Itachi bebió un sorbo de su té con calma. Sus pupilas negras brillando mientras observaba a su único amigo avanzar hacía él, luciendo tan salvaje como siempre lo era. Cassian era una persona extraña. Desde sus cabellos de un rosa suave similar a los pétalos las flores de cerezo hasta sus ojos de un azul claro tan profundo que rivalizaba con el tono del cielo mismo, todo en él era diferente.
Era diferente a todo lo que Itachi había conocido antes.
Incluso la personalidad de Cassian era diferente a todas las personas que conocía.
Había algo en Cassian que era llamativo e inusual, fue eso lo que alentó a Itachi a hacerse su amigo en primer lugar. Itachi no sabía a ciencia cierta si fue la mirada fría que Cassian le dirigió cuando se conocieron o si fue la personalidad retorcida pero refrescante que este mostró durante su primera misión, o si fue ese extraña aura depredadora a su alrededor que parecía envolverlo de forma asfixiante y abrumadora, o si fue solo su risa suave con destellos de una locura adyacente que se mantenía oculta en su mirada y en cada uno de sus pensamientos o acciones, pero sin duda fue algo. Un algo que alentó y llamó a Itachi, que lo atrajo desde el primer momento y que le impidió mantenerse lejos del radar de Cassian.
Siempre cerca. Siempre mirando. Siempre deseoso de tener un momento junto a él y de su atención de una forma tonta e infantil. De una forma completamente innecesaria. De la misma forma en que un amigo buscaba a otro.
Porque ellos eran amigos.
A pesar de la deserción de Itachi y de sus crímenes, Cassian decidió mantenerse a su lado por su propia elección. Inseparables, unidos y siempre buscando al otro cuando no estaba cerca, así eran ellos.
Cassian no afectaba realmente sus planes, él chico nunca se metió allí a pesar de que siempre escuchó sus planes y los apoyó con indiferencia. Cassian era una constante en su mundo. Era una variable constante que cambiaba su vida de forma personal, demencial y complicada.
Desde que conoció a Cassian, Itachi se encontró deseoso a cada momento de saber cuáles serían sus próximos pasos o movimientos, de cuáles serían sus próximas acciones. Se encontró siempre a la expectativa, observando silenciosamente a su leal, pero obsesivo amigo.
Ellos eran como dos imanes que se atraían magnéticamente, con una fuerza que no podía comprenderse. O al menos, con una fuerza que Itachi no podía comprender del todo.
—¡Oi, Dango-chan! —La voz alegre de Cassian resonó en aquella cabaña abandonado en medio del bosque. Itachi se cuestionó sus elecciones de amistades en ese preciso momento. —¡Te traje dangos!
Ah, tal vez por eso eran amigos en primer lugar. Cassian también le había regalado dangos cuando se conocieron.
—Buenos días, Cassian-kun. —Itachi saludó, bebiendo tranquilamente su té. La expresión tranquila en su rostro hizo sonreír con malicia al pelirrosa. —Estás mojado. —notó Itachi.
—Está lloviendo afuera.
—Lo sé.
Cassian se sacudió como si fuera un perro, asegurándose de estar lo más cerca posible de Itachi cuando lo hizo. Él chico en cuestión lo fulminó con la mirada, pero al pelirrosa no le importó.
—¿Qué estamos bebiendo esta vez?
—Té.
—Odio el té.
—Por eso traje otras cosas para ti. —Itachi miró brevemente en dirección a la cocina. Cassian sonrió astutamente mientras lo miraba a los ojos.
Uno, dos, tres, cuatro... y luego quince segundos completos pasaron antes de que Itachi soltará un suspiro y dejará suavemente su taza de té sobre la pequeña mesita de la sala. El sonido suave de sus pasos sobre la madera vieja de la cabaña resonando en el lugar.
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Lost |Sakura Haruno|Team 7|
FanfictionCuando la Guerra termina, la paz envuelve la aldea y todos estan aliviados, Sakura Haruno muere. Ella muere de la forma más estúpida posible. Por agotamiento. Aparentemente, la kunoichi de pelo rosa no había descansado lo suficiente y trabajaba si...