Capítulo 01

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—¡Apaga el puto directo! —Gritó Gustabo apretando con fuerza el volante entre sus manos. Intentaba concentrarse en la carretera frente a él, pero cierto molesto compañero no estaba ayudando nada. —Te juro que cuando acabe la persecución... 

Amenazó, cansado ya de todas las gilipolleces que el alumno que llevaba de copiloto no dejaba de hacer. Si no estaba hablando con una de las muchas chicas que tenía agregadas en el móvil, estaba haciendo un directo en plena persecución. Al subinspector le picaba la mano, nada más bajasen de aquel patrulla iba a encargarse de darle unos cuantos porrazos a aquel caso perdido.

¿Lo peor? La culpa de que hubiese entrado a la policía, no era de nadie más que de él. Había conocido a Isidoro en el hospital, en algún momento de esos cuatro años de estadía, y se habían llevado de puta madre. Claro que, en ningún momento había pensado que trabajar junto a aquel hombre iba a ser tan sumamente desesperante. Si no fuera porque se lo pasaba bien junto a él, no habría dudado en despedirlo al día de haberlo contratado. 

"Pongo referencia amarilla, neno, espabílame. " Habló la voz del comisario por la radio, poniendo más nervioso todavía a Gustabo, que maldijo a todos los ancestros de Isidoro al ver que había ignorado su amenaza anterior.

Por fin había podido ponerle nombre al desconocido que estaba con Conway en el hospital, Freddy Trucazo, nada más y nada menos que el comisario de la policía, y aparentemente la mano derecha del superintendente. Y, para el rubio, una amenaza. Desde el primer día que pisó la comisaría más de una semana atrás, aquel hombre no le había quitado el ojo de encima. Lo vigilaba de lejos, pero ni se molestaba en acercarse a dirigirle la palabra si no era absolutamente necesario. 

Aunque a veces, decidía unirse a las persecuciones en las que estaba Gustabo, como en aquella ocasión. Y el vigilado no podía evitar querer impresionar a aquel hombre con sus habilidades como agente, para después poder mirarlo con una sonrisa desafiante. Una sonrisa que se contagiaba a Freddy. Habían comenzado una especie de juego en el que ninguno sabía quién era la presa y quién el depredador, pero ambos tenían claro que necesitaban superar al contrario. 

Por aquella razón, cada vez que su superior estaba con ellos, el subinspector se tomaba su trabajo con mayor seriedad. Así que agradeció en silencio cuando Isidoro comprendió, o se asustó por sus gritos, y cortó el directo, no sin antes presumir de sus siete espectadores. El resto de persecución prosiguió más tranquilamente, aunque los comentarios del alumno nunca cesaran.

En cierto momento, la moto de los delincuentes comenzó a echar humo, lo que indicó que aquel caso estaba llegando a su fin. Freddy en su Mary se mantenía pegado a ellos, no dejándoles ni un segundo para respirar. Todo terminó cuando se estamparon intentando escapar por un callejón. Gustabo detuvo el patrulla y táser en mano bajó del vehículo apuntándolos. Segundos después ya estaban esposados y en la parte trasera del patrulla esperando ser llevados a comisaría. 

Al parecer, y como no era de extrañar, Isidoro conocía a aquella mujer que habían estado persiguiendo durante un buen rato. Mientras él hablaba con ella con aquella extraña voz "seductora" que solía poner cuando estaba con mujeres, Gustabo se acercó a Freddy al escuchar que este lo llamaba. 

—Oíste Gustabiño, mira, me vas a hacer un favor. —Pidió con un tono juguetón. —Mira, me vas a ir al Ammunation, vas a coger un cuchillo y te lo vas a llevar al monte al gilipollas este.

Todo el mundo estaba cansado de Isidoro, y con razón.

—Freddy. —Pronunció el rubio saboreando el nombre del contrario, antes de seguir con la broma iniciada por él. —¿Tú conoces a alguien que haga castración química?

. . .

Mientras el alumno y el subinspector procesaban a los detenidos, fueron llamados por el superintendente, con su característica eterna mala ostia. Gustabo se sorprendió, pues el hombre no le había dirigido la palabra desde aquel día en el hospital. Suponía que le guardaba rencor por todo aquello que pasó años atrás, quizás incluso lo odiaba. 

Venenosa astucia | FreddytaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora