Por ahora, fúmate tus penas.

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-¿No te molesta que ocupe esta silla verdad?

No he prendido el cigarrillo, de echo no lo haré,

solo lo tengo en mi boca para saciar la ansiedad de fumar.

Vaya método el de esta chica pensé.

Cuanta confianza se tiene, me llega a la silla de al lado y se lanza a sacarme palabras, yo que vine a escapar del ruido de la gente, me topo con alguien sin muros.

-La verdad es que he caído en un vicio detestable,

no puedo desprenderme de la marihuana por su culpa,

cada vez que pienso en él quiero echarme un porro.

La miré, no sabía que decirle, tampoco quería.

-Le juré a mi hermana que lo olvidaría, y también que dejaría de fumar. Pero no puedo.
Creo que necesito terapía.

Levantándome de la silla y confirmándole con mi rostro que sí,

caminé unos pasos hasta la puerta, pero no quería marcharme sobrio, así que fui a por otro trago.

Mientras intentaba agarrar la atención del maldito barman,

ya esa chica había molido a trastazos su celular,

robándose la atención de todos, incluso, del barman, que aún no me servía el trago y le grita:

-¡Lo ves, le deseo que se mueran todos los hijos que pueda tener, que pierda el miembro en una carpintería, que se muera en este instante!

No podía contener la risa,
ni ella el llanto.

Salió volando de aquel bar, tropezando con todos y mandando todo a la mierda junto con lo que quedaba de mi vaso ya casi bebido.

Me insulté, salí tras ella y mientras me acerco a donde está,
se ve tanto desconsuelo que no sabía si pedirle que se disculpara o pedirle disculpas yo en lugar de ese idiota.

Esperen.

¡DESCONSUELO UN CARAJO!

Que ya andaba consumiendo más hierba que Madonna en la Isla Bonita.

Me puse la chaqueta, y antes de olvidarme de su cara solo me dije:

Mírenla nada más, engañándose duramente, tildando a la única salida que encontró; de vicio, cuando su verdadero vicio, siempre fue él.

Lo siento bonita de ojos tristes, pero ni un cigarrillo apagado ni doce hectáreas de marihuana te van a hacer olvidar que la peor droga de un corazón infeliz, son los recuerdos que se quedaron a vivir en el mismo...

(...) ya nos iremos rehabilitando, por ahora, fúmate ese.

Atrapado En Mis Paranoias. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora