Su mañana había sido de todo... Menos escandalosa, o irritante, y se levantó de la cama con un aura tan calmo y radiante.
Algo que sucedía una vez cada meses, o un par de años, ella no se molesta en contar el tiempo.
Se estiró cada parte del cuerpo, desde su espalda y brazos hasta sus pies y cada dedo suyo.
—— Ya he despertado... —— Usó un tono suave pero firme al escuchar, estando segura de que será suficiente para que su única confidente en el aquel Palacio venga a asistirla.
Como si fuera un llamado espiritual, la puerta fue rápidamente abierta de par en par apenas terminó su llamado matutino.La figura que entró sin avisar se reverenció apenas puso un pie en la recámara, siendo ignorada por la Princesa peli rosa en la cama, quien iba hacia un escritorio al lado de la cama, reverenciandose únicamente con la cabeza a los cuadros de las difuntas.
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