Jamás ha existido un funeral sin flores,
por ello una vez que te enamoras
la primera opción a regalar son estas,
inconscientemente ya comenzamos los preparativos post mortem.
Pero pasa que, en este campo de tiro,
existen solamente dos blancos;
Tu pecho abierto a solo quince metros de distancia
y a más de cuatrocientos metros, con un viento de cuarenta nudos al oeste, el amor.
Definir a que diana quieres darle, es cosa nuestra,
decidir a quien hacerle velorio, es cosa nuestra.
Pero les digo algo, cúbranse el pecho y agáchense que a veces toca cuidarse de esos amores que se esconden solo por egoísmo, no siempre merecen que te interpongas y recibir un tiro.
Ni la bala es mala.
Ni aquel que dispara.Es solo que en ocasiones,
para poder vivir,
por muy amigos que seamos de ese amor,
necesitamos ser cómplices o protagonistas en su asesinato.
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Atrapado En Mis Paranoias.
PoésieMe persiguen...tus recuerdos me persiguen. Luego, quizás tus desgracias.