4: BAD [FINAL]

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—Una habitación, por favor­— le ordenó al dueño de la posada donde se hospedaría esa noche.

El murmullo incansable de afuera lo aturdía, con toda la música festiva y las voces vitoreando a cada segundo. Las luces de neón y los fuegos artificiales le indicaban que sería una noche difícil para conciliar el sueño, pero no le importaba.

Se mantuvo caminando durante horas por las calles, intentando no quedar a descubierto y tampoco solo en ningún momento. Sin embargo, no importó todo lo que hizo para mantenerse seguro, simplemente se sentía observado a cada momento, por lo que prefirió encontrar un lugar donde dormir y continuar su travesía al día siguiente.

Preguntó en varios lugares y un par de muchachos le indicaron que si continuaba su recorrido por el callejón de la izquierda hallaría un hotel bastante confiable. Era recorrer apenas una cuadra y media por ese callejón... pero la oscuridad del estrecho camino y el hecho de no sentirse acompañado por nadie lo mantuvieron en alerta, por lo que ahora se encontraba agotado y estresado.

Cuando el anciano le dio las llaves, le indicó que la única habitación que le quedó libre daba directo hacia la calle y era en un piso de arriba, por lo que seguramente lo molestarían las luces de la festividad de afuera.

—Te haré un descuento por las molestias— insistió el mayor, negándose a aceptar la totalidad del dinero antes de tiempo.

—No se preocupe, anciano. Me hará bien sentir que hay gente alrededor.

La respuesta sorprendió al anfitrión, quien se lo quedó mirando, con una ceja elevada. Pero Sanji no tenía ni quería tener tiempo para explicarle, solo tomó las llaves y se dirigió a las escaleras. Subió un buen trecho hasta que llegó al cuarto que coincidía en número con su llave, y una vez allí, se adentró.

Era una pieza pequeña, recubierta de decorados tipo madera, muy oscura pero con un gran ventanal. El rubio halló confort en esa ventana, pues apoyó su cuerpo cansado allí y volvió a prender un cigarrillo. Miraba las luces festivas con desinterés, preguntándose cuánto tiempo debía transcurrir para volver a sentirse él mismo... Para ya no abrigar ese pavor que le daba pensar en Zoro, o en lo ocurrido.

Cuando terminó de fumar, aprovechó el cuarto de baño para ducharse, y tuvo una agradable sorpresa cuando notó que el dueño le hubo dejado batas para dormir en distintos talles, por si los necesitaba.

En efecto, se midió un par hasta que dio con el tamaño exacto, y cómo lo contentó aquello, pues su ropa no era la más cómoda para echarse a dormir, sinceramente.

Una vez reconfortado, se tiró de lleno en la cama y colocó sus manos atrás de su cabeza, mirando al techo con la expresión vacía. Hacía mucho tiempo que no dormía en un lugar desconocido, y de verdad que dudaba poder dormir realmente, pues el bullicio del exterior cada vez era más intenso.

—¿Qué estarán celebrando?— se preguntó a sí mismo, echando el último vistazo a la ventana abierta.

No le importaba, la verdad. Aquel ruido incesante, sumado a los fuegos artificiales que coloreaban la noche y los carteles luminosos de la ciudad, le dieron un panorama sereno que lo ayudaba a no sentirse solo, y sin darse cuenta, sus ojos celestes fueron cayendo en el manto del sueño. Antes de darse cuenta, se había dormido profundamente.

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El sonido de un paso dado en el piso de madera despertó apenas sus sentidos, los cuales lo obligaron a despegar sus párpados y prestar atención al lugar donde se hubo producido el sonido. Al echar un vistazo furtivo hacia la ventana, observó con su visión aún borrosa la silueta expectante entrando a su habitación.

Cierta parte de mí   [ZORO X SANJI LIVE ACTION] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora