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CAPÍTULO DOS.
    
    
    
    
KOSEM WONDERLUST.

Cuando mis ojos se abren aún sigo hundida en tanta oscuridad, mi cuerpo ya no está en el frío suelo del cuarto, las mantas de la cómoda cama calientan mi cuerpo entre tanta frialdad.

Mis codos se clavan en el colchón, mis ojos cansados observan alrededor para ver que todo parece estar limpio.

Aparto las sábanas como si me quemaran, mis pies descalzos contra el frío suelo observando a mi alrededor sintiéndome mareada y desorientada.

Ella jamás limpiaría tanto desastre si era yo quien lo ocasionaba, si fuera por ella habría dormido en el piso toda la noche, mis huesos dolieran por la firmeza e incomodidad provocada.

Frunzo el ceño con suavidad entonces al percatarme de todo eso.

Mechones de la desordenada coleta caen por encima de mi rostro pálido, la camiseta de tirantes azul grisacea de ajusta a mi cuerpo y el short negro parece ser muy ancho para mi cuerpo.

Vendas cubren mis codos y mi rodilla derecha, pequeñas cortadas se ven en mis piernas por los vidrios qué cayeron al suelo a mitad de mi ataque de pánico, me lastimaron.

Una suave voz se escucha dede la planta baja y luego se puede escuchar llanto, supongo que esa fue mi señal para salir de la habitación dejándome guiar por el sonido hasta llegar a la sala, sosteniendome del barandal de la escalera de madera.

No estaba lista para ver lo que ahí abajo ocurría, el como Candance fingía llorar sosteniendo la mano de su esposo al lado de Matthew, una hermosa mujer de edad media y cabello largo escuchándolos atentamente.

Mis ojos se abren con sorpresa, me siento indignada al escucharla.

—Su condición parece empeorar cada vez más, anoche incluso tuvo un episodio, ella estaba delirando, tan perdida. —Comenzó a llorar con fuerza, cubriendo su rostro—. Estaba tan convencida de que estaba intentando haberle daño, ella me amenazó, creo que sus analgésicos están fallando.

Muerdo mi labio con fuerza, mis uñas pintadas con el esmalte negro se clavan en mi piel sintiendo mi sangre hervir, tan descarada como siempre.

Sus ojos viajan por el cuarto, nuestras miradas de unen por un segundo qué parece eterno, su sonrisa siniestra antes de volver a llorar como alma en pena, de pronto todos me miran.

El tiempo se detiene, dos hombres que ni siquiera reconozco fijan su vista en mi con una seriedad que me hace estremecerme, vestidos con trajes quirúrgicos negros.

¿Quienes son estas personas? Matthew camina hacia mi pero yo retrocedo, cuando sube y sostiene mis muñecas lo miro aterrorizada.

—Ella está mintiendo. —Murmuró con la esperanza de que él me escuche pero en sus ojos puedo ver la lastima, él también había creído la historia de Candace y el supuesto episodio.

Veo por encima de su hombro, el como la mujer le entrega un sobre rojo a Morgan quien sonríe con disimulo, los hombres vestidos de negro acercándose a mi mientras intento soltarme del agarre de Matthew.

Su fuerza es demasiada para competir contra la mía, una aguja es incrustada en mi cuello, el líquido viaja por mis venas como una cascada y es entonces cuando me sueltan.

Me siento desorientada. Él me acerca a si, sus labios contra mi piel al besar mi frente susurrando qué todo iba a estar bien mientras me sentía cada vez más perdida en mi propio cuerpo.

Ellos me guían hasta el sofá, estoy sentada al lado de Candace ahora quien acaricia mi mano pretendiendo ser la mejor madre del mundo pero todos saben que no es así.

LO QUE UNA VEZ SOÑÉ © #1 [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora