Encuentro Inesperado

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—¿Te vas a quedar hasta tarde verdad?—pregunto mi compañera de trabajo.

—Si, ya sabes cómo soy, me gustaría terminar este proyecto de una—le respondí con una sonrisa.

—Bueno, hasta mañana

—Nos vemos

—Otro día más—suspire mientras salía de la oficina.

Estaba a punto de entrar a mi casa cuando una aura dorada me ilumino, no le tome importancia ya que creía que estaba delirando por la falta de sueño, al momento de cruzar la puerta una luz iluminó la sala dejándome sin visión por un momento, cuando la luz se disperso me di cuenta de que me encontraba en un salón pero no logre verlo bien ya que otra vez el cuarto se ilumino y esta vez me encontraba en un jardín donde dos personas estaban discutiendo, solo escuche que un salvador no había aparecido, al notar mi presencia cesaron el conflicto y el sonido de los aplausos se hicieron presentes.

Después de eso me encontraba sentado en un gran salón, de repente se abrieron las puetas y aparecieron las personas que anteriormente discutían.

—Un gusto, me presento como se debe, mi nombre es Leif soy el sucesor al trono del reino de Aethel—me dijo con un semblante frio e inclinándose ante mi, un joven de aproximadamente de mi edad, tenia el cabello cobrizo, lo que resaltaba junto a su piel beige.

—Un gusto mi nombre es Dylan, ¿le podría hacer una pregunta?—le dije un poco nervioso

—Adelante

—¿Cómo es que soy su salvador? Y ¿Por qué yo?—me sentía confundido.

—Veras hace mucho tiempo hubo una tormenta que casi destruye al reino entero, no fue hasta que un desconocido la atrapó en una jaula, pero aquella está a punto de romperse y aquel extraño despareció sin dejar rastro, es por eso que se creo un conjuro para traerlo de vuelta.

—Es una lastima pero es por eso que usted está aquí—lo interrumpió su padre, el cual lucia una una túnica ceremonial de color rojo con detalles dorados y una corona elaborada con gemas preciosas, que se encontraba en su cabellera blanquecida por la edad.

—Entiendo así que si destruyo a esa tormenta y salvo a su reino, ¿Me dejaran volver a mí hogar?—pregunte temiendo de la respuesta.

—Lamentablemente aun no encontramos la manera de regresarlo— Leif me respondió con tristeza.

—Bueno ya que estoy aquí, ¿Cómo se supone que voy a destruir a la tormenta? o por lo menos ¿Tienen algún plan?—cuestione tratando de parecer fuerte.

—La verdad no tenemos muchos conocimientos acerca de los poderes del alquimista y tenemos planeado primero someterlo a algunas pruebas y ver cuales son sus efectos—Leif me contesto con duda.

—Entiendo, ya que esta decidido que se quedara y esta dispuesto ayudarnos, me imagino que se sentirá cansado al igual que desearía descansar antes de enfrentarse a las pruebas—el rey Caspian rompió el silencio que se había formado después de lo que Leif dijo.

—Me gustaría—respondí con cansancio.

—Muy bien, Leif llevalo a su alcoba—Caspian le ordeno a su hijo como su fuera un sirviente más.

Yo solo observaba mientras se retiraba, después de unos segundos Leif se acerco y me pidió que lo siguiera, solo lo seguía en silencio por el largo pasillo hasta que llegamos a una puerta de madera con toques dorados, cuando abrió la puerta lo primero que vi fue la gran cama y rápidamente fui a acostarme, solo escuche una pequeña risa proveniente de el.

—ja, ja, ja, en verdad necesitas ese descanso—menciono mientras se acercaba a la gran ventana con cortinas color vino—sabes, en verdad tenia duda acerca de invocarte.

ENTRE DEBER Y PASIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora