Capítulo 10

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Todos en el claro se quedaron observando la escena, evidentemente asustados o al menos tensos. El atigrado que estaba junto a Estrella Soleada sacó las garras, pero no se movió. No fue el único que hizo eso.

– Todo el Clan del Cielo ha estado exagerando lo que me pasó, ¡Les están haciendo creer que soy un asesino! – Explicó, intentando no volver a gritarle a los gatos que hasta ahora lo habían tratado bien.

Aunque en el fondo Estrella Hueca tenía razón: Él sí había matado a más de un gato, pero no fue sin razón ni tan impulsivamente como todos creían. En realidad, si el Clan no hubiese exagerado las cosas, Zarpa de Serbal y Mancha de Ratón estarían vivos y Manto de Luz seguiría viviendo en el Clan del Cielo.

– Bueno, eso y si el Clan Estelar no fuese un lugar lleno de cerebros de ratón....– Pensó mientras Estrella Soleada se subía al tronco que quedaba al centro del campamento y con un solo maullido reunió a todos los felinos.

– Manto de Luz, tengo que hablar a solas con mis compañeros, ¿Podrías quedarte en la guarida de nuestros curanderos por ahora? – La gata anaranjada señaló con la pata una guarida tapada por las hojas de un sauce.

No tenía ganas de llevarse algún castigo, así que el gato blanco obedeció rápidamente, entrando a la guarida sin protestar.

Era una guarida amplia, sin mucha luz pero abierta en la orilla del río, por lo que algunos rayos de sol se colaban y le daban al lugar una apariencia tranquila que al menos la guarida de Pluma de Paloma en el Clan del Cielo no tenía.

– ¡Hola! ¿Puedo ayudarte en algo? – Una esbelta gata gris y blanca se levantó de uno de los lechos y se acercó al recién llegado. Era muy parecida a su hermana.

– Estrella Soleada me pidió que me quedara aquí...– Murmuró Manto de Luz, notando la calma de la gata ante un desconocido.– Soy Manto de Luz.–

– Me llamo Salto de Pez y soy la curandera más joven del clan, ¿Estás seguro que estás bien? Te ves muy sucio y delgado.– Dijo Salto de Pez, con una expresión de entusiasmo en sus ojos azules.

El solitario no alcanzó ni a abrir la boca cuando la gata gris y blanca empezó a buscar entre sus hierbas algo muy rápidamente. Estaba demasiado concentrada en su búsqueda, porque cuando un tercer gato entró a la guarida ella ni se movió para saludar.

Quien había entrado era la mismísima Estrella Soleada. No había expresión alguna en su rostro y simplemente se sentó junto a Manto de Luz, observando como la curandera agarraba una pequeña flor blanca con el centro amarillo y se lo daba al gato blanco, junto con una baya azul. Ambas estaban sobre una hoja grande.

– Te harán sentir mejor y les puse néctar de brezo para que tengan un sabor agradable.– Comentó la gata, que acababa de darse cuenta de la presencia de Estrella Soleada.

– Ya hablamos entre todos sobre lo que deberíamos hacer.– Comenzó la líder, con un ronroneo calmado.– Y creemos que lo mejor será que te quedes aquí hasta la Asamblea. Podrías ser de ayuda ahora que el río se está congelando.–

– ¡¿O sea que va a ser un guerrero del Clan del Río?! – Salto de Pez alzó la cola con emoción.

– Algo así.–

Manto de Luz tragó saliva y levantó la cabeza bruscamente ante el anuncio. No, no quería ser un guerrero del Clan del Río. No quería ser un guerrero de ningún clan, ni ahora ni nunca.

– No quiero ser parte del Clan del Río.– Gruñó, tensando los músculos y mirando a Estrella Soleada.

– Ya me imaginaba que no.– Respondió la líder, manteniendo su tono de voz sereno. – Pero serias tratado como un guerrero, independiente de lo que hayas pasado antes.–

Los Gatos Guerreros #3 - La Tensión de los Clanes: Caminos SombríosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora