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¿Cómo se hicieron amigos? 

Para empezar la familia de Alastor era diferente a la de Lucifer y Michael. Su familia había tenido dinero en algún momento pero todo fue a peor por una crisis financiera. Sin remedio se fueron a vivir cerca del pueblo pentagrama. En ese entonces era un pueblo rústico, rodeado de campos verdes y aire fresco, ofrecía un refugio tranquilo y acogedor. Aunque las personas del lugar nunca confiaban en quien llegaba. Por eso mismo no fueron a recibirlos. 

Criado por un padre ex militar con una visión arraigada de los omegas en la vida familiar, Alastor había sido educado con la idea de que eventualmente se casaría, tendría hijos y asumiría el rol de amo de casa. Esta perspectiva, lejos de preocuparlo, le inspiraba una curiosidad, imaginando la posibilidad de que podría tener una sofisticación y elegancia parecida a la de su madre.

Se había esforzado. Siempre educado, siempre amable, aunque a veces se deslizaba un atisbo de su verdadera personalidad, trataba de ocultarlo bajo una máscara de feromonas.

 Si, los omegas eran dulces y pacientes, los omegas siempre eran considerados, los omegas eran perfectos. Los omegas no eran sarcásticos, rebeldes o desobedientes.

Se esforzó. Trato de aprender las habilidades domésticas que su madre le había inculcado. Dominaba el arte de cocinar tradicionalmente, tejía con precisión y limpiaba con meticulosidad. Cada tarea doméstica era realizada con perfección, como si estuviera determinado a cumplir con las expectativas.

Se esforzó ...

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por conformarse con el ideal de lo que se esperaba de un omega, Alastor siempre sentía algo diferente dentro, algo que se retorcía. 

Hasta que conoció a la familia Morningstar, una de las familia más importantes del lugar. 

Durante su mudanza su padre le ordeno que viera la zona, que encontrara el lugar perfecto para cazar y por casualidad se encontró por primera vez con Michael. A primera vista parecía un niño aburrido, de hecho lamentable, aunque lo compensaba con su apariencia. 

Estaba a punto de seguir su camino cuando algo captó su atención. ¿Ese reloj que llevaba no era uno caro? Intrigado, se detuvo un momento, observando con curiosidad el brillo del accesorio. La idea de que alguien de la zona tuviera algo tan lujoso le resultaba inesperada.

De hecho, era perfecto. Aunque fuera solo un niño, entendía que si algún día iba a tener un esposo, al menos debía ser alguien con dinero. La perspectiva de una vida de confort parecía tentadora, y la visión del reluciente reloj en la muñeca de Michael encendió una chispa en su cabeza. 

Ese día se ganó una buena reprimenda por llegar tarde, pero al menos había captado la atención del niño. De alguna manera, lo consideraba una victoria personal. Al día siguiente Michael estaba preguntando por él. 

Con el paso del tiempo, y para su mala suerte, Alastor se había encariñado con el  niño. A pesar de la seriedad que a menudo mostraba, Michael siempre se esforzaba por hacer reír a Alastor y encontrar formas de divertirlo. Era él quien inventaba juegos creativos para entretenerlo.

A pesar de sus propias limitaciones, Michael no dudaba en usar su creatividad para llevarle regalos cada semana con su mesada. Le compraba un estúpido y barato anillo de caramelo para fingir ser su "esposo". También se esforzaba por llevarle flores y rosas y se las entregaba sonrojado como una verdadera manzana. 

Re-Re (Appleradio, MichaelxAlastor) AU MODERNO OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora