Prólogo

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   En un lugar fuera del tiempo y el espacio, con reinos que superaban cualquier cosa hecha por los humanos un grupo de seres poderosos se reunían con el único objetivo de hablar sobre el futuro.

   Kairos, soberano del tiempo, caminaba en dirección al único edificio en toda esa llanura. Había sido convocado para una reunión urgente sobre su último problema.

   La aguja (cómo a muchos le gustaba decirle por su extraña forma) era un edificio que se alzaba por encima de las nubes. Construido con un material propio del plano superior, era el punto de reunión habitual de los soberanos.

   Mientras entraba al elevador y se ponía en movimiento, repasó el posible tema del inminente encuentro.

   Atrapado en sus pensamientos no sintió la presencia del nuevo soberano que había decidido acompañarlo en su viaje.

   "Veo que llegas temprano, cómo de costumbre." La nueva voz sacó a Kairos de sus pensamientos. Bastó una mirada para identificar a la invasora.

   Aisha, soberana del amor, traía su sonrisa habitual. De largo cabello rubio, ojos cambiantes y figura imponente, era la más bella entre los soberanos. Parecía que hubiese ganado la lotería.

   "Soy muy conciente del tiempo, claro está. A diferencia de otros." Los ojos de Kairos y Aisha se desviaron hacia el pasillo frente a ellos que se veía completamente vacío.

   "Supongo que no todo el mundo es un reloj ambulante" Ella le sonrío, él solo la miró serio.

   Siguieron caminando hasta entrar en la enorme sala que debía soportarlos y a sus interminables disputas. Era enorme, con una gran mesa en el medio y miles de sillas rodeándola. Estaba decorada con el símbolo de cada reino, para demostrar que era un lugar de unión. Mientras Kairos y Aisha tomaban asiento otros más se unieron.

   El primero en llegar fue Kai, soberano del fuego primordial, luego aparecieron Khorn, soberano del caos y Heris, soberana del orden. Luego fueron Maru, soberano de las aguas, y Heka, soberana de la magia.

   Mientras cada soberano llegaba y tomaba asiento, más poder y tensión se añadía a la habitación. Si bien los soberanos no tenían guerras abiertas entre ellos, a veces habían roces y mucha diferencia de ideales.

   Al final, cuando estuvieron casi completos, todos dirigieron su vista al único asiento vacío del lugar.

   "¿Quién hablara del elefante en la habitación? Tengo poco tiempo y mucha masacre esperándome." La voz de Cadros, soberano de la guerra retumbó por todo el lugar.

   Fue Vel, soberana de la vida y la naturaleza, quien decidió responder.
"Como muchos sabrán recientemente hubo un ataque en las fronteras entre los mundos. En el combate resultante, un Slayer hirió de gravedad a Ankou y por desgracia no logró recuperarse." La voz de Vel falló en ese momento, y todos guardaron un minuto de silencio para su recién fallecido compañero.

   Ankou, soberano de la muerte, era uno de los más antiguos y respetado. Que hubiese caído era un duro golpe para todos ellos, además de un recordatorio de que no eran invencibles.

   Sin embargo no se habían reunido para un velorio o un tiempo de luto. De eso tendrían tiempo después.
Con la muerte de un soberano sin herederos se hacía evidente que ellos tendrían que escoger al próximo señor de la muerte.

   Kairos decidió ser quien rompiera el silencio. "Debemos de escoger al próximo soberano pronto o el caos va a reinar en el reino de los muertos.”

   “Estoy de acuerdo.” Lo siguió Cadros con una mirada oscura en la cara. “Debemos cazar de inmediato al próximo mortal que cumpla las condiciones necesarias.”

   “No me refería a eso.” Kairos hizo una mueca ante las palabras del otro soberano.

   “En lo personal no me importa que haya un poco de desorden.” La sonrisa de Khorn era enorme. “Aunque también podríamos provocar un poco de caos en el mundo mortal para atraer la atención del futuro soberano.” Su expresión pensativa no borró su sonrisa.

   “No” La palabra en sí no llamó la atención, sino quién y cómo lo decía.
Irene, soberana de la paz, mantenía un semblante tranquilo ante todas las miradas.

   “Estoy de acuerdo con Irene.” Ahora todas las miradas fueron para Thena, soberana de la mente y el conocimiento. “No intervendremos en el mundo mortal excepto para elegir al próximo soberano. Sólo cuando su momento llegue.”

   “Si esperamos a que el humano correcto muera y la fuente decida convertirlo, entonces el desastre aumentará.” La mirada que Cadros les dirigió lo decía todo.

   Personalmente Kairos creía que era solo cuestión de tiempo. No podían darse el lujo de comenzar una guerra en el mundo humano, si ni siquiera sabían si alguno de los involucrados cumpliría los requisitos.

   “Que sea por votación, entonces.” La atención regresó a Thena. “Los que estén de acuerdo con esperar.” Casi todos los soberanos alzaron la mano. “Y los que se opongan” Cadros y otros pocos más alzaron la mano. “Entonces está decidido. Esperaremos hasta que sea el momento adecuado. Sin intervenciones en el mundo mortal.”

   Con eso dieron por concluida la reunión y todos se levantaron de sus asientos. Después de despedirse la mayoría desapareció en un destello de luz. Allí solo quedaron Kairos, Aisha y Vel.

   Kairos y Aisha se miraron. Cadros se había frenado así sin más, sin dar guerra (irónicamente).

   “Va a dar problemas ¿Verdad?” Kairos se preguntó desde cuándo sonaba tan cansado.

   “Hablas cómo si no lo conocieras.” La risa de Aisha murió cuando sus ojos se encontraron con la forma de Vel tirada en el suelo.

   Parecía tan rota y solitaria que Aisha solo pudo sentir pena por ella. Que asesinaran a tu contraparte era tan doloroso como perder un hermano gemelo. Ella lo sabía mejor que nadie.

   “Oye. Calma, dentro de poco habrá un nuevo soberano de la muerte.” Vel sólo la miró con los ojos cristalizados. “Te llevarás tan bien, o incluso mejor, con el nuevo de lo que te llevabas con Ankou.”

   “Demasiado optimismo para mi gusto.” Las dos chicas dirigieron su atención a Kairos, quien estaba haciendo muecas cómo si estuviera tragándose un limón agrio. Eso le sacó una risa a ambas.

   “Gracias.” Fue lo único que Vel dijo antes de desaparecer. Aisha y Kairos se miraron antes de regresar a sus reinos.

   Mientras en el mundo mortal una entidad poderosa manejaba los hilos del destino para cambiar la vida de muchos.

El nacimiento de una eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora