Capitulo 1

94 7 2
                                    

Izuku había regresado antes de su viaje al extranjero, se supone que le comentaría a su esposa si el viaje sufría algún imprevisto o si planeaba regresar antes, pero últimamente ellos habían tenido múltiples problemas en la relación. Planeaba el regalarle flores y uno de los collares de ópalo que desde hace días Uraraka había estado pidiendo.

Llego a la casa que compartía con su esposa, observo el reloj en su muñeca, diez y media, sonrió, ella debería de estar en casa a esa hora, era un sábado por la mañana y el recordaba que ella trabajaba los sábados por la tarde a partir de las tres PM hasta las once PM.

Con cuidado de no despertar a su esposa abrió la puerta con su llave y entro al recibidor, todo estaba inusualmente silencioso, le parecía extraño que no se sintiera el olor de algún platillo en la cocina, ella generalmente tenía un horario regular en sus comidas y era la clase de persona que siempre se levantaba temprano, incluso los días de descanso.

Se quito los zapatos de cuero negro y los puso en la orilla izquierda del genkan, a Ochako le molestaba que pusiera sus zapatos en el genkan, pero Izuku había sido inculcado por su madre que era de mala educación el entrar directamente a la casa con el calzado sucio. A Ochako le parecía incomodo tener que ponerse y quitarse el calzado al entrar y salir. Suspiro, esa pequeña e insignificante discrepancia propicio una discusión, en la cual él tuvo que dormir en el estudio durante dos semanas, para apaciguar a su esposa tuvo que ceder, y procura no hablar del tema, es una regla no escrita en la casa que Izuku deja sus Zapatos en la entrada y Ochako puede andar con sus tacones por toda la casa, debido al polvo que eso genera, Izuku se vio en la necesidad de contratar a un equipo de mucamas para que se encargaran de la limpieza de la casa, ya que Ochako había decidido que ella no estaba para hacer tareas domésticas, siempre le había exigido a su esposo que él se tendría que hacer cargo de todo lo relacionado con la economía de la casa, el quehacer, y le demandaba toda su atención.

Se detuvo, ¿realmente era feliz?, ¿se supone que así debía de ser la vida de casados?, ¿porque sentía que Ochako lo hacía sentir cansado y roto?, ¿porque se casó con ella?, de todas sus preguntas la última era la que más lo atormentaba. A veces sentía que se estaba perdiendo algo importante en su matrimonio, reflexionando, nunca sintió que su esposa le atrajera, él lo sabía que no sentían nada romántico el uno por el otro, pero realmente la quería mucho, ella era la mujer con la que quería hacer una familia, quizá no se enamoró de ella cuando se casaron, pero era su compañera, a la que más apreciaba, y aprendió a amarla, aun después de dos años de matrimonio.

Lentamente camino hasta llegar a las escaleras del segundo piso, no lo había notado, pero el ambiente de la casa se sentía pesado, algo en el ambiente puso a su instinto Alfa alerta, y fue en ese momento cuando lo sintió, el suave aroma a cítricos de su esposa estaba envuelto con un olor que le mareaba y lo inquietaba, podía sentir las feromonas de otro Alfa en su casa, el olor de alcohol barato que de seguro era de ese Alfa con el que ahora creía que Ochako lo engañaba.

Con las manos temblorosas saco su teléfono y activo todas las cámaras de seguridad de la casa, y aquellas cámaras ocultas de las que Ochako no tenía ni idea que estaban instaladas en su habitación. Desde que había permitido que las mucamas entraran a todos los pequeños rincones de su casa el lado paranoico y extremista de su Alfa interno lo obligo a instalar cámaras en todas las habitaciones, baños, espacios de recreación y el estudio, la culpa lo carcomía con el paso de los días que seguía sin decirle a Ochako que había puesto cámaras por toda casa, pero ahora esa culpa se había vuelto un rencor que crecía.

Su cuerpo se sentía pesado, por las cámaras en la habitación principal se dio cuenta que su esposa, la mujer a la que le prometió una vida feliz y a la cual se dedicaba día y noche, le estaba practicando una felación a un completo desconocido, mientras otro imbécil, al cual pude reconocer como su jefe de sección, la montaba por detrás.

Nuevo comienzo DKBKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora