Suki Rosenwald

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Estados Unidos, Nueva York - año 2401

La conversación telefónica resonaba en la lujosa oficina del Sr. Rosenwald cuyos dedos temblaban sobre el auricular mientras el tono del desconocido penetraba como una daga.

—"¿No puedes creerlo?"— la voz del interlocutor cargada de desdén llenó la habitación.
—"Todos tus negocios se fueron a la ruina, Ya no eres nadie. ¿Qué piensas hacer al respecto?"—

El Sr. Rosenwald apretó los dientes, su mandíbula tensa reflejaba la rabia que bullía dentro de él.

—"Si crees que voy a rendirme tan fácilmente, estás muy equivocado"—

, respondió con voz firme, luchando por mantener la compostura frente a la avalancha de malas noticias.

—"¿Qué le dirás a tu familia?"—, la voz del desconocido resonó como un eco siniestro en la habitación. —"¿Qué le dirás a tu hijita, que tanto te admira? ¿Que eres un perdedor?"—

Con cada palabra, el rostro del Sr. Rosenwald se oscureció más, sus ojos fulguraban de ira contenida. —"¿Con qué derecho hablas de mi familia?"—, rugió, su voz temblorosa de furia apenas bajo control. —"Es mejor que no vuelva a verte, porque si eso sucede, uno de los dos no vivirá para contarlo...—"
Con un movimiento brusco, cortó la llamada, dejando el silencio tenso y pesado en el aire. La puerta de la oficina se abrió con un chirrido, revelando a Suki, quien observaba a su padre con una mezcla de confusión y preocupación. —"Papá, ¿qué está pasando?"—, preguntó, su voz apenas un susurro en comparación con la tormenta emocional que había presenciado. El Sr. Rosenwald desvió la mirada hacia su hija, tratando de ocultar sus emociones detrás de una máscara de calma. —"Nada, hija"—, respondió con voz apagada, tratando de suavizar el impacto de la conversación. —"¿Sabes qué pienso? A pesar de que solo tienes 12 años, eres muy inteligente."—
Suki parpadeó, desconcertada por el repentino cambio de tema. —"¿Gracias?"—, respondió con cautela, sin estar segura de cómo interpretar el elogio inesperado de su padre. El Sr. Rosenwald soltó un suspiro pesado antes de continuar. —"Sí, creo que debes saber lo que está pasando"—, admitió con resignación.
—"La buena noticia es que iremos a Japón a buscar a tu mamá."—Los ojos de Suki se iluminaron con una mezcla de alegría y alivio. —"¡En serio, papá? ¡Qué bueno! Ya la extrañaba mucho"—, exclamó, su voz rebosante de emoción mientras su corazón se elevaba con la esperanza de reunirse con su madre después de tanto tiempo. —"Mmm... ¿y la mala noticia?"—
El Sr. Rosenwald desvió la mirada, incapaz de enfrentar la devastadora verdad. —"La mala noticia es que estamos arruinados..."—, murmuró, sintiendo el peso de sus palabras como una losa sobre sus hombros.

Diez años después...

Japón, Shibuya - año 2411
El bullicio de Shibuya envolvía a Suki mientras caminaba por las concurridas calles, el pulso de la ciudad palpitaba a su alrededor como un latido constante.

Suki dejó escapar un suspiro de alivio mientras se adentraba en el corazón de la metrópolis. Después de 10 largos años de arduo trabajo, en la preparatoria y finalmente su último día de universidad, finalmente se encontraba de vuelta en el lugar que ahora llamaba hogar. Con una sonrisa de satisfacción iluminando su rostro, Suki avanzaba con determinación hacia su destino. Cada paso resonaba con una sensación de logro y anticipación, sabiendo que estaba a punto de sumergirse de lleno en su proyecto. Al llegar a su apartamento, Suki dejó caer su bolso con un suspiro de alivio. La sensación de familiaridad la reconfortaba mientras se quitaba los zapatos y se movía con agilidad por la habitación. Con un rápido vistazo a su entorno, una oleada de gratitud la invadió al recordar lo lejos que había llegado desde que llegó por primera vez a esta ciudad.

—"Por fin en casa"—, murmuró para sí misma con una sonrisa.

Haber optado por cenar fuera le permitiría sumergirse de inmediato en su proyecto. Con determinación renovada, se sentó frente a su escritorio y encendió su computadora, lista para dar vida a las ideas que habían estado bullendo en su mente durante años.

Después de acomodarse en su escritorio y abrir todos los borradores que había hecho de su proyecto, Suki se levantó con el estómago gruñendo, buscando algo de comer para recargar energías. Al abrir el refrigerador, sus ojos se iluminaron al encontrar la mitad de una pizza, su plato favorito. Con una mezcla de anticipación y hambre, tomó un trozo y le dio un mordisco, pero el frío de la pizza la hizo fruncir el ceño. Decidió calentarla en el microondas mientras volvía a su escritorio, con la esperanza de seguir trabajando en su proyecto sin muchas interrupciones. Justo cuando estaba a punto de sumergirse en su labor, el sonido de una notificación de correo electrónico la interrumpió. Suki frunció el ceño,

—No esperaba recibir ningún mensaje importante en ese momento—.

Al leer las primeras líneas del correo electrónico, su corazón comenzó a latir con fuerza en su pecho. La sorpresa y el desconcierto se reflejaron en su rostro mientras leía las palabras del Dr. Kurenai.

—Asunto: Una propuesta inesperada.
Hola señorita Rosenwald, Siento mucho la manera en que me comunico con usted, pero solo quiero proponerle algo, ya que he estado siguiendo su trabajo desde las sombras, y creo que usted tiene un potencial que usted no sabe. Pero sé qué es lo que quieres lograr con tu proyecto, conozco tus verdaderas intenciones, y créeme que también he intentado lo que estás tramando, y no ha salido nada bien. Pero si nos unimos, quizás podremos hacer que funcione. Atentamente, Dr. Kurenai—

—"Siento mucho la manera en que me comunico con usted..."—

Las palabras resonaban en su mente, mezcladas con una oleada de emoción y ansiedad. ¿Cómo era posible que su inspiración desde la infancia estuviera contactándola de repente? La incredulidad se apoderó de ella mientras leía cada línea del mensaje. Al terminar de leer, Suki sintió una mezcla de emociones revoloteando dentro de ella. La emoción de ser reconocida por alguien a quien admiraba tanto se mezclaba con la incertidumbre y el temor ante lo desconocido.

—¿Qué significaba esto para su proyecto? ¿Qué secretos conocía el Dr. Kurenai sobre sus verdaderas intenciones?

Decidió investigar un poco más sobre su misterioso remitente. Abrió el navegador y buscó información sobre el Dr. Kurenai, aunque ya sabía bastante sobre su impresionante carrera. Los resultados de la búsqueda inundaron su mente, revelando la magnitud de los logros del Dr. Kurenai: un ingeniero visionario, un pionero en inteligencia artificial y, según los rumores, alguien que buscaba crear una nueva forma de vida. La sorpresa la dejó boquiabierta. Había dejado de seguir los pasos del Dr. Kurenai hacía tiempo para concentrarse en su propio proyecto, pero ahora se veía arrastrada de nuevo a su fascinante mundo. Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho y una intensa curiosidad brillando en sus ojos, Suki cerró la ventana del navegador y se preparó para embarcarse en una nueva aventura, una que la llevaría a los límites de su imaginación y más allá.

Suki y el Laberinto de las Almas ArtificialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora