Capítulo 3: Trayecto

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La madrugada era aún presente en el bosque que recorrían en ese momento, las sombras y las luces hacían un entorno fantasmal a los ojos de todos, la mayoría se encontraba en un profundo sueño debido a la hora, había 1 solo alumno que se encontraba despierto apenas a las 5:20 AM, ese era Hernán, quien se encontraba admirando el paisaje nocturno de los bosques británicos a través de la ventana.
Era un tiempo de calma después del combate que tuvo con Selvaria minutos antes, se encontraba sopesando y haciendo sus pensamientos la música que lo mantenía despierto en ese pacífico trance, se notaba pensativo y no se movía mucho para evitar molestar a Melody, quien estaba durmiendo al lado suyo, se notaba tan tranquila en su profundo sueño que no le pareció extraño encontrar tierna esa escena, al frente, se encontraban Edith e Isaac durmiendo de manera silenciosa, ella se encontraba abrazando a su amigo, quien parecía ser su hermano menor en cierta forma, el aragonés no pudo evitar el sonreír con aquella dulce vista que tenía frente a si, a el siempre le había parecido curiosa la relación que tenían con ella, sentía que ella le traía de nuevo los sentimientos y la tranquilidad que una vez perdió cuando su hermana desapareció, era una forma de llenar el vacío que dejó su desaparición, aún así, el sentimiento de soledad era algo normal para el a veces, el saber que al final se encontraba solo y sin guías más allá que sus abuelos lo hacían sentir aún más alejado del resto.

Era un tiempo de calma después del combate que tuvo con Selvaria minutos antes, se encontraba sopesando y haciendo sus pensamientos la música que lo mantenía despierto en ese pacífico trance, se notaba pensativo y no se movía mucho para evitar mol...

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Era una sensación de vacío la que sintió en ese momento cuando recordó ese día, el día cuando le informaron que su hermana había desaparecido sin dejar rastro, lentamente el sentimiento de amargura y vacío fueron quedando atrás para volver al presente, para volver al momento en el que el estaba luchando con Selvaria.
Muchos sentimientos encontrados se entrelazaron en un baile eterno de inseguridades, pero mas allá de eso, solo eran penas dando su triste canto en la oscuridad y el vacío de su mente
-Señor... Perdonela, no sabe lo que está haciendo- susurró Hernán quien seguía viendo fuera de la ventana, observando el paisaje nocturno.
Lentamente, el joven se levantó y caminó hacia el lugar donde habían dejado sus cosas, justo al lado de la puerta, de forma silenciosa comenzó a buscar en su mochila un pequeño libro no más grueso que el ancho del dedo meñique, acompañado de una pequeña lampara de mesa que había traído consigo que no media más de unos pocos centímetros de ancho, este volvió a dirigirse hacia su lugar, agradeciendo que los vagones estaban separados por segmentos y tenían cubículos de 4 mts largo por 8 mts de ancho con paredes de madera que dividían una sección de otra.
De forma cautelosa se dirigió nuevamente a su lugar, el cual era la parte baja de una litera, nuevamente volvió a ver a sus compañeros y amigos para ver si seguían dormidos, efectivamente, su sueño era tan profundo que parecía que no podían ser perturbados por nada ni por nadie.
De forma cautelosa se volvió a sentar en el colchón, observando como Melody se movía un poco por el hundimiento de la superficie bajo el peso de si mismo.
Colocando la lámpara sobre la pequeña mesa frente a si, sacó su libro y empezó a hojearlo en búsqueda de una página en específico, el título del libro recitaba: "Cantos Gregorianos y Canticos Olvidados", escrito en letra cursiva con una tinta de color negro.
Tras hojear por un rato, el joven llegó a la página que buscaba, un cantico en específico que traía un escenario lleno de dudas y remordimientos acerca del juicio del todo y del todos, el "Dies Irae", aprovechando la tranquilidad del lugar, Hernán tomó aire y poco a poco, empezó a recitar el cántico antigüo en una forma lenta, suave y callada.

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