Prólogo

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La vida dentro de un psiquiátrico no es de las más bonitas debo decir, y créanme cuando se los digo, ya estuve aquí dos veces, y por mucho tiempo. "No se enrrollen tanto en su vida y traten de vivirla lo mejor que puedan". Ya no sé ni quién lo dijo, solo sé que quiero romperle la cara.

Es difícil ser feliz, a mi no me van a engañar, la vida es una mierda y es absurda, así que hay que cuidarse de que no los maten, y de que no terminemos matando a nadie. Creo que la segunda es hasta más importante que la primera. No ser un psicópata o un asesino frente a la sociedad es muy importante. No sé si por suerte o desgraciadamente, yo no llegué a matar a nadie. Aunque si quise hacerlo, unas cientos de veces.

Las personas me hacen sentir principalmente incómoda, me hacen enojar y sacan lo peor de mí. Solo hay dos seres en esta tierra que se merecen mi amistad, mi respeto y mis disculpas también. No puedo decir lo mismo de las otras siete mil millones de personas que habitan este mundo. No digo que merezcan la muerte, pero sí que los odie. La verdad, jamás me planteé si eso estaba bien o no

Cambiando de tema, volvamos al principio...
Como habrán imaginado, debo estar loca o algo así, lo cual no es mentira, tengo veintinueve años y estoy dentro de un centro psiquiátrico hace tres años. Tomo pastillas todos los días, hago terapia de grupo, tengo citas con el psicólogo y hasta yoga todas las semanas, entre otras cosas. ¿Me dejan en paz en algún momento? No, claro que no, si nos dejaran en paz quizás estaríamos bien.

¿De haber sabido cómo terminarían las cosas habría actuado diferente? Tal vez, no creo que hubiera sido capaz de obligarme a hacerme daño a mi misma. Hubiera sido estúpido...
Pero teniendo en cuenta que todo lo que tiene que ver conmigo no tiene sentido, quizás lo hubiera hecho de igual modo.

De igual modo no viene al caso, solo lo dije para que me entiendan en esta extraña, curiosa, triste y feliz historia, que desde mi punto de vista terminó bien. O al menos teniendo en cuenta todo lo que pasó y todo lo que podría haber pasado.
Honestamente esperaba mucho más de mí, esperaba poder hacer lo que realmente quería, esperaba que todo fuera más normal, esperaba... ser un poco más feliz.

Seguro tienen mil quinientas preguntas ahora, y la mayoría son por morbo, tranquilos, yo también las tenía. A lo largo de esta historia se responderán todas esas preguntas y algunas más. Desde cómo termine en este maldito lugar, a si es verdad que nos dan de comer un puré verde con gusto a cartón.

Ah y por último, debo decir que mi historia será algo difícil de leer, o más bien, será desesperante, porque vamos a tener que viajar a cuando yo era pequeña para que entiendan todo lo que me pasó. Pero así como vuelvo al pasado regreso al presente de la nada. No se ilusionen, las páginas no están desordenadas. Estuve toda una tarde ordenando las páginas y numerándolas para asegurarme de que eso no pasara. Sin embargo, van a tener que prestar mucha atención.

Les aviso desde ya, por si tienen ganas de entrar en mi mundo y armar mi historia, o si prefieren, dejar de nuevo este libro en su estante y seguir su día. La primera es más interesante.

LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora