a persistência do tempo

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Ambas Mujeres estaban camino a la cafetería acordada.

Decir que no estaban nerviosas sería una vil y completa mentira.

Ambas estaban nerviosas, la azabache mas que la rubia. La azabache ya podía sentir su corazon latir a mil por hora y sus manos sudando del nerviosismo de la situación.

No sabría cómo justificar su idiotez de la última vez. Trato despreciable a la persona que quería recuperar. Bajando de nivel su conquista.

Llegaron y Yuzu ayudo a mei a arrimar su asiento y acomodarla, para después sentarse  ella. Estaban en una cafeteria poco recurrente, sentadas en una esquina de el establecimiento.

Una mesera llegó a pedir sus órdenes y, Mei noto las miradas que aquella mesera le brindaba a su rubia.

Lo que me faltaba.”
Pensó la morena.

Suficiente tenía con sus ya problemas para agregarle celos a la situación.

Seria todo?— pregunto la mesera, dándole miradas coquetas a yuzu, la cual no se daba cuánta de ellos. Pero Mei, no era tonta. Notaba todo lo que la mesera hacia para llamar la atención de yuzu.

—Si. Porfavor— menciono mei. Intentando hacer notar que ella también estaba en la mesa.

—Esta bien, en un momento traeré tu orden, linda— dijo la mesera ignorando completamente a mei. Tocando el hombro de yuzu para después ir por sus pedidos.

La mesera se retiró completamente y Mei miro con una mirada de enojo a yuzu.

—Que?

—Es enserio?. Pensé que nos reunimos para aclarar todo y coqueteas con la mesera— Yuzu miro sorprendida a mei. Ella no había notado aquellas acciones. Pero tal parece que Mei si — Mira, si no tienes intenciones de resolver lo nuestro y volver a lo de antes creo que será mejor darle mi lugar a esa muchacha. Gracias — dijo Mei para después levantarse y darle una sonrisa totalmente falsa.

—Mei, yo. Espera. —
Yuzu tambien se levantó y camino en dirección a mei, pero aquella problemática mesera se atravesó en su camino.

—Ey, linda. He traído tu pedido. Vamos a sentarnos?— dijo seductoramente. Sosteniendo los dos vasos en una mano.

—Que? No. Yo, toma. Cobra los cafés y solo dame este. — le dio mas que suficiente dinero para cobrar ambos cafés y solo tomo el café de mei. Para ir corriendo otra vez tras la azabache — Carajo..— menciono al no notar la figura de mei entre todas la personas  en la zona.

Busco por un buen rato, hasta que la noto en una banca en el inicio de um callejón oscuro.

Fuera de la vista de todos, menos de la de yuzu.

Mei. Yo, no era mi intención hacerte sentir así. De verdad lo siento—

—¿Sabes al menos como me siento? — pregunto cabizbajo Mei. No le gustaba sentirse de esa manera.

—No, realmente no. Pero si te abrieras y me lo explicarás. Tal vez te pudiera entender mejor cariño.— Yuzu dejo salir todo a la luz. Sin notar el apodo que le puso a su enamorada.

Mei se quedó callada. “cariño”, no le disgustaba ese tipo de apodos. Al contrario, le encantaban. Pero no sabía que decir.

Aquella Mei de la adolescencia no cambio mucho al momento de hablar de expresiones y de hablar de cómo se sentía. No sabía cómo empezar a decirlo. Pero lo intentaría.

Por Yuzu.

Por ella

No me gusta que, las demas chicas te coqueteen. Siento...— Mei buscaba la palabra indicada para expresarse, hasta que Yuzu hablo.

—Celos. Eso es lo que sientes ¿no? ¿Celos?— pregunto con una pequeña sonrisa. Mei asiento en respuesta, ocultando el sonrojó que apareció en su rostro. — Mei, es inevitable controlar a la demas gente. Pero, aunque la mismísima Mega Fox se me declarara, te eligirá a ti. —

Mei abrió sus ojos ligeramente sorprendida. Estás estúpidas mariposas. No las había sentido desde la preparatoria.

Desde la última vez que estuvo bien junto a yuzu en su adolescencia. Solo ellas dos.

kqhdiabdia. Perdooon. Pensé que no había pasado tanto tiempo desde mi última actualización.

citrus: volver a verte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora