Tío

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Fiorella

-Y en punta, así, lo haces increíble Ana- le digo a la pequeña con una gran sonrisa de orgullo.

Ambas estamos en un gran salón que el señor Sergei acondicionó para que lo ocuparamos como sala de ballet. La pequeña rubia es muy buena a tan corta edad.

-¡Tú eres la increíble!- dice haciéndome reír-Es fantástico que tú también sepas ballet.

-Todo se lo debo a Svetlana- digo, esa mujer es la razón por la que ahora estoy aquí junto a mis chicos.

-¿La señora rubia?- pregunta frunciendo sus dos cejas- ¿Ella también pueda bailar como tú?

-Puede hacerlo mucho mejor- le digo.

Estas semanas han estado muy tranquilas y aunque Maxi no quiere decirme que ha hecho con Lucrecia estoy segura que ya no está entre nosotros. Bueno, eso es algo menos de lo que preocuparse, solo tengo un tema pendiente y esta pequeña de ojos azules me ayudará.

-Oye Ana- la llamo, la niña deja de hacer su estiramiento y me presta atención-Necesito que traigas a Nicholas aquí, pero debes decirle que es porque quieres mostrarle tus nuevos pasos.

¿Quién lo diría? Estoy usando sus mismas acciones en su contra. Que irónica es la vida.

-Si claro- acepta la pequeña sin rechistar- Voy a buscarlo, de seguro está en la biblioteca con el señor Fabiano y el señor Jeremy.

Sale corriendo en su trajecito rosa por la puerta dejándome con una gran sonrisa, la pequeña desde que vio por primera vez a Jeremy ha estado pendiente de donde está y siempre trata de verlo. La dulce Ana tiene un enamoramiento con el británico. Y no es de extrañar, es un hombre atractivo, pero su actitud deja mucho que desear, es tan serio y callado, solo parece relajado al lado de Fabiano.

Algo que si ha llamado mi atención y que ya he compartido con Maxi es que siempre si él y el señor Sergei están en una misma habitación todos sentimos cierta tensión entre ellos, ¿Estaré imaginando cosas?

Escucho unos pasos provenir de afuera del salón, tomando aire me preparo para hablar con Nicholas. Ya lo he pensado mucho, lo de mis padres es imperdonable y ya no soy la misma blandengue de antes para dejarlo pasar, es cierto que no llegué a formar lazos más fuertes con ellos, pero eran mis padres al fin y al cabo, así que tengo que hablar con el rubio, es lo último que hace falta para que estemos en completa paz.

-Sabes que siempre me gusta verte bailar Ana- le dice con voz suave a su prima. Cuando abre la puerta y me observa, su cuerpo entero se tensa y trata de dar la vuelta, es cómico, me tiene miedo ahora, pero antes no dudaba en acorralar me contra una pared.

-Ni se te ocurra Nicholas- le digo, volteo a ver a Anastasia-Gracias cariño, puedes irte, seguiremos con nuestra rutina mañana.

-¡Adiós!- se despide.

-Ya es momento de que tú y yo hablemos- digo cerrando la puerta. El rubio está de espaldas a mí con los hombros cuadrados-Sabes que es lo correcto.

-Tienes razón- acepta girándose a verme- Lamento con todo mi ser haber sido el causante de todas las cosas malas que te han pasado Fiorella, la muerte de tus padres es algo con lo que siempre cargaré, lo he hecho desde aquella noche en la que ejecuté la orden de mi padre- sus ojos comienzan a formar lágrimas- Creía que vivir en la gloria de Charles me daría todo, lo que ha pasado desde esa noche solo empeoró mi vida, cuando se llevaron a Maximiliam a ese lugar tuve que seguir haciendo cosas horribles para complacer a padre- toma aire- Recuerdo que la única que me consolaba mientras lloraba después de regresar de todos esos "trabajos" de mi padre, era ella.

Sepulcro  (Próximamente en Físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora