Prólogo

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Siendo iluminada por el cielo nocturno y brillante, una gata negra de ojos ámbar brillantes como estrellas se sentó bajo un gran y saludable árbol donde su pelaje, que parecía tener estrellas en él era mucho menos visible. La suave brisa que movía las hojas el agradable silencio del lugar le hizo sentir segura y más calmada, aunque sabía que no podía quedarse así para siempre. Incluso si ahora en el Clan Estelar no debía preocuparse por el alimento, aún habían cosas por las que todos los gatos estelares debían preocuparse.

La gata oscura se acicaló el pelaje con calma y sin prestarle demasiada atención al hermoso paisaje que se encontraba frente a ella, sin embargo, sus oídos estaban atentos al crujido de las ramas del árbol y el suave ronroneo de otro felino cerca suyo. La gata que alguna vez había liderado el Clan del Trueno se limitó a mirar hacia arriba, soltando un suave maullido de alegría.

– Estrella Negra, es bueno verte de nuevo.– Desde una de las ramas del árbol bajó rápidamente un atigrado gris, haciendo un corto saludo con la cabeza y sentándose junto a la líder.

– Estrella Rocosa.– Saludó Estrella Negra, repitiendo el gesto del antiguo felino.

El atigrado entrecerró sus ojos verdes con alegría, moviendo la cola suavemente de un lado a otro mientras admiraba la vista del Clan Estelar, pese a que él llevaba incontables lunas viendo los mismos terrenos de caza. Estrella Negra admiraba como el otro líder no parecía tan preocupado como ella por las cosas, y como nunca parecía aburrido de su vida como gato del Clan Estelar.

– ¿Oíste lo de Estrella de Cernícalo y Hoja de Manzana? – La gata negra empezó a acicalar su pelaje nuevamente, pero se detuvo inmediatamente al notar que el otro líder negó con la cabeza. – ¡Tú fundaste su clan! ¡¿Cómo no te enteras de esas cosas?! –

– Calabaza me estaba hablando de lo que va a pasar con Hoja Escarchada...– Respondió el antiguo líder del Clan de las Montañas Altas con un ronroneo que confirmaba el agrado que sentía ante la presencia de la vieja solitaria en el Clan Estelar, incluso si no tenía tantos vínculos con los clanes como parecía.

– Estrella de Cernícalo le dijo a Hoja de Manzana que ahora el Clan de las Montañas Altas estaba sin curandera por su culpa.– Comentó la vieja gata del Clan del Trueno. – Por poco se lanza a atacarlo.–

– ¡Eso es ridículo! No fue culpa de nadie.– Estrella Rocosa soltó un bufido de indignación.

– Ni siquiera nos debería preocupar de quien es la culpa.... ya todos sabemos lo que va a pasar ahora.– Agregó Estrella Negra.

– Quizás una advertencia más clara a los clanes les sería útil....– Murmuró el atigrado gris. – Las profecías de algunos gatos solo están asustando a los gatos vivos.–

Estrella Negra notó el desagrado de Estrella Rocosa al decir "algunos gatos", pero en realidad la felina compartía ese sentimiento: las profecías demasiado enredadas iban a provocar que los gatos vivos tomaran las decisiones incorrectas.... si ya no lo habían hecho ya.

– Si seguimos discutiendo, las cosas entre los clanes solo van a empeorar.– Dijo Estrella Negra, clavando sus garras en la tierra suavemente.

En realidad, ya estaba claro que las cosas iban a ser mucho peor ahora que el cielo se despejó, tal y como habían comentado algunos gatos lunas atrás. Sin embargo, la gata negra estaba segura de que ellos mismos tenían la culpa por lo que pasaba con los gatos vivos.

Y al menos ella no podía hacer mucho al respecto.

– Vamos a discutir aún más cuando debamos decidir que pasará con él, ¡Va a ser horrible! – Exclamó Estrella Rocosa, mirando hacia abajo, como si estuviese viendo al gato blanco al que tanto temían los clanes en ese momento.

– Para entonces nuestro mayor temor se hará realidad....– Suspiró la antigua lider.

– ¿No sería mejor advertirles? – Interrogó el macho atigrado gris, moviendo las patas delanteras de una forma muy nerviosa.

– No sé.... – Musitó la gata.

La gata recordó como desde cachorra le habían dicho que el Clan Estelar tenía todas las respuestas, mentira que hasta ahora se transmitía a los gatos de clan desde cachorros. ¿Pero realmente el Clan Estelar podría tener las respuestas que necesitaba ahora? ¿O era ya demasiado tarde para salvar a los clanes, incluyendo al Clan Estelar?

A varias colas de distancia, Estrella Negra y Estrella Rocosa distinguieron a tres gatos que se miraban desafiantemente, bufándose entre ellos por razones que solo ellos sabían, pero que probablemente eran absurdas. Ninguno atacó, sin embargo, ambos líderes sabían que sólo era cuestión de tiempo para que eso ocurriera en el territorio estelar. La gata negra suspiró con decepción al pensar en el prácticamente inevitable futuro de todos los clanes.

– Nosotros mismos vamos a acabar con los clanes por nuestras peleas.– Dijo Estrella Negra.


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En otro lugar, bajo la luz de la luna que se alzaba en el Manto Plateado luego de un día nublado y oscuro, una figura se movía ágilmente y en completo silencio. Esta avanzaba estratégicamente en el paisaje iluminado por la luz de la luna y las estrellas que, desde que se despejó el cielo nocturno, vigilaban los movimientos de cada gato vivo con preocupación.

Sus ojos se iluminaron de emoción y, a la vez, de odio y resentimiento al volver a ver la silueta de otro felino avanzando inocentemente, aún cuando su vida corría un gran peligro. El atacante sacó sus garras con una sonrisa que dejaba ver sus afilados colmillos, con los que esperaba quitarle la vida a quien venia siguiendo desde hace un buen tiempo atrás... alguien a quien había jurado venganza hace lunas.

La futura víctima caminaba con la calma de quien vaga en un territorio familiar, pero esa misma tranquilidad y confianza era la trampa que el atacante llevaba esperando tanto tiempo, ya que a quien pretendía matar no podría ni imaginarse que su vida estaba a punto de llegar a su fin... y probablemente el propio Clan Estelar lo tenia más claro que el agua cristalina del lago.

La mirada del atacante se mantenia siempre fija en su presa, con toda la certeza de que en cualquier momento esta se detendría y entonces sería el momento de actuar con rapidez y en silencio para lograr su objetivo.

La brisa que los habia estado acompañando a ambos se detuvo repentinamente, como si supiese lo que estaba a punto de pasar tan bien como las estrellas. La futura víctima entonces se quedó quieta para descansar, aún sin sospechar que su atacante estaba a muy pocas colas de distancia, y que en un solo segundo, estaría ya con sus garras y colmillos manchados de sangre.

– Es hora de acabar con esto...– Pensó al colocarse en posición de acecho, prácticamente conteniendo la respiración.

Con mucho cuidado, el gato se acercó lentamente a su víctima, lamiéndose los bigotes al pensar en la buena suerte que tenía al encontrarla lejos de sus compañeros de clan. Esta podría ser la última oportunidad para llevar a cabo su venganza.... y no iba a desperdiciarla

El sucio pelaje del gato estaba prácticamente pegado al suelo, sus patas estaban casi flotando y no se atrevía ni siquiera a respirar. Nunca había tenido tanto cuidado al acechar como ahora, pero tenía toda la certeza de que sus esfuerzos valdrían la pena.

Tenía que hacerlo. Tenía que vengarse.

Los Gatos Guerreros #3 - La Tensión de los Clanes: Caminos SombríosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora