Apunta

14 3 0
                                    

Jamás ha existido un funeral sin flores,
por ello una vez que te enamoras
la primera opción a regalar son estas,
inconscientemente ya comenzamos los preparativos post mortem.
Pero pasa que, en este campo de tiro,
existen solamente dos blancos;
Tu pecho abierto a solo quince metros de distancia
y a más de cuatrocientos metros, con un viento de cuarenta nudos al oeste, el amor.
Definir a que diana quieres darle, es cosa nuestra,
decidir a quien hacerle velorio, es cosa nuestra.
Pero les digo algo, cúbranse el pecho y agáchense que a veces toca cuidarse de esos amores que se esconden solo por egoísmo, no siempre merecen que te interpongas y recibir un tiro.
Ni la bala es mala.
Ni aquel que dispara.

Es solo que en ocasiones,
para poder vivir,
por muy amigos que seamos de ese amor,
necesitamos ser cómplices o protagonistas en su asesinato.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Atrapado En Mis Paranoias. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora