Capitulo 15

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Unos brazos se envolvieron a mí alrededor, alejándome de la seguridad de mi madre y el perfume familiar me inundó. No era el perfume que quería oler. No eran los brazos que quería sentir. No era mi madre. No era Charlotte.

Guille me apretaba contra su pecho con fuerza y aferré su camisa en mis puños, intentando no echarme a gritar. Intentando no correr a los brazos de Charlotte. Intentando aparentar una fuerza que no tenía.

Otros brazos me envolvieron por detrás y sentí el calor del cuerpo de Nessa envolviéndome con fuerza. Solté a Guille y me giré para abrazarla. Ella aferró sus brazos a mi alrededor y cepilló mi cabello murmurándome palabras de aliento. Diciéndome cuánto me quería, cuán importante era para ella, diciéndome lo mucho que lo sentía y cuánto desearía eliminar mi dolor.

Una mano familiar se envolvió en mi muñeca y tiró de mí con suavidad. Yo sabía de quién se trataba sin siquiera levantar la cabeza. Me dejé guiar hasta los fuertes brazos abiertos que me recibían, y me aferré a ella. Me aferré a Charlotte como si fuera la única persona en la habitación. Su aroma inundó mis sentidos y me permití llorar con aún más intensidad.

Sus brazos se tensaron en mi cuerpo y el mundo desapareció. Sólo estábamos ella y yo. Yo aferrada a ella y ella aferrada a mí.
- Si pudiera aliviarlo, lo haría, bebé. Lo haría por ti - susurró a mi oído y me sobrecogió el tono desesperado de su voz.

- N-No quiero ser fuerte - sollocé contra su pecho, porque era lo que me habían susurrado Guille y Nessa.

- No tienes por qué ser fuerte, cariño. Yo seré fuerte por las dos - susurró para que sólo yo la escuchara - Te amo, Eng. No lo dudes. No lo olvides. Te amo.

Las siguientes horas pasaron como un borrón en mi memoria. Apenas recordaba la charla rápida con Elena, el abrazo de Marima, a Charlotte saliendo de mi casa renuente a dejarme, a Guillermo retirándose con la promesa de encontrarnos en el velatorio y el texto de Charlotte diciéndome que llegaría tarde al funeral debido a que Daniela quería verla y ella quería terminar su relación lo más pronto posible.

Yo no tuve cabeza alguna para hablar con Guillermo acerca de lo que había pasado el fin de semana. Me prometí a mí misma hacerlo pronto.

Todos aquellos momentos increíblemente felices se sentían tan lejanos a pesar de haber sucedido no hacía más de unas horas. Tomé una ducha helada, permitiendo que las lágrimas corrieran libremente por mi rostro. Me enfundé un vestido negro y mis viejas botas de combate antes de cepillar mi cabello y salir de mi habitación sin siquiera mirarme al espejo.

No había tiempo para la vanidad. No había tiempo para nada más que para el hecho de que había perdido a mi padre repentinamente. Me obligué a mantenerme serena mientras veía a mi madre peinar su cabello frente al tocador de su habitación. La mañana acababa de caer en su esplendor y no tenía hambre. No tenía sueño. No podía hacer otra cosa más que pensar en mi padre.

La casa se sentía tan vacía... Tan diferente.

- ¿Estás lista? - la voz de mi madre tembló mientras se volvía hacia mí.

- Sí - mi voz sonó ronca y sonrió en mi dirección.

Mi mirada se desenfocó, una vez más, por el cansancio y me obligué a parpadear varias veces, para enfocar mi visión una vez más.

Mi cuerpo necesitaba el descanso que mi mente no podía proporcionarle en ese momento. Dudaba poder tener una noche tranquila pronto así que me obligué a avanzar por el pasillo hasta que llegamos a la calle.

Guille nos esperaba en su coche. Salió y nos abrió la puerta para entrar al coche. Mi mamá iba en el asiento del copiloto y yo en el trasero. Ella iba vestida de negro en su totalidad, haciendo que su piel morena luciera mortecina.

Though You Can See Mee ❧ Englot G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora