Prólogo

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-No va a llegar -dijo Isabella apareciendo detrás de mí, podía verla aún sin girarme de lugar por el enorme espejo que tenía.

Sus palabras hicieron que el labial se desviara de mis dedos y terminara saliendo del contorno.

Había ocurrido lo que tanto temía que sucediera; a su ausencia.

Rafael era un humano súper responsable y puntual, ¿Cómo era posible que dejara el laburo abandonado? Tiene que haber una respuesta lógica, o dar una excusa lo suficientemente buena cuando regrese.

Permanecí en trance durante un momento hasta que tomé una toalla desmaquillante y limpié todo el pigmento que había sobre mis labios para empezar a marcarlos de nuevo.

-Renata -llamó después de no obtener respuesta de mí parte.

"Sé paciente y sé amable aunque estés en mal momento", pensé.

-¿Escuchaste lo que dije?

Desde antes ya sabía que no iba a venir por las diez llamadas que le hice y que no atendió, pero me costaba creerlo.

-Te escuché -dije en un intento de contener las lágrimas, no iba a llorar frente a mi mánager. Ni frente a ella ni frente a nadie.

Sentí un nudo en la garganta anunciando malas noticias, pero como siempre esperaría llegar a mi lugar seguro llamado casa, para ahí desahogarme.

-¿Qué hacemos?

-Creo que no es una decisión que yo deba tomar, eso le corresponde al director.

-Bueno... Vengo de estar con él y me dijo que no va a hacer algo que su protagonista no quiera, ósea tú.

Podíamos cancelar, pero eso no sería profesional de mi parte.

-Entonces llama al suplente y dile que se prepare, total vamos bien de tiempo, ¿no?

Lo comprobé revisando el reloj que siempre estaba en mi muñeca izquierda, y así era, faltaban dos horas.

-¿No sería mejor pasar la obra para mañana en el mismo horario? Hay fans de Rafa que quieren conocerlo y es por eso que vienen a verlo sobre el escenario.

Estaba consciente de eso, sus fanáticas se quedarían con la duda de por qué él no está, si eso se había anunciado en carteles distribuidos por toda la ciudad y en redes sociales.

-No, hoy se sale a escena porque se sale -respondí con una seguridad increíble -Y si alguien quiere su dinero de vuelta, estará en todo su derecho de pedir reembolso.

Una pequeña sonrisa y unos ojos llenos de esperanza se reflejaban en su rostro después de darle una solución, yo también sonreí.

-Me parece prudente, voy a poner al tanto a los demás sobre los cambios -mencionó buscando algo en su móvil.

Y cuando estaba por salir decidió preguntar una cosa más.

-Oye, ¿Crees que vuelva? Ya sabes que en dos días es la última presentación antes de iniciar con la gira.

-Va a volver, solo es cosa de un día.

No tenía la certeza de eso, habían sido semanas a full de trabajo y todos acá necesitábamos un descanso.

Lo había visto por última vez hace tres días y no estaba en su mejor momento porque estaba pasando una ruptura amorosa, a pesar de eso me aseguró que estaba bien.

En el fondo deseaba que eso no tuviera nada que ver con su repentina desaparición.

-La mujer que se encarga del peinado acaba de enviarme un mensaje, está llegando, ¿La hago pasar?

Yo seguía con el cabello lacio y con el pijama puesto aún cuando era tarde, era momento que el equipo se encargara de mí... Pero no me sentía tan animada como otros días para que lo hicieran.

-Ahora no, necesito cinco minutos -pedí -En cuanto esté lista yo les aviso.

-Solo no tardes tanto.

-Gracias por todo, Isa, por encargarte siempre de mí.

-No tienes que agradecerme, Ren, es parte de mi trabajo.

Apenas escucho que ha salido cerrando la puerta, tomo un instante para cerrar los ojos con fuerza y respirar profundo.

Antes de colapsar hago un intento por concentrarme en algo externo, pero fracaso y mi mente me lleva de vuelta a pensar en los peores escenarios.

Quiero que la idea de que algo malo le haya sucedido no sea una opción.

¿Dónde estás, Rafael?

SOUL | Rafael FedermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora