CAPITULO 10: LA CUBETA

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Eliyah se lavaba la cara, completamente solo en el cuarto de baño. El agua que salía del grifo estaba fría y hacia un ruido que llenaba aquel pequeño espacio, evitando que el chico pudiera entender los murmullos que llegaban desde el pasillo.

-<<¿siguen ahí?>>- pensó, cerrando el grifo dificultosamente con la mano derecha <<no dejan de perseguirme>>- luego se secó las manos con una toalla y salió, viendo a sus padres, que esperaban junto a las escaleras.

-te despertaste mas temprano de lo normal- le dijo su padre, por su parte su madre asintió.

-es fin de semana, ¿no preferirías dormir un poco mas? el doctor dijo que si descansabas podrías ir a la escuela la el lunes <<aunque no me agrade la idea...>>.

-no tengo sueño, he dormido bien, gracias mamá.

Pasó cojeando por el lado de sus padres y bajó por las escaleras, ambos se le quedaron viendo y luego (cuando el chico se alejó lo suficiente) intercambiaron susurros.

-me cuesta creer que me desmayé, debió ser el estrés, ¿Por qué tengo que ser tan idiota? lo asusté de muerte- dijo ella con las manos sobre el pecho, justo por encima corazón.

-deja de culparte, nadie ha conseguido recuperarse desde eso, solo tenemos que tomarnos las cosas con mas calma, él... olvídalo.

Bajaron tomados del brazo, dando cautelosos pasos y viendo hacia abajo, grande fue su sorpresa cuando vieron a Eliyah dirigiéndose hacia la sala de estar, vistiendo una chaqueta de invierno negra y llevando al hombro una vieja mochila roja.

-alto ahí, ¿a donde vas?- le preguntó su padre.

-voy a ver a Payton, no creo que me tarde mucho, llevo mi celular.

-sacaré el auto de la cochera, Tori, Eli, esperen aquí.

-de hecho, papá, preferiría ir caminando- lo detuvo el chico -es de día, y la policía está siempre vigilando el camino, ¿puedo ir caminando?

Por un momento, el Señor Roy estuvo a punto de negarse rotundamente (sus manos ya estaban sacudiéndose frente a el mientras buscaba las palabras correctas para hacerlo), sin embargo, con un pequeño tirón en su suéter su esposa lo detuvo.

-pongamos un punto medio, vayan los dos al departamento de Payton, caminando, tampoco es que esté demasiado lejos como para necesitar hacer uso del auto.

-...bien- murmuró Eliyah.

-suena justo.

En cuestión de un par de minutos, padre e hijo ya estaban recorriendo las frías calles de Yellowknife. Rápidamente dejaron su vecindario y se acercaron a donde las edificaciones comenzaban a volverse un tanto mas altas. El aire, como era de costumbre, estaba helado y los alrededores escasos de gente; los pasos de los dos sonaban como crujidos sobre el asfalto.

-y... ¿Qué tal te sientes?

-pues, aburrido, mas que nada me he sentido aburrido ¿Qué tal te va en la planta?

-hay algunos problemas con la producción, la administración de los turnos es ineficiente.

-entonces no ha cambiado demasiado.

La charla acabó tan pronto como empezó, y los intentos por revivirla fueron nulos, por lo que en silencio llegaron ante la fachada de un mediano edificio departamental y juntos entraron por la puerta. Dentro las luces eran débiles, de una tonalidad anaranjada que se proyectaba por encima de las azuladas paredes y lo muebles de madera que adornaban el recibidor. Había un recepcionista, el hablaba con una jovencita de gorra que le daba la espalda a Eliyah y a su padre.

BLUTIGE KLAUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora