Capítulo tres

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Quizás era la música fuerte o el alcohol en su sangre, pero Nahuel no estaba en sus cinco sentidos, el copete no le hacía muy bien, pero todavía le insistía a Remus que le sirviera un vaso más, que lo podría aguantar cuando eso no era cierto. Su vista estaba nublada, se sentía mareado y estaba sudando. Por supuesto que Nahuel no daba más de alcohol.

── Basta, no puedes tomar más ── dijo Remus, endureciendo su rostro y aseverando el tono de su voz ──. Se acabó Nahuel, ve a lavarte la cara y toma un poco de agua. Nada más de alcohol.

── Solo es un trago más.

── ¡Te dije que no! Hazme caso o te juro que llamaré a tu madre.

Y las amenazas de Remus eran siempre ciertas, así que Nahuel no tuvo otra opción más que hacer lo que el chico le estaba pidiendo, solo que no recordaba el camino hasta el baño. El alcohol no solo le había nublado la vista, también había bloqueado su razonamiento. Nahuel intentó caminar, pero se tambaleó y chocó con algo, no, con alguien.

── Ten más cuidado, Ayvlen ── escuchó, pero no reconoció la voz. Lo único que sabía era que no se trataba de ninguno de sus amigos, ellos no lo llamaban por su apellido ni eran despectivos con él, vamos, eran sus mejores amigos.

── Ten má' cuidao' tú ── resopló Nahuel ── ¿Dónde quedaba el baño?

── Por dios, ni siquiera sabes hablar bien y ahora no sabes en dónde se encuentra el sanitario ── escupió el chico, pero ahora Nahuel había podido identificar su voz. Se trataba de Regulus Black, no podían culparlo, el chico había olvidado que estaría él allí ──. Ven, yo te llevaré.

Nahuel sintió el tacto de Regulus en su mano, lo había sujetado de la muñeca para poder arrastrarlo al baño. Parecía ser que era uno de los dos que no había consumido tanto alcohol junto a Lupin, se veía demasiado sobrio y parecía mantener el control de la situación, así que el chico no se resistió, dejó que Regulus lo guiara por el pasillo de la casa de los Potter hasta el cuarto de baño.

── Pensé que erai más desagradable, pero veo que me equivoqué.

── ¿Podrías tratar de no mezclar el inglés con el español? No te entiendo para nada, Nahuel, no soy como tus amigos que comprenden todo lo que dices ── pidió Regulus, pero si tuviera que ser sincero y decirle la verdad, no era necesario que el chico dejara su lengua materna para comunicarse con él porque Black sí que sabía lo que estaba diciendo.

Había pasado mucho tiempo estudiando y practicando el español y los modismos chilenos a escondidas de su hermano mayor y sus padres con tal de poder entender las cosas que Nahuel Ayvlen decía en caso de que se le diera la oportunidad de entablar una conversación con él como en esa ocasión. Solo que jamás pensó que serían en esas condiciones donde uno de los dos estaba por entrar en un coma etílico.

── Bien, como quieras ── murmuró Nahuel ──, pero no puedes pedirme todo el tiempo que no lo haga, no es algo que pueda controlar siempre.

── Lo sé Nahuel.

── ¿Ahora me llamas por mi nombre? Creí que solo era Ayvlen para ti, no sé, los de tu casa son medio raritos llamando a todos por sus apellidos. Tenemos nombres ── Regulus dejó escapar el aire de sus pulmones y abrió la puerta del baño para que el otro chico pudiese entrar ──. Gracias, Regulus.

El corazón del menor dio un vuelco al escuchar a Nahuel decir su nombre porque siempre lo llamaba por su apellido tal y como Regulus solía hacerlo con él y con todos los demás.

── De nada Nahuel ── se abstuvo de lanzar algún comentario un poco mezquino para equilibrar su amabilidad y la personalidad que todos conocían de él, la cual era una máscara para el mundo, para sus padres.

El chileno vomitó un poco en el inodoro mientras Regulus lo observaba desde el umbral, sin ayudarlo mucho, ya había hecho suficiente según él. Además, se odiaban, eran como una especie de rivales o enemigos, no lo sabían con certeza, solo no se soportaban sobrios. Pero había un pequeño detalle esa noche, el menor de los Black no había ingerido ni una sola gota de alcohol.

── Es curioso cómo es que hemos acabado en esta vergonzosa situación ── comentó Regulus. Nahuel lo miró desde el suelo de baldosas, luego de vomitar se recostó en la pared dejándose caer al piso ──. Si estuviésemos en una pelea ahora mismo, estarías tan débil que te asesinaría.

── ¿Asesinar es lo único en lo que piensas? Dios, son tan diferentes ustedes dos con Sirius, ese nomás piensa en comer e ir a orinar ── odiaba las comparaciones con su hermano mayor y eso Nahuel lo sabía muy bien. Estaba todavía bajo los efectos del alcohol, pero era consciente de lo que estaba diciendo.

── Bueno, ¿qué es lo que sueles pensar tú? ¿Qué te mantiene tan ocupado en tus pensamientos? No es que lo mío sea el asesinato, a veces también pienso en ti... ya sabes, los enemigos siempre piensan en el otro para saber cuándo atacar.

Nahuel se echó a reír al escuchar esa estupidez, creía que Regulus era un poco más inteligente.

── Qué erí' weon Regulus, en serio. Yo no pensaría en ti, aunque esa wea me fuese a salvar de morir, no sé.

── Estás borracho ── dijo, tratando de desviar el tema al darse cuenta de lo había provocado ──. Voy a llamar a tus amigos.

── Llama a tu hermano ── soltó Nahuel ──, él es mi mejor amigo.

── Está bien ── murmuró ──, pero no sé si esté sobrio como para poder ayudarte.

── No lo estará, pero llámalo igual.

El chico lo miró una última vez antes de desaparecer por el pasillo. Nahuel se quedó observando su sombra por unos segundos, hasta que volvió a sentir la bilis subir por su garganta.

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⏰ Última actualización: Mar 17 ⏰

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DANCING WITH THE ENEMY, regulus blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora