"Todo lo que empezó esa noche, dió paso a sentimientos que serían puestos a prueba en múltiples ocasiones, pero también fue lo nos llevó a desenterrar poco a poco toda la maldita verdad"
Creo que lo que más debo recalcar es que hay...
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Cuando me desperté estaba sola en la cama, la luz que entraba por la ventana daba directamente en mi rostro, impidiéndome dormir un poco más, y ahí comencé a sentir un dolor de cabeza infernal.
—Uff, mierda— empecé a frotarme ambas sienes—, siento que mi cabeza va a explotar.
Recorrí con la mirada la habitación en la que me encontraba, mi ropa estaba doblada en una esquina de la cama, y todo lo que habíamos desubicado la noche anterior estaba en su lugar; si recuerdo cada detalle de lo que pasó. Pero él hizo un buen trabajo al limpiar, y debo admitir que anoche también.
Me levanté y puse una bata de baño, queriendo ir a buscarlo; en unas horas tendría que ir a la universidad, así que no podía demorarme mucho. Sin embargo, no lo encontré.
—¿Dónde estará? —murmuré para mí misma. Al ver la mesa, había una bandeja que contenía unas tostadas y un jugo, además de una pequeña nota que decía:
“Tuve que irme por una urgencia, pero espero que nos volvamos a ver, cariño...” Hugo.
—Dudo mucho que eso pase— la dejé ahí y me fui rumbo al baño para darme una extensa ducha.
Me sentía un poco culpable por lo que hice, nunca quise a alguien más que a Aarón, pero la decepción y el alcohol que tenía encima me despojaron de mis sentidos, guiándome solo por mis deseos.
Luego de la ducha, tomé dos de las tostadas junto con el jugo, para luego tener que ponerme mi ropa de nuevo y salir del hotel. No tenía ganas de ir al departamento en donde vivía y tener que encontrarme con mi compañera de cuarto; no nos llevábamos muy bien que digamos, por eso fui al de mi mejor amiga, Caroline Warner.
—Estás completamente desquiciada, Ait— empezó ella, buscándome un conjunto decente en su armario—. Nunca pensé que hablaras en serio cuando dijiste que te ibas a coger al primero que se te insinuara.
Dejó una blusa azul claro sin mangas y con cuello alto en la cama donde estaba, para después buscar un pantalón de mezclilla ancho.
—Yo tampoco pensé que lo haría— tomé la blusa, colocándomela sobre el brazo—. Pero en verdad lo hice, y no es que esté muy orgullosa de eso.
—¿Perdona? —se apartó del clóset, con una expresión de exagerada indignación, junto al pantalón—. Yo te vi listilla— dejó la prenda sobre la cama y se sentó.
—Si claro, te fuiste con un chico y me dejaste sola, Carol— le recordé—,dudo que me hayas visto en algún momento.
—Soy culpable de eso— admitió, con una sonrisa, a lo que rodé los ojos—. Pero vi como te subiste en las piernas de ese guapo chico, tienes que aceptar que te sacaste la lotería amiga— finalizó con una sonrisa de lado.
Al parecer si me prestó algo de atención después de revolcarse con uno de los chicos del bar, descarada.
—De cualquier manera no volverá a pasar, fue una aventura pasajera.
