Capítulo 4: Mawnan Smith

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La madrugada le dió pasó a la mañana, ya eran las 10, Melody, Isaac y Edith se encontraban conversando acerca de lo que harían ese día, la joven de ojos esmeraldas se encontraba preparando un café con un poco de leche y un pequeño paquete plástico de café comercial, almenos un poco de azúcar habia traído consigo en una taza de tamaño mediano, ella ya había vertido todos los ingredientes en el recipiente de arcilla, los cuales empezó a mezclar con su dedo hasta su punto, la cara de Melody al ver esto, fue un "4", no podia creer que estuviese utilizando su mano sin lavar, para alguien que proviene de un instituto en el cual la comida y la bebida, pasan por rigurosos procedimientos para evitar algún tipo de contaminación o incluso, evitar que alguno de los productos se encuentren fuera de su "dias de uso", es decir, que estos se encuentren caducados.
La cara de la joven era de incredulidad, vergüenza y asco, un mar de pensamientos se volvió una tempestad con el simple hecho de mezclar "inocentemente" un poco de café con un dedo desnudo, con cada vuelta que daba el dedo, ella perdía la paciencia y sus ojos se mantenían clavados en el recipiente, su cara decía todo, era casi como si ella quisiera gritar a todo pulmón "¡Detente!, ¡¿Qué demonios estás haciendo?!"
-E... ¿Edith...?-
-¿Qué pasa, Melody?- respondió Edith, quien aún tenía su dedo dentro del líquido
-¿Por qué metiste tu dedo en el café?- preguntó la jóven con una voz monótona, sin sentimientos alguno.
-Para mezclarlo, ¿Por qué?- preguntó ella
Hubo un silencio en la estancia, un silencio que duró por unos segundos hasta que Melody vió como Edith tomó un sorbo de este café "corriente", la jóven no pudo aguantar más y con un pequeño grito, ella respondió.
-¡No! ¡¿Por qué lo hiciste?!-
-¿Qué? ¿Que pasa?- preguntó Edith preocupada.
La joven vió como Melody llevaba sus manos a la cabeza y se recostaba sobre la mesa, parecía como si ella se hubiera enterado de una tragedia debido al tono de voz y a las acciones que llevaba a cabo.
-¡¿Por qué te lo tomaste?! ¡Esa cosa ni siquiera era café y estaba contaminado!-
-Melody, cálmate, ¿De que estás hablando?- pregunto Isaac confundido.
-Espera, ¿Te refieres al café?- preguntó la joven con la mente llena de dudas, ¿Qué había hecho ella para que Melody se comportará de esa forma?
Según ella, solo había preparado un café con agua fría y cosas que tenía a mano para despertarse, lo cual es comprensible debido a la carencia de una estufa o similar para calentarlo y mucho menos tenía algún objeto con el cual mezclar el líquido apropiadamente, por no decir que olvidó conseguir una cuchara para esta situación en específico.
-¡De dónde vengo te hubieran colgado de la torre Eiffel por este sacrilegio!- dijo Melody, estaba desesperada y parecía que el simple hecho de "mezclar un café con un dedo" había hecho daño a una parte muy específica en ella.
-¿Y de dónde vienes para actuar de esa forma? Es un café, no hay que exagerar tanto- dijo Isaac en un tono burlesco.
-Jamás he visto a alguien preocuparse tanto por un café que venden en un supermercado, mucho menos de esa forma- agregó Edith.
-¡Soy de Francia y claro que me preocupo hasta por el más mínimo detalle en la comida!- respondió Melody quien rápidamente se levantó de su asiento y apuntó con su dedo a Edith, su cara estaba llena de enojo, como si la joven de ojos verdes hubiera tocado una fibra sensible en la francesa.
-... Ah, eso explica el por qué- dijo Isaac.
-Ay cosita, eres un pequeño Gordon Ramsay-
Edith quien seguía tomándose su café, no podía dejar de observar a la joven que estaba frente a si, era todo un espectáculo verla haciendo una escena solo por un momento café, aunque también la comprendía, pues era normal que cualquiera se molestaría si la encontrasen haciendo lo mismo otra vez, entendió el punto al que Melody quería llegar, pero simplemente no podia dejar de reir con cada frase que salia de su boca
-Oh vamos Melody, es solo un café, preocúpate si es un "Filet Mignon" o un "Callo de Hacha"- dijo Edith entre risas.
-¡No! ¡No, no y no! ¡Me niego rotundamente en seguir soportando este insulto hacia la salud y la gastronomía!- respondió Melody de forma enérgica.
Su cabeza daba vueltas intentando procesar como es que Edith no entendía la gravedad de sus acciones, ella ya temía lo peor, tenía la certeza de que alguna bacteria o microorganismo similar hubiera entrado al organismo de su compañera y que empezace una reacción en cadena que termine con una enfermedad fulminante que la pondría en un estado de salud tan grave que no pudiese levantarse de su cama en meses.
-Vamos Melody, no es tan grave- dijo Isaac -Ademas ¿Qué problemas hay con retar al organismo de vez en cuando? Algún día lo entenderás-
-¡No, no lo entiendes! ¡Esto no es por mi, es por ella! ¡Me importa un bledo el café, es ella la que me preocupa!- respondió Melody
-Espera, ¿Yo? ¿Desde cuándo? ¿Por qué?- preguntó Edith quien observaba a su compañera con ojos de circunstancia.
-¡¿Qué no lo ves?! ¡Acabas de tomarte un café que tenía tierra! ¡Tierra! ¡Almenos hubieras usado una toallita húmeda para limpiarlo antes de usarlo! ¡Puedes enfermarte por eso!- diría Melody desesperada -¡Te lo ruego, deja de tomar ese café!-
Edith pues comprendió a lo que se refería Melody, no estaba tan preocupada por el café, de hecho, a ella no le importaba el café, le importaba más su salud, quería que ella estuviese bien
Lentamente ella dejó el café sobre la mesa, antes de poder decir algo, fue interrumpida por Hernán quien apenas se había despertado, y no por la necesidad de hacerlo exactamente.
Al asomarse por el saliente del colchón, Edith e Isaac, en especial el segundo, sabían que era un "pecado" el despertar a Hernán sin motivo alguno, pudieron ver como su boca se abrió lentamente para dejar salir un largo bostezo, se notaba cansado, no había tenido una buena noche y para nada se le veia contento, sus ojos se movieron lentamente hacia abajo, justo donde Melody se encontraba, sentia como los ojos del aragonés se clavaron en ella, los sentimientos que venían del aragonés se sentían a tal punto de casi ser tangibles, la mirada de furia y cansancio se hacían con todo pensamiento, solo unos segundos hicieron falta para que Hernán empezase a hablar.
-¡Espero halla una razón de peso, una muy buena razón, como para despertarme con el sonido de una gallina que anda cacareando a todo volumen!- dijo Hernán relativamente molesto -¡¿Saben cuanto cuesta dormir aquí para que vengan y te despierten?!-
-¡Perdón, pero no creí que...!- diría Melody antes de ser interrumpida por el aragonés
-Melody, si supieras lo complicado que es dormir mientras alguien te patea toda la santa madrugada como si fuese niño chiquito haciendo un berrinche, además de escucharte diciendo: "¡No! ¡Yo quiero comer ese pato!" A cada santo rato, créeme que entenderías mi situación- 
La jóven se quedó calla mientras escuchaba como Edith e Isaac se echaban a reír al escuchar como Hernán relataba las cosas que ella decía mientras estaba dormida, aunque ella ya no sabia que era peor, si eso, o el detalle que ella lo habia estado pateando durante toda la noche a pesar de estar en un lugar que deberia ser imposible de alcanzar para sus pies.
-¡O-oye eso no tiene fundamento alguno! ¡Me estás calumniando!- dijo Melody -¡Además, no tienes pruebas! ¡No pude haber sido yo quien te estaba pateando! ¡Seguro son estos colchones que tiene algo raro!-
-¿Qué no?- Dijo Hernán mientras bajaba lentamente de la parte de arriba de la litera
-Melody, en todas las santas noches que he dormido en este tren desde que empecé a estudiar aquí, jamás he dormido tan mal, es más, jamás había sentido que me dieron una golpiza apenas caía dormido aquí, fue apenas hoy cuando todo empezó- 
-¿Y eso que tiene que ver?- preguntó Melody.
-¿Cómo que qué tiene que ver? Hija, tu eras la que estaba en la parte de abajo y de paso podía escuchar como te movías cada 5 o 10 minutos para poner tus pies en la parte de abajo de mi colchón- argumentó el joven -Es más, diría que fue Isaac, pero primero que nada, el no patea, el parece que está teniendo una pelea de box profesional, y Edith parece que está pasando el día más estresante de su vida, por qué habla dormida como si se estuviese peleando con alguien-
-¡Oye, eso solo pasa de vez en cuando!- dijo Edith algo sonrojada y molesta por aquello que dijo Hernán -¡Esas intimidades no se dicen!-
-Edith, eso no es una intimidad, todos los saben- respondió Isaac.
-¡Hush! ¡Silencio!- 
La expresión de Edith acerca de "exponer" tales cosas que solo le ocurrían a ella le pareció algo de lo cual no se tenía que hablar, mucho menos frente a una compañera nueva.
-Bueno, ya déjenlo así todos, solo no me despierten sin motivo alguno otra vez; ¡Y por favor nada de gritos!- terminó Hernán.
El grupo ya se encontraba más tranquilo al hablar sobre todo el asunto que había ocurrido y llegar a un "acuerdo" que beneficiaria a todos, ojalá y ese acuerdo dure eternamente para ellos, el tiempo pasaba rapidamen en el lugar, aunque aún faltaba algo de tiempo para llegar a Mawnan Smith.
Hernán, Isaac y Edith ya se encontraban revisando nuevamente sus mazos, bloques gruesos de hasta 40 cartas cada uno, algunas cartas, como las de la joven de ojos verdes, se encontraban protegidas por micas plásticas, mientras que las de Isaac ya se encontraba ligeramente maltratadas por el paso del tiempo, el aragonés aún las mantenía en un buen estado a pesar de todo lo que habia ocurrido, era como si no hubiese pasado un día desde que el las habia recibido.
Nadie hablaba, a lo cual, Melody decidió romper el hielo con una simple pregunta
-Y... ¿De dónde son ustedes?-
Los tres jóvenes voltearon a ver a Melody de re ojo, Isaac se mantuvo callado mientras esperaba quien iba a ser el primero en responder, apenas y Hernán abrió ligeramente su boca, Edith ya habia empezado a hablar sobre su origen.
-Bueno, para empezar, mi nombre completo es Edith "Regulus" White, aunque a los profesores les encanta llamarme únicamente como "Regulus", no se quién les dijo a mis padres sobre ese apellido pero me encanta, soy de Yukon, Canadá-
-¿Yukon? Cristo bendito, estás en el borde del mundo- dijo Hernán sorprendido
-Oye, no está tan mal, estaría peor si estuviese en Alaska, ahí ni siquiera puedes ser Feliz- respondería Edith -Solo son temperaturas bajo cero durante las noches y el invierno más, perdón por mi "francés", más jodido, posiblemente de todo el planets tierra despues del invierno ruso-
-Pero, Edith, eso no fue francés- interrumpió Melody.
-Oye, déjala, todos tenemos un momento donde todo vale, deja que la "niña" se exprese-
La joven Mozart se mostró medianamente irritada, no podía creer que el comparar las palabras mal sonantes con un dialecto como el suyo, sin embargo, antes de que ella pudiese argumentar, fue interrumpida otra vez, está vez por Isaac.
-Ademas, creo que ella se merece el expresarse también, México tiene sus pros y sus contras-
-Oye es cierto, ¿Tu eras de Tamaulipas, no?- preguntó Hernán
-Nací en Tamaulipas, viví en Tijuana y estudié en los Angeles, lo mejor de dos mundos-
-Carajo, que vida más ajetreada- dijo la joven de ojos esmeraldas -¿Y que tiene de malo el estudiar en los angeles?-
-¿Que que tiene de malo? Hija mía, ¿No viste las noticias del mes pasado? Masacraron a quien sabe cuánta gente en Columbine, ¿Quien quita que en los angeles ni se haga lo mismo? Además la delincuencia estaba por las nubes en esos días, la guerra contra las drogas hizo una mierda las calles, y ahora la guerra contra el narco está haciendo mierda a México también, México lindo y querido, siempre lejos de ti, por qué tú mismo estás hundido en un crater del carajo del cual no puedes salir; Amén- 
-Oye, almenos ustedes pueden vivir ligeramente tranquilos sin que alguien se quiera expropiar sus casas, En España hasta el señor sin hogar puede meterse a tu casa y no le puede hacer nada por qué tienes que atender todas sus necesidades y mantenerlo, y sin embargo, aquí estamos, Aragonés de 5 generaciones, endémico de España pero me siento más identificado como un latinoamericano, no tengo oro robado, pero si orgullo, orgullo de no ser un idiota con un pasado idealizado que le hace alabanzas a los reyes católicos, muerte a la corona y larga vida a Michael Chricton- diria Hernán.
Melody se encontraba confundida por todo lo dicho con anterioridad, ella no daba crédito a todo lo que escuchó en aquel momento, tantos datos y tantas cosas fuera de lugar o que desconocía su significado, su mente daba vueltas intentando procesarlo todo y aún asi, no podía dar crédito a todo lo que estaba escuchando.
Ella solo pudo intentar seguir el ritmo de la conversación, tomando un poco de aire y aclarando su garganta, empezó a hablar.
-Bueno, Yo soy Melody, un gusto conocerlos a todos ustedes, veo que tienen historias muy interesantes, pero... Yo no tengo mucho que decir, vengo de Francia, París para ser exactos, una ciudad muy bonita pero llena de gente que huele raro, pueden decir que soy una niña de papá si eso gustan, la verdad nunca he tenido dificultades gracias a que mis padres me dieron todo desde niña, aun así eso no me afectó mucho en mi forma de ser... De hecho hasta me parece raro que nunca se hallan cansado de conseguirme todo lo que les pedía, aún si fuese la cosa más pequeña del mundo-
-Valla, ¿Familia adinerada?- preguntó Isaac.
-Algo así, las ventajas de venir de una familia de clase alta... Y valla desventajas también hay- agregó Melody -A veces solo te ven como una simple ricachona y creen que siempre has logrado llegar lejos en tu vida por el simple hecho de tener dinero, no es como que me importe, pero la verdad no me gusta el tener que depender del dinero como moneda de cambio para ser alguien en la vida-
-Veo que tienes muy planteado lo que quieres ser como persona, Melody- dijo Edith sorprendida
-A veces es más digno mancharte las manos y arrastrarte en el fango para encontrar tu propio camino a tener que lucir zapatos y ropas de ricos para únicamente ser reconocido por ser "El tipo o tipa con más dinero de tal parte", no soy de eso, para nada, y jamás lo seré- dijo la joven francesa mientras le daba un ligero golpe a la mesa de madera -¡Soy rara y punto!-
-Melody, ¿Que tiene que ver eso con que vienes de una familia con un buen capital?- preguntó Hernán.
-¿Has escuchado hablar de una Francesa que no le gusta el queso y que se baña 3 veces al día, todos los días?- preguntó ella.
-... Espera, ¿Qué?-
-Si, así es, estás viendo a una francesa única, amigo mío,¿Hueles eso? Eso no es perfume, es shampoo, un shampoo que huele demasiado rico como para no usarlo, es olor lavanda-
-... Aleluya, ya era hora de que empezaran un cambio, estoy harta de la peste que los franceses llevan a todos lados- dijo Edith con una expresión de alivio.
-Creanme, por cosas muy personales me gusta bañarme 3 veces al día, posiblemente sea malo para mí piel a largo plazo, pero es mejor estar limpia en lo posible- respondería Melody de una forma más calmada.
-Pues valla orígenes tienes, Mozart- diría Isaac de forma sarcástica.
Los jóvenes siguieron hablando por el resto del camino, las conversaciones tenían y no tenían sentido a la vez, cambiaban de temas tan rápido que simplemente era imposible seguirles el ritmo, un grupo como ningún otro, un Mexicano, un Español, una Francesa y una Canadiense, si no fuese por las cosas por las que ellos habían pasado y por haberse aceptado a pesar de sus diferencias, era muy probable que estos se hubiesen separado hace ya mucho tiempo, la atmósfera del lugar a dónde fuesen estos 4 era de una especie hermandad, un lazo que jamas sería destruído sin importar que pase, Melody apenas era una nueva integrante de este grupo, solo habia conocido a sus compañeros apenas hace unas horas atrás y aún así ella se sentía como si los hubiese conocido de toda la vida, la situación fue algo que la joven parisina jamás había tenido en cuenta a la hora de estar con este grupo, su habla tan informal y las palabras que usaban le recordaban a esos jóvenes que pasaban por delante de su colegio gritando y diciendo altanerías seguidas de insultos y similares, sin embargo, esto era muy distinto, la forma de hablar de Edith, Isaac y Hernán era informal si, pero no era tan malsonante como la de esos jóvenes, era como si ellos en realidad fuesen una familia... Hermanos...
Ella no lo sabía aún, pero ahora se encontraba en una nueva familia que estaba en un hogar lejos de su hogar, una familia donde no importaba si fueses francés, español, italiano, alto, bajo, blanco o negro, eras bienvenido con los brazos abiertos y eras considerado uno más de los hermanos del grupo, era algo muy diferente y acogedor, realmente ella no pudo evitar el unirse a esta conversación, era algo tan único, algo que la habia hecho salir de sus casillas de una forma muy positiva, ella memorizaba cada palabra que escuchaba y unía los cabos para encontrar su significado.
Era una experiencia que jamás hubiera podido tener si aún se encontrará en la academia de Gevaudan, era ese sentimiento de libertad y de poder expresarse que la mantenía al filo del habla y ahora... No podía sentirse de otra forma que no fuese el "estar viva".
Tras unos minutos más, la bestia de metal por fin llegaría a su destino, Mawnan Smith, los jóvenes veían por la ventana la estación la cual estaba llena de tanta gente que recordó mucho a esas imágenes de libros y revistas de historia antigua, donde los trenes eran una parte esencial para la sociedad si querían viajar grandes distancias en pocos días, dónde la unica forma de poder llevar suficientes colonos y recursos hacia lugares inexplorados era a través de los trenes que tenian un horario finamente calculados para evitar desastres que costarían una gran cantidad de dinero en pérdidas materiales y vidas humanas.
Un trabajo noble, pero peligroso a la vez.

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