puerta mientras miraba a su adorado hermano, cerrar con furia su maleta, "al menos te hubieras ido de frente a tu cuarto", se rio cuando este volteo a verlo con cara de pocos amigos.

"Yo... bueno... si fui un poco idiota, solo un poco", dejo la maleta a un lado mientras tomaba su mochila para guardar sus cuadros de fotos y otras cosas importantes, "aparte en esa fiesta solo me querían presentar con alguna hija de sus socios... sabes que estoy cansado de eso."

"No los puedes culpar, andas de mujeriego con cada mujer que encuentras o en peleas porque algunas resultan tener pareja, ellos piensan que si te estableces será mejor", acomodo su cabello detrás de su oreja, "aparte, no entiendo que tiene de malo, tú adorabas ir con el abuelo, siempre te metías en su cocina para aprender de él y de mamá, seguro serás más feliz en ese pueblo que en la gran ciudad."

"Pero sería más feliz si yo lo decido...", el rubio miró una pequeña foto vieja que encontró metida entre sus viejos cuadernos de colegio, la foto estaba amarillenta y un poco rota, aunque se podía observar a un pequeño Sanji junto a otros niños que no recordaba muy bien, habían pasado trece años desde la última vez que fue a ese pueblo.

"Considéralo un empujoncito", Reiju se acercó a su hermano, "quién sabe y te reencuentres con ellos."

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