III

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Estas al final de esta tonta historia cliché, avísame sobre errores ortográficos o partes donde se sienten muy repetidas o sinsentido las palabras!

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En el primer día, sin Kaiser, Yoichi trató de relajarse lo más que pudo, y casi lo logró, si no fuera por su gran preocupación de conseguir la medicina anticonceptiva. Ese día intentó mentalizarse por casi una hora para decirles a las sirvientas sobre su problema, pero al llegar abajo y escuchar la conversación que tenían, provocó que se rindiera ante la idea.

"¿Creen que Sir Kaiser y el joven Yoichi tengan un cachorro pronto?" 

"¡Oh, yo quiero ver un cachorro de ellos dos!"

Con esas simples palabras se desanimó, todos estaban esperando que tuviera un cachorro, así que no podía decirles nada. Se rindió y regresó a su habitación como si nada hubiera pasado; tenía que buscar otra forma.

Todo ese tema en su cabeza, provocaron que no pudiera evitar imaginar cómo sería un cachorro con la mezcla de los genes del alfa y los suyos. Estuvo en sus pensamientos el resto de la noche.

En el segundo día, fue terrible. Por alguna razón, dormir en la habitación era bastante solitario, se sentía bastante vacío. Ni siquiera podía usar de consuelo el aroma de las sábanas porque ya habían sido cambiadas; tenían un nuevo olor en el cual no estaban impregnadas las feromonas de Kaiser. Así que fue incapaz de dormir bien, sobre todo por el horrible dolor que experimentaba en la nuca. ¿Por qué dolía tanto? 

Necesitaba que Kaiser estuviera ya mismo de vuelta en casa.

Y entonces, después de tanto sufrimiento, pasaron casi cuatro semanas sin Kaiser.

Semanas que en los últimos días su cabeza no dejaba de doler, ni siquiera podía comer adecuadamente, ya que apenas olía el aroma de un simple huevo y ya sentía ganas de vomitar, y por último, sus pechos comenzaban a doler como la mierda. Pensaba que todo eso era debido al estrés que le provocaba estar tanto tiempo sin el alfa que lo había marcado.

Esa noche, estaba en el baño desnudo dentro de la tina, se abrazaba las piernas y ocultaba el rostro entre las rodillas, porque no podía sacar a ese hombre de su cabeza ni un segundo.

Su nuca, justo donde se encontraba la marca, dolía mucho peor que el día anterior. Ese dolor lo estaba sofocando, y lo único que podía ayudarlo eran las feromonas de un alfa, pero no cualquiera. Tenía que ser de su esposo, ahora que estaba marcado. Ese era el único aroma que podía encontrar delicioso, el único aroma donde podría tener un refugio y sentirse protegido. Por más odio que sintiera por Michael Kaiser, tenía que aceptar que era lo único que necesitaba.

Estaba conociendo la desdicha de ser un Omega marcado por alguien a quien no amaba. Odiaba saber que Michael ocupaba ese puesto tan importante en su vida, y que lo estaba haciendo sufrir de esa forma tan desesperante. 

¿Por qué tenía que estar tan ocupado?

Lo dejaba solo en un momento así, definitivamente era un muy mal Alfa, sabiendo que nadie más que él podía darle el consuelo que tanto necesitaba.

Decidió salir de su baño por una sola razón.

Tenía que calmar su dolor. 

Se vistió como era debido; una vez listo, su cuerpo se llenó de sudor otra vez. Era agotador y con un dolor insoportable.

Yoichi ya no podía aguantar sus ganas de tener al menos un poco del aroma del Alfa. Se dirigió hasta el gran armario sabiendo que allí podrían encontrarse las prendas de Kaiser. Inhaló varias veces para buscar alguna presencia de feromonas. Tuvo que oler cada prenda que encontró, percibiendo un poco de ese aroma a rosas. Cuando lo logró, sus mejillas se tornaron de un color rojo al instante. Tal y como se tenía previsto, las feromonas del alfa hacían efecto en él.

¿Marriage? 《 kaisagi • kiis 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora