Capítulo 5: Registros

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(Perspectiva de Alexander)

—Me alegra que estés bien.—Lr dijo Kayden alucinado.—Me miró. Su rostro se convirtió en uno normal, se podría decir serio. En cuestión de pocos segundos se volvió a Crystalia.—¿Dónde habías estado?—Le preguntó con decepción y angustia.
—Ya no importa.—Confesó mientras negaba con la cabeza. Nos intentó sonreír.
—¿Te sientes lista para...?—Kayden dejó la pregunta al aire. Yo seguí.
—¿Te sientes lista para volver?—Resopló.
—Sí.—Dijo mirándonos inexpresiva.
—Todo va a ir muy bien.—Dijo Kayden.—Ella le volvió a sonreír en modo de respuesta.

Emprendimos camino de vuelta al palacio. Yo aseguraba que ella lo hacía por el bien de todo su pueblo. No era ningún secreto. Kayden y yo lo dábamos por seguro.

Yo deseaba con todo mi ser decirle que no tenía que hacerlo. Que si no era feliz...aún tenía oportunidad de serlo.

También deseaba poder decirle que escapáramos de ese pueblo lleno de gente, pero, bien ya habíamos visto que situaciones podrían ocurrir. Pero me dolía no poder hacer nada.

Durante el transcurso la miré. No parecía sentir nada. Seguía con su rostro indescifrable. Eso no significaba nada, pero igual yo me sentía mal. El grifo parecía estar alerta, tal vez también lo podía sentir. Observé a lo lejos las casas del pueblo. Ya estábamos cerca.

La esperanza de que todo fuera bien seguía en mi.

Salí de mis pensamientos cuando Kayden interrumpió aquel silencio.

—Creo que sigo con hambre. Sé que pronto llegaremos pero hace mucho tiempo que no hemos mordido algo. —Parpadeé confundido al razonar.
—Dices que trajiste de todo para defendernos, menos comida? ¿Cómo puede ser eso?—Dije divertido.
—Bueno, digo, no pensé que fuera a ser tanto tiempo está bien?—Parecía molesto.

Yo comencé a reír por las cosas que decía. Me era gracioso. Él también comenzó a hacerlo mientras negaba con la cabeza. Al fin nos divertíamos.

—Parece que ya llegamos.—Señalé. Ya podía ver el pueblo claramente. Las calles estaban llenas de decoraciones para la fiesta del día siguiente.

En eso recordé que la boda sería también al siguiente día, al anochecer. Sería más pronto de lo que había captado.

Otra vez solo sería otro sirviente de ella y quizá Crystalia me dejaría de ver, quizá me olvidaría en cuestión de tiempo. Tal vez dejaría de importarle todo esto.

Kayden me miró. Me hacía señas con la mirada preguntándome si ya era el momento. Yo solo asentí fingiendo estar seguro. Se aclaró la garganta.

—Crystalia...Tal vez en el pasado no pude decirlo.—Ella lo miró, ahora entusiasmada.—Será mañana todo eso. Así que...—Continuó hincándose en el pasto. Ver aquella escena me destruía por dentro.

Tal vez nunca le había gustado importado todo eso.

Solo observé como sacaba una pequeña caja con un anillo de oro precioso lleno de diamantes miniatura. El rostro de Crystalia se iluminó de más. Quedé impactado al ver su expresión. Yo no creía que ella fuera así. No podía ser. Seguí mirando decepcionado.

(Perspectiva de Kayden)

Quizá por dentro no lo quería así. Pero ya estábamos ahí. Crystalia lucía más feliz a comparación del primer día que nos conocimos. Pensaba que debería hacer lo mismo.

El secreto que una vez había planeado contarle a Kayden para que fuera nuestro secreto ahora solo sería mío.

Algo que venía más adentro del bosque robó mi atención. Era un soldado de los que venían buscando a Crystalia, salió de entre los árboles. Estaba agitado. Sus ojos de dilataron al verla.

—¿Princesa Crystalia?—Ella adoptó una postura más derecha y seria.
—Así es.—Dijo con una sonrisa ligera. Él al instante hizo una reverencia arrodillándose. Miró como me levantaba del pasto.
—Oh. Perdón si interrumpí algo importante.
—No para nada. No pasa nada.—Le sonreía mientras Crystalia giraba los ojos, algo inquieta.
—Es que creí haber escuchado algo y venía a verificar. Tenemos que llevarla al palacio. El rey necesita verla.—Normalizaba su respiración.
—De hecho...eso hacíamos.—Señaló Alexander hacía el palacio a lo lejos.
—Les tengo que dar unos registros sobre los soldados de la búsqueda. Primero. Ya están listos los preparativos, cosas divertidas y seguras para que todos en la fiesta lo disfruten.
—Excelente...—Me mostré emocionado.
—También ya está todo listo para su boda. Flores, arreglos, música.—Lo escuché con atención. Creía que lograba resignarme y tratar.
—De acuerdo. Gracias.—Asentí. Miré como entrábamos en ese cálido pueblo. De nuevo ahí.
—Bien. Y por último registro, alguien reportó un incendio mucho más adentrados en el bosque. Cerca de ahí venía.—Eso pareció captar la atención de Crystalia.
—¿Qué?—Se dirigió a él.—¿Dónde?
—En una cabaña vieja.—Dijo nervioso por lo alterado de ella.
—¿Y qué se supone que estás esperando?—Le regañó Alexander.
—Venía a reunir a más por si el incendio se vuelve más grande.
—Tu lleva a Crystalia al palacio y reúne a más. Yo me adelantaré.—Ordenó Alexander.
—¿Alexander?—Ella se aclaró la garganta.—No...No creo que sea bueno que vayas.—Además yo ya estoy aquí, y eso era lo que importaba ¿No?
—Pero también puede haber alguien en esa cabaña.—Dijo escalando al lomo del grifo.
—Alexander...Pero...—Antes de que terminara sus palabras, él salió volando gracias al grifo. Ella observó molesta.
—Tenemos que correr.—Dije empujándola hacia el palacio. Al llegar, el rey estaba de nuevo en el salón principal. Vio con mirada de sorpresa, luego esa mirada se convirtió en furia.
—Al fin estás aquí. Llegaste a tiempo para mañana.
—Pero me tengo que ir.
—Nada de eso, pensé que no volverías. En tu habitación tu criada te va a cuidar.
Diría algo, pero intenté calmarla. La miré a los ojos.
—Está bien. Ire a ver qué Alexander este bien.—Dije antes de salir corriendo en la dirección contraria saliendo rápidamente del salón principal.

Ahora yo también iba hacia la misma ruta que los soldados y sirvientes. Iban tan apresurados como podían hasta que llegamos cerca de Alexander, quien miraba el incendio que iba en aumento. Pronto se convertiría en algo grande.

—Alexander, ve adentro y verifica que no haya alguien.—Asintió y se dirigió ahí.—Tenemos que traer agua del río.—Ordené y corrí junto a los sirvientes hacia donde indiqué. Solté un grito ahogado al recordar lo que había visto ahí. Me sentía abrumado, pero sabía que tenía que hacer algo en ese momento.

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⏰ Last updated: Mar 25 ⏰

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El río de las promesasWhere stories live. Discover now