Todo había comenzado a ponerse extraño para Izuku desde que aceptó la pasantía con los Pussycats. Fue puesto bajo el cuidado y tutela de Mandalay. El joven ya había vivido muchas situaciones inusuales antes, pero siente que la heroína buscaba cualquier excusa para manosear su cuerpo.
El chico intentó concentrarse en su entrenamiento, pero la mirada de la mujer, el tono en el que lo llamaba, la forma en que caminaba a su alrededor, todo comenzaba a volverse extraño, y cada vez más frecuente.
Si no fuera por la presencia de Kota y los otros Pussycats, las cosas probablemente habrían empeorado mucho antes. Como ahora.
"¿Señora Mandalay?" El niño llamó a la puerta de la habitación de la heroína, quien lo había llamado después del entrenamiento nocturno, diciéndole que era algo importante.
"Puedes pasar, gatito" dijo la heroína, desde el interior de la habitación.
Izuku sintió un escalofrío recorrer su espalda, no era la primera vez que Mandalay lo llamaba con tal apodo, y aunque parecía hacerlo inocentemente, algo en sus entrañas le decía que la mujer tenía intenciones ocultas.
Respirando profundamente, Izuku abrió la puerta, se sonrojó casi al instante y se tapó los ojos. La heroína estaba sentada en la cama, luciendo una lencería con diseño de gato, que dejaba sus pechos casi al descubierto.
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"¿P-p-por qué estás vestida así?" tartamudeó el peliverde, sin atreverse a apartar las manos de la cara.
"Ya te dije que puedes llamarme por mi nombre Shino" La heroína ignoró la pregunta, se levantó de la cama y se acercó al chico. "Ahora, veamos si podemos sacarte esa ropa"
"¡¿Q-qué?!" El chico iba a preguntar de qué hablaba la mujer, pero ella no le dio tiempo. Las manos de la heroína comenzaron a desnudarlo, desabotonándole la camisa y tirándola al suelo, seguido de su pantalón, dejándolo solo en ropa interior.
"¿Sabes? Cuando me enteré que aceptaste nuestra solicitud de pasantía, me emocioné mucho" Shino le quitó la ropa interior al chico, liberando su miembro duro, que estaba firme, frente a su cara. "Es más grande de lo que esperaba"
"¡Señora Mandalay!" La cara del niño se puso de un rojo más intenso, la mujer no solo lo veía desnudo, sino que ahora estaba mirando su pene.
"Shino, ya te lo dije, no quiero que me llames así, al menos no ahora" La heroína se levantó del suelo, tomó la mano del niño y lo guió hasta su cama. "Vamos a la cama"
"¿P-por qué estás haciendo esto?" El joven intentó detenerla, pero fue inútil. Tan pronto como llegó al borde de la cama, Shino lo empujó, obligándolo a acostarse, y ella se sentó a horcajadas sobre él.
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