1 Cielos rotos

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-Luna, no vas a ir, joder -Kai gritó.-

Su voz resonando en la pequeña habitación. Su enfado me tomó por sorpresa, nunca antes lo había visto tan tenso, tan enfurecido. Durante nuestros dos años juntos, nunca había visto este lado malo de él. Me quedé paralizada, sin saber cómo reaccionar ante este nuevo lado de su personalidad.

- ¡Responde, joder, responde!", continuó, su desesperación en cada palabra.

Me sentí incapaz de juntar una respuesta lógica .

Traté de mantener la calma mientras le respondía:

- Porque si no pasa nada, enseguida estaré aquí, Kai - Mis palabras sonaban débiles en comparación con su furia exagerada.-

No entendía su reacción. Él conocía mi pasión por la astronomía, cuánto había luchado por perseguir mi sueño. Pero en nuestra ciudad, no había oportunidades para estudiar lo que amaba. Sydney me ofrecía esa oportunidad, aunque significara alejarme de casa.

- ¿Me estás vacilando, Luna? -su mirada con demasiada furia -

Mis manos temblaban mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas.

- No, no de verdad, pero "¿Qué te pasa hoy, Kai?", pregunté, sintiendo el miedo recorrerme.

-¡Cállate, joder, y vete! ¡No te quiero ni ver!, su voz retumbó en la habitación como un trueno. Me quedé petrificada, incapaz de comprender cómo habíamos llegado a este punto.

Corrí al baño, tratando de ocultar mi angustia. Me senté en el suelo junto a la bañera, dejando que las lágrimas corrieran libremente. El baño siempre había sido mi refugio, un lugar donde podía derrumbarme sin miedo a ser juzgada.

Mientras intentaba huir de mi dolor, traté de encontrar una explicación para el comportamiento de Kai.

¿Había tenido un mal día?

¿Le había pasado algo que lo había llevado a esta explicación de este enfado ?

Traté de tranquilizarme, pero la confusión y el dolor seguían ardiendo dentro de mí.

Finalmente, decidí alejarme de la situación y buscar desahogarme en las estrellas. Salí al tejado, donde el cielo nocturno se ampliaba ante mí, salpicado de constelaciones familiares. Entre ellas, brillaba Orión, una constelación que siempre había sido especial para mí.

Porque fue la primera que me enseño Papa . Papá era Astrónomo , y desde que yo nací cada día me hablaba de ellas era lo que más le gustaba de su trabajo mirarlas observarlas lo hacía él solo hasta que yo cumplí los tres años , me llevaba a un sitio genial que poca gente conocía y para mi a día de hoy lo sigue siendo .Y cuando ya cumplí los once años supe que me quería dedicar a la astronomía.

Sin embargo, mi paz fue interrumpida cuando escuché una voz detrás de mí. Pensé que era Kai, pero al girarme, me di cuenta que no era él .

- ¿Emm... Hola, Luna?

- ¿ Kai, eres tú?

Para mi sorpresa, no era Kai. Una mezcla de decepción y alivio inundó mi pecho. Había esperado que fuera él, tal vez para disculparse por la discusión o intentar arreglar las cosas. Pero en su lugar, estaba Samantha.

- No, Luna, soy yo, Samantha.

Samantha era mi mejor amiga desde secundaria, ella y yo siempre hemos sido uña y carne. Ella era alta y delgada , con una melena súper larga y lisa , tenía unos ojos azules de lo más excepcionales . vaya Samantha es lo contrario a mi , ya que soy Castalla ,mi pelo es corto , ondulado . también tengo los ojos marrones. En conclusión ella y yo somos totalmente diferentes que por una extraña razón congeniamos demasiado bien.

La chica de las constelacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora