Capítulo 4: La Búsqueda

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(Perspectiva de Alexander)

La búsqueda de Crystalia había comenzado.

Cientos de soldados enviados por el rey salían del palacio en su búsqueda. Sabía muy bien que yo también debía de actuar. Estaba decidido a encontrarla primero que ellos, si no, podría ser un desastre para ella. Kayden me seguía.

—¿A dónde crees que vas?
—Afuera.—Dije fríamente.
—¿Cómo que afuera?—Chilló molesto.—No. tienes que quedarte para el regreso de los soldados.—Asentí exagerado mientras lo observaba hacia otras personas.

A pesar de su gran orden, me fui a lo más lejos posible, sigiloso mientras estuviera en su campo de visión.

Sabía que yo era su sirviente y él el príncipe y quizá debía seguir sus órdenes, pero no me quería de brazos cruzados a esperar que regresaran y me contaran que Crystalia estaba bien y segura y la trajeran de vuelta...o no.

Pensar en eso me causó un pequeño escalofrío al rededor de todo el cuerpo. Me causaba miedo.

De todas formas yo pensaba que era el único que la podía recuperar haciéndola sentir mejor, porque por otro lado si los soldados la encontraban sería diferente. Sobre todo porque su padre aseguraba que había huido.

Yo seguía sin creer en realidad que fuera capaz de marcharse por tanto tiempo. No sería así.

Caminaba por todo el pueblo pensando desesperado donde la podría encontrar. Daba vueltas para ver a mi alrededor. Debía pensar en algo rápido. Tal vez la amaba de verdad y más de lo que creía cualquiera. Mi preocupación avanzaba. Mucha gente del pueblo me miraba extrañada, pero por primera vez no me importaba. Ahora estaba esa prioridad y sí que era muy grande.

Entonces vi a lo lejos la entrada al bosque.
"—Habrá ido al bosque" recordé nuestra conversación. "—Suele ir seguido cuando necesita pensar con claridad." Claro.

¿Sería posible que le había metido la idea de ir al bosque? ¿Lo habría pensado cuando se lo conté?
No. Tenía demasiadas esperanzas de que ahí estuviera y volverla a ver cuanto antes.

Pero al mismo tiempo no quería que se encontrara ahí. Era demasiado peligroso. Yo solía ir y sabía que había criaturas y animales tan salvajes que en ocasiones, asesinos. Comencé a dirigirme ahí, más bien, comencé a correr tanto como podía hacía allá.

Necesitaba decirle que no se sintiera mal y ayudarla a ello. Sabía que estaba sintiendo.

Ya iba demasiado cerca. Los árboles comenzaban a rodearme. Era un bosque demasiado grande. Podría estar en cualquier parte, pero yo lo averiguaría. En eso escuché un grito detrás de mí.

—¡¿Alexander?!—Era Kayden un poco exhausto. Parecía que había corrido al igual que yo.—¿Qué estás haciendo aquí?—Avanzó confundido.
—¿Tú qué haces aquí? Estabas en el palacio hablando con unos soldados.
—Debías quedarte a esperar a que Crystalia volviera.—Negué con la cabeza algo avergonzado.
Abrí la boca para decirle que en serio no podía, me interrumpió.—Vi cuando te comenzabas a alejar y...decidí que te acompañaré.—Me sorprendí a sus palabras. Nunca me lo había esperado.—Es que no puedo dejar que te pase lo mismo a Crystalia o algo similar. Eres...Eres mi mejor amigo.
—Muchas gracias, príncipe Kayden.—Le dije con gratitud mientras comencé a notar que le salían lágrimas pequeñas lágrimas de sus ojos, aún así él sonreía, aunque no había razón para llorar en ese momento.
—Sí, no es nada.—Parpadeó rápidamente secándose.—Traje cosas que tal vez ocupemos.

Me mostró que tenía algunas armas útiles como cuchillos entre otras cosas. Le sonreí a manera de broma.

Comenzamos a caminar por el frío bosque. Podía notar su preocupación como la mía en los ojos de Kayden mientras más alerta me ponía.

El río de las promesasWhere stories live. Discover now