Capítulo 1

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El invierno cedía paso lentamente a la primavera, como si la naturaleza misma respirara un suspiro de alivio tras meses de frío y oscuridad. Los días se alargaban tímidamente, y los primeros rayos de sol acariciaban los pequeños brotes coloridos que se encontraban floreciendo en los extremos de las plantas. Los árboles, que habían permanecido desnudos y silenciosos, comenzaban a despertar de su letargo invernal, adornando sus ramas con brotes verdes y flores que anunciaban la llegada de una nueva vida. El aire, antes gélido y cortante, se volvía suave y dulce, impregnado del perfume fresco de la tierra mojada y las flores en floración. Los pájaros regresaban de sus migraciones, llenando el aire con sus cantos alegres y melodiosos, mientras que los animales salían de sus refugios para disfrutar de los primeros días cálidos. Era un tiempo de renovación y esperanza, donde todo parecía cobrar vida nuevamente después del letargo invernal.

Así como las estaciones cambian a través de los años, las personas también. Cuando las personas adultas dicen que una de las cosas que más rápido pasa es el tiempo, no sé equivocan. Ya habían pasado doce años desde aquella pelea, Germán logró poder arreglar sus diferencias con Santiago y Sarah finalmente dejó de ser una pequeña niña. En esa gran brecha de tiempo fue muy raro verlo a Santiago, el se estaba convirtiendo en un hombre adulto y cada vez tenía menos tiempo, en cambio Sarah comenzó a tener una vida sociable más activa.

— al final vas a hacer algo? — Preguntó Sebastián mientras acomodaba sus lentes que descansaban cómodamente sobre la curva de su nariz.— deberías, no seas tan aburrida.

— no seas pesado, te dije más de una vez que no voy a festejar nada. — Sarah dejó caer su espalda sobre la cama de su mejor amigo. — además cumplo dieciocho, voy a tener un año menos de vida.

— sos una boluda. — Sebas soltó una risita, sus manos agarraron el almohadón que descansaba en su regazo y se lo tiró en el rostro a su amiga.— Y deja de joder con que te vas a morir o algo por el estilo, que sea la última vez nena.

— bueno, no sabía que hoy te levantaste tan sensible, que pasa Zac no te atendió bien anoche?

— te calmas — Sebastian rodó los ojos ante el comentario indecente que su amiga había hecho hacia el chico con el que estaba saliendo.

— ti cilmis — Sarah como toda persona madura que era obviamente volvió a burlarse de su mejor amigo.— Bueno si querés te podés ir yo me voy a dormir.

— es mi casa flaca.

— yo me voy a dormir dije. —Tal como prometió, ella se durmió.

Dormir plácidamente cuando estaba con Sebastian no era una opción, él no tardó mucho tiempo en tirarse a su lado interrumpiendo el sueño de su amiga. Era gracioso hasta que Sarah se enojaba, este momento era unos de ellos.

— mira Sebastian más te vale que corras — Mientras ella trataba de controlarse, su amigo se levantó, sostenía si estómago por el dolor que le provocaban las risas sin pensarlo dos veces salió disparado hacía cualquier otro lado de la casa.

Así es como comenzó una persecución por todos los rincones de la casa, Sebastian corrió por todos los lugares posibles hasta volver a su habitación, intentó cerrar la puerta antes de que su amiga entrara pero fue demasiado tarde. Sarah ya estaba golpeándolo con una almohada por interrumpir su preciado sueño

— ya me cansé, la próxima te mato. — Sarah nuevamente se recostó sobre la cama mientras trataba de regular su respiración. Sintió una leve vibración, su teléfono, era su hermano quien le estaba mandando mensajes.—

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