En cuanto una lechuza dejó caer el paquete frente a él durante el desayuno, todas las alarmas de Severus se encendieron. Podía enumerar con los dedos de una mano las veces que recibió correo en sus seis años en Hogwarts y le sobrarían dedos; cualquier tipo de correspondencia inesperada no podía significar algo bueno, especialmente cuando la última vez que sucedió fue para notificarle el fallecimiento de su madre.
Echó un vistazo al otro lado del Gran comedor y se encontró con la mirada curiosa de Lily. Ella le instó a abrir el paquete con un gesto de la cabeza. Severus, en cambio, hizo la cosa a un lado y retomó su desayuno, como si la intriga no le hubiese suprimido cualquier vestigio de apetito.
Mientras comía, no pudo evitar mirar de reojo cada tanto hacia el paquete descartado.
No era demasiado grande o pesado, una mera caja mediana envuelta en papel marrón. A ojos de Severus, la aparente simpleza lo hacía más sospechoso. Quizá era la paranoia hablando por él, o las innumerables veces que se encontró en el extremo receptor de una broma; de cualquier manera, le resultó imposible no sospechar de algo tan fuera de lugar. ¿Quién le enviaría correspondencia? Su madre estaba muerta, su padre bien podía estarlo y Lily se encontraba frente a él. Solo quedaba la posibilidad de que alguien intentara hacerle daño.
Antes de darse cuenta la comida en su plato había desaparecido y tenía ante él el dilema de dejar atrás el paquete o recogerlo. Argumentando que la correspondencia en Hogwarts era monitoreada y no recibiría una maldición solo por tocarla, tomó la caja y la deslizó entre los pliegues de su túnica. Ya pensaría que hacer con ella más tarde.
Las horas pasaron y Severus siguió su rutina como cualquier otro día: asistió a clases, estudió en la biblioteca, comió y leyó un poco en su tiempo libre. Fue recién cuando se preparaba para dormir y escuchó un golpe seco al dejar caer su túnica, que recordó la existencia de la caja. Se obligó a continuar con su preparación nocturna y una vez al interior de la seguridad que brindaban las cortinas de la cama, finalmente se permitió examinar el objeto con la ayuda de un lumus.
No había nombre del remitente o una dirección, tampoco alguna nota adicional adherida al papel. Agitó un poco el paquete y por el ruido sordo, descartó que se tratara de objetos de vidrio o metal. Tampoco pesaba demasiado, ni producía algún efecto de rozamiento, por lo que cualquier cosa al interior muy seguramente estaba hecha de papel o tela; eso le hizo sospechar todavía más. Era fácil encantar ambos materiales y debido a su constitución, las maldiciones aplicadas sobre ellos resultaban casi indetectables.
Por un momento consideró olvidarse del paquete e irse a dormir, pero la curiosidad pudo más que la precaución. Lanzó cuanto hechizo protector conocía sobre sí mismo y sus alrededores, para acto seguido ubicarse a una distancia que consideró prudente, levitar el paquete y empezar a desenvolverlo con magia.
Una vez retirado el papel, la caja debajo no dio indicios de lo que contenía. Era lisa y de un color café ligeramente más oscuro que el de su ahora destruida cubierta, carente de cualquier información que aclarara sus orígenes, o al menos proporcionara alguna pista sobre ellos. Severus no sabía si lo que aceleraba su corazón era la aprensión o el ansia.
Abrir la tapa de la caja fue un poco más difícil sin usar las manos, pero luego de un buen par de minutos, Severus se las arregló para lograrlo. En su interior descansaban dos objetos; tuvo que dejarla caer sobre la cama y acercarse, para advertir lo que eran: una bufanda y un pedazo de papel.
Su atención se centró primero en la bufanda. Era de un rico color verde bosque y parecía tejida a mano en un patrón delgado y elegante. Severus no pudo evitar pasar las manos por su superficie, el recelo reemplazado por la fascinación. Se sentía suave al tacto y sorprendentemente cálida, como si tuviera imbuidos hechizos de temperatura. En un extremo y con hilo plateado apenas visible, se encontraban bordadas sus iniciales en una bonita cursiva.
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How to warm a cold heart [JEVERUS]
Fanfic«El pedazo de papel, por su parte, era un rectángulo blanco con una simple escritura a mano: 'ya empezó la temporada de frío, abrígate bien'. Ni un nombre, ni una inicial; nada». Severus empieza a recibir regalos de una persona anónima y...