Miércoles, 14 de Mayo de 1919
Tener un jefe como Alastor siempre daba de qué hablar, llevaba casi más de un mes trabajando con él, y hasta ese momento debía de admitir que su contacto era prácticamente nulo y estrictamente limitado a lo laboral.
Después de todo ella asi lo decidio y el hombre como el buen caballero que era lo respeto, bueno hasta donde ella sabía, pues la indetectable sombra siempre acechaba a la dulce joven sin que ella lo supiera, pese a las cosas malas que su jefe pudiera guardar en su privacidad.
Lucía había descubierto que más allá de sus extraños hobbies, como hombre era alguien bueno, siempre un caballero destacable, nunca buscaba problemas pero si estos lo buscaban a él siempre los resolvería con calma y elegancia, y cuando estos problemas tenian nombre y apellido también encontraria un poco de burla en la situación para avergonzar a los involucrados.
Su carisma y vibrante personalidad era como un faro atrayente de damas solteras... y algunas con pareja, lo que solía ser ocasionalmente un problema, y si bien había jóvenes que lo recentian había muchos más que lo admiraban y respetaban.
Pero lo que le había llamado la atención desde un comienzo, es que siempre le dio su lugar y le respeto, le era muy incomodo ver como sus compañeras de trabajo eran tratadas más allá de un miembro de utilidad para los locutores, parecían adornos, lo cual era sumamente indignante para ella, ver como estos les daban nalgadas cuando estaban distraídas o de manera de despedida, incluso comentarios desagradables mientras estos se reían de sus propios repulsivos comentarios o en grupo, y lo peor era cuando hablaba con sus compañeras y estas le contestaban que estaba bien que era parte del trabajo o en otros casos era algo que ellas buscaban pues un marido en tan respetable puesto como lo era ser un locutor en una de las mejores estaciones de radio no les vendría mal.
Alastor nunca fue así con su persona, siempre le hablo con respeto y cordialidad, y si bien rara vez cruzaban palabra, nunca le buscó para algo que no fuera exclusivamente laboral.
Y eso de alguna forma... le agradaba. Ver la notoria diferencia de trato que tenia hacia ella le era agradable, tenía consideración por y para ella, realmente no sabía si era por el hecho de ser su secretaria o por saber su secreto o tal vez algo más, pero sea cual sea la razón, su amabilidad y respeto en un ambiente donde era constantemente vista como un bonito adornó le era un refrescante respiro.
Y claro que más allá de sus oscuros deseos, Alastor también estaba gratamente sorprendido con su nueva secretaria, era bastante agradable tener a una dama competente apoyándolo, sus antecesoras fueron mujeres que siempre tenían un defecto que lograba alterar todo su entorno, bien fuera una joven queriendo engatusarlo dejando de lado su labor, o alguna mujer con pareja celosa que interfería con su trabajo o, el que personalmente más le desagrada, era cuando no hacían bien su trabajo asignado teniendo que hacerlo todo él mismo, se suponía que las contrataba para facilitarle la vida no para hacerla más difícil.
Pero con la llegada de Lucía todas esas preocupaciones se fueron por completo, al ser soltera no tenía que preocuparse por hombres celosos y posesivos, con los estudios que le habian proporcionado mientras crecia, sus reportes siempre eran impecables y rara vez tenía que hacer modificaciones, siempre eran entregados en tiempo y forma, ella le seguía bastante bien su ritmo de trabajo, siendo el locutor principal siempre estaba de un lado a otro cuando no estaba transmitiendo, y cada una de sus necesidades estaba cubierta gracias a su querida asistente.
Dicen que la paciencia es una virtud, y Alastor era un hombre lleno de virtudes, él le había dado tiempo de adaptarse y aceptar su nuevo estilo de vida, pero a paso lento y seguro estaba logrando su cometido y con pequeñas acciones estaba logrando ver el notorio cambio en su relación con Lucía, pues parecía más cómoda con su presencia, quería lograr que fuera capaz de conocer todo su ser, no solamente al asesinó más temido de Nueva Orleans, también quería que lo conociera como el mejor locutor de Luisiana y el caballero de buenos modales y humor negro, que era.
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Hasta que la muerte nos separe [Alastor x oc]
FanfictionCuantas mentiras y secretos puede aguantar un alma, cuanto puede ignorar y perdonar, puede que realmente nunca se sepa. Lucía era sin dudas una joven cautivante con su bella apariencia y distintiva amabilidad, recién llegada a Luisiana, en busca de...