Parte 4

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-Después de clases saldré.-Dijo, distraído buscando su mochila en el asiento trasero del coche.

Su padre frunció el ceño un poco. Hacía mucho tiempo que Jungkook ya ni pedía permiso, sino que avisaba que iba a salir. No le molestaba, tenían mucha confianza y sabía que su hijo le diría acerca de lo que haría sin siquiera preguntarle.

-¿Tienes dinero?-Fue lo único que preguntó y Jungkook asintió.

-Estaré con Namjoon y Jin, comeremos en casa de Nam y quizás me pase por hospital.-Le informó antes de abrir la puerta.

-Está bien, ya sabes lo que tienes que hacer.-Dijo, para no sonar como un disco rayado cada vez que su hijo salía bajo su cuidado.

Jungkook sonrió de lado.

-Te llamo saliendo del colegio, te llamo cuando llegue a casa de Namjoon, te llamo cuando salga y también cuando llegue al hospital. Básicamente, siempre que me mueva, te llamo.-Recitó, alto y claro para ver a su padre asentir gustoso.

-Perfecto, entonces espero que te salga muy bien ese examen de matemáticas y nos vemos en la tarde.-Se despidió y Jungkook no olvidó darle un abrazo antes de salir del auto y caminar hacia la entrada del colegio.

Últimamente estaba algo... rebelde. No quería decir rebelde de la manera en que le daban ganas de gritarle a su madre o no obedecer una orden, sino rebelde en el sentido de que sus pensamientos y acciones iban en contra de cualquier cosa que quisiera.

Estaba yendo en contra de sí mismo, queriendo ser feliz de alguna manera. Repartía de mala manera su tiempo para estar con su madre y su nuevo padrastro, pero no demasiado ya que el hombre no le caía del todo bien, también le gustaba mucho estar con su padre, quien era su compañía la mayoría del tiempo ya que siempre que podía iba a pasar el día con él y luego volvía a casa de su madre a dormir.

Por otro lado estaban sus amigos, con los que estaba durante el horario de clases y tomaban algunas de sus tardes solo para hacerlo un poco más feliz. Pero no era suficiente.

Veía a Taehyung una vez a la semana y no era suficiente, aún se sentía vacío. Estaba creciendo, había cumplido catorce, pocas semanas después de conocer a su omega, luego quince y a pesar de verse un poco más grande, no dejaba de ser un simple niño a los ojos del omega.

Y todo porque aún no se presentaba; su naturaleza como alfa era clara debido a los genes, a cómo lucía, a cómo se comportaba, pero seguía sin haber aroma, mucho menos un lobo. No tenía colmillos, no había nudo y no podía lucir unos orbes rojos como los de su padre, esos que tanto presumía en la primaria que tendría.

La mayoría de sus compañeros ya se habían presentado entre los doce y los quince años, si habían algunos sin aroma eran betas o omegas con tiempo de retraso. Pero ningún alfa, él era el único que carecía de lobo.

Nadie se burlaba, al menos no en su cara, tenía una buena relación con todos sus compañeros y hasta algunas personas de otros grados, pero sabía perfectamente que todos pensaban lo mismo sobre él.

O eso le hacían pensar las personas que lo veían con pena a la salida y luego lo saludaban con una sonrisa de oreja a oreja que le parecía demasiado falsa.

-No los mires, son todos unos jodidos envidiosos.-Le dijo Namjoon a su lado. Jungkook negó.

-No tengo nada para que me envidien.-Dijo en voz baja y siguió sonriendo a la gente hasta llegar fuera.

-¿Ah no? ¿Y esa cara, ese cuerpo y todo el dinero que tienes sólo por respirar?-Argumentó el otro alfa a su lado.

Seokjin fue un alfa que conocieron un par de meses antes, justo cuando empezó el nuevo año escolar. Llegó nuevo de otra ciudad y entre una cosa y otra, se había hecho de la confianza de los otros dos.

Be my Omega KookTae OMEGAVERSE [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora