Bossy {Seongjoong Adap}

Capítulo 3

Su primer día de trabajo no fue tan horrible como había esperado Hongjoong.

Fue peor.

En el momento en que Park entró a la oficina, miró a Hongjoong y dijo: ¿Qué llevas puesto? Lo dijo con tan poca inflexión en su voz que a Hongjoong le tomó un momento registrarlo como una pregunta.

Se miró a sí mismo y frunció el ceño - ¿Un traje? - Él dijo.

Los labios de Park se curvaron en burla.

-No puedo permitir que mi asistente se vea así. ¿Dónde lo encontraste? ¿En una tienda de segunda mano?

Hongjoong se sonrojo - No todos podemos permitirnos trajes de miles de dólares. Señor.

Los ojos negros del demonio se clavaron en él, nada impresionados.

-Ve a comprar algunos trajes y camisas decentes - Echó un vistazo a los zapatos de Hongjoong y se burló - También zapatos. La apariencia de mi asistente se refleja en mí.

-Mi ropa está perfectamente bien - Dijo Hongjoong - No voy a malgastar el poco dinero que tengo en ropa.

La mandíbula de Park se apretó - Bien. Camina.

Confundido, Hongjoong se puso de pie.

-¿Qué?

Su jefe no dijo nada, simplemente puso una mano pesada en la nuca de Hongjoong y lo condujo hacia la puerta sin ceremonias, su toque como una marca. Reprimiendo el impulso de decirle que era perfectamente capaz de caminar solo, Hongjoong respiró hondo, inhalando y exhalando. No era él. No era un tipo tan irritable y fácil de alborotar. Él era mejor que eso. Debería tomar el terreno elevado y no dejar que Park lo atacara. Podía manejar algunos malos tratos.

Podía soportar que lo mandaran. Incluso podía soportar que lo trataran como si su opinión sobre su propia ropa no importara. Podría aguantarlo y lidiar con eso.

Porque Karina tenía razón: incluso con su pequeña apuesta a un lado, esta era una gran oportunidad para su carrera y su futuro. Todavía lo cabreaba.

Park lo condujo hasta el ascensor, luego a través del estacionamiento subterráneo, su punzante agarre todavía en su nuca. Hongjoong se sintió como un perro paseado por su dueño.

Por fin llegaron a un magnífico Ferrari de cuatro plazas negro. El conductor abrió la puerta tan pronto como vio al jefe, quien empujó a Hongjoong dentro del auto y finalmente lo soltó. Hongjoong frunció el ceño y se frotó la nuca. Todavía se sentía como si su piel estuviera ardiendo por el toque fantasma, arrastrándose por la inquietud. No sabía por qué este hombre lo ponía tan... inquieto. Descontento no parecía ser la palabra correcta, pero Hongjoong no pudo pensar en una mejor.

Park dejó caer una tarjeta de crédito en su regazo - Llévalo a una tienda de ropa - Le dijo al conductor, sin siquiera mirar a Hongjoong - Sé rápido.

Hongjoong abrió la boca para decir lo que pensaba de ese cabrón autoritario, pero Park cerró la puerta sin ceremonias y se alejó, ya hablando con alguien por teléfono.

-Idiota - Murmuró Hongjoong, recostándose contra el asiento y mirando alrededor del lujoso interior mientras el auto arrancaba.

-Un Ferrari para un idiota. ¿Podría ser más egocéntrico?

-¿A qué tienda te gustaría ir? - Dijo el conductor.

Hongjoong miró la tarjeta de crédito negra en su regazo y sonrió sombríamente. Bien. ¿Park quería que se comprara ropa decente? Compraría ropa decente.

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Una hora y $20,465 después, Hongjoong entró en la oficina de Choi Group con su nuevo traje, camisa y zapatos Armani, sosteniendo el resto de sus bolsas de compras en ambas manos.