𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸.

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                                                                                        12 de febrero

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                                                                                        12 de febrero.


Esperaba sentado en la cama de hospital a que aquel sujeto fuera a buscarle, pero ya se estaba tardando.

Su alta había sido firmada a las 8:00 en punto de la mañana, ya era las 10:00 a.m, y no había rastros de aquel tipo por ninguna parte del hospital.

Le había prometido que estaría allí justo a las 8:00 a.m, pero le había mentido.

Levantó su mano izquierda, y tocó con suavidad la venda que tenía al rededor de su cabeza, para luego bajar su mirada hasta su mano derecha, donde tenía un yeso.

Bajó un poco más hasta su pie derecho, con un gran vendaje en su tobillo. Esa zona le dolía demasiado, pero no se comparaba en nada con el dolor en su clavícula rota.

Volvió a mirar el reloj en la pared. Las 10:16 a.m. Suspiró cansado. Tan vez él no iba a ir. Tal vez se había arrepentido.

Y no lo culpaba. ¿Quién querría estar a su lado?

Bajó de la cama con cuidado de no dañar aún más su pie, y caminó dando pequeños saltos hasta la puerta, pero esto no le ayudaba mucho.

Pues, sí bien dar "saltitos" evitaba que le doliera el tobillo, la parte mala era que le dolía su clavícula con cada salto que daba.

Trató de ignorar su dolor, y abrió la puerta para luego salir de la habitación. Caminó con el lado izquierdo de su cuerpo pegado a la pared, mientras continuaba dando pequeños saltos.

Finalmente consiguió salir del hospital, pero ahora le sería aún más complicado caminar en la calle con tantas personas a su al rededor.

Aún así lo intentó, y avanzó como pudo entre el tumulto, teniendo especial cuidado en no caer de cara al suelo.

En un momento dado, cuando tambaleó y estuvo a punto de caer, recostó su hombro derecho a una pared.

Apretó los ojos con fuerza, haciendo rechinar sus dientes por el dolor que sintió en su clavícula rota.

Un auto se estacionó justo en su costado, pero al estar medio de espaldas no lo notó.

— Disculpa... — le habló y reconoció al instante aquella voz.

Era de ese sujeto que había ido a verle al hospital, ese que le había dicho que se haría cargo de cuidarle mientras se recuperaba.

Ese que le había prometido que iría temprano, a las 8:00 de la mañana en punto a buscarle, pero no había cumplido con su palabra.

Decidió no moverse, y se mantuvo quieto, con su hombro derecho y su frente pegados a la pared, mientras cerraba sus ojos e inhalaba y exhalaba rápidamente, tratando de aliviar el dolor.

𝙲𝚛𝚢𝚜𝚝𝚊𝚕 𝚜𝚗𝚘𝚠 •𝙾𝚋𝚒𝙺𝚊𝚔𝚊•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora