3

0 1 0
                                    

El reloj marcaba la medianoche cuando Ana se encontraba de pie frente a la librería de Elena. La calle estaba envuelta en una penumbra silenciosa, rota solo por el eco distante de los coches y el suave murmullo del viento. Había vuelto al lugar donde todo comenzó, con la esperanza de encontrar alguna pista que la ayudara a desentrañar el misterio del libro perdido.

Con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, Ana empujó la puerta de la librería y entró en el interior, donde la penumbra reinaba como una sombra protectora. El tintineo familiar de las campanillas anunció su llegada, pero esta vez no había nadie para recibirla. La librería estaba desierta, con las estanterías vacías y los libros ausentes, como si hubieran desaparecido en la oscuridad de la noche.

Ana sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras avanzaba por el local, buscando alguna señal que pudiera indicar qué había sucedido. Fue entonces cuando su mirada se posó en un rincón oscuro, donde una figura encapuchada yacía tendida en el suelo, inmóvil como una estatua de sombras.

Con el corazón en un puño, Ana se acercó con cautela y reconoció a Elena, la dueña de la librería, con un gesto de horror en el rostro. La mujer estaba inconsciente, con un corte en la frente y el rastro de una lucha reciente en su ropa desgarrada.

― Elena, ¿estás bien? ―preguntó Ana con voz temblorosa, arrodillándose a su lado.

Elena abrió los ojos lentamente y miró a Ana con expresión confusa.

― Ana... ¿qué estás haciendo aquí? ―murmuró débilmente.

Ana ayudó a Elena a sentarse y la sostuvo mientras recuperaba el aliento. La preocupación se apoderó de ella al ver el estado en el que se encontraba la anciana.

― Encontré la librería así cuando llegué. ¿Qué ha pasado? ―preguntó Ana, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de su voz.

Elena respiró hondo y se esforzó por levantarse con ayuda de Ana.

― Fue él... el hombre que vino esta tarde. Ha tomado el libro, Ana. El libro que no debería estar en manos equivocadas ―dijo Elena con voz entrecortada.

Ana sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras de Elena. El misterioso hombre que había tropezado en la librería, ¿era él el responsable de lo que había sucedido? ¿Y qué significaba todo esto para el libro perdido y los secretos que encerraba?

Sin perder un segundo más, Ana ayudó a Elena a ponerse en pie y la llevó fuera de la librería, donde la luz de la luna iluminaba débilmente las calles vacías. Necesitaban ayuda, y sabían exactamente a quién acudir en busca de respuestas.

Juntas, se dirigieron hacia el apartamento de David, con la esperanza de encontrar algún rastro del misterioso libro y descubrir la verdad detrás de su desaparición. Pero al llegar, se encontraron con la puerta entreabierta y el interior en completo desorden, como si alguien hubiera irrumpido en el lugar y lo hubiera saqueado en busca del mismo objetivo que ellas buscaban.

Ana y Elena intercambiaron miradas preocupadas antes de adentrarse en el apartamento, con el corazón latiendo con fuerza en sus pechos. Lo que descubrieron en el interior solo sirvió para aumentar su angustia: el lugar estaba revuelto de arriba abajo, con muebles volcados y objetos rotos esparcidos por el suelo.

― ¿Qué ha sucedido aquí? ―susurró Ana, sintiendo cómo la desesperación se apoderaba de su voz.

Elena se acercó a una mesa cercana y recogió un pedazo de papel arrugado, donde unas palabras garabateadas en tinta roja llamaron su atención. Las leyó en voz alta, con los ojos llenos de horror.

― "El libro pertenece a los que buscan la verdad. No descansaremos hasta que lo tengamos en nuestras manos. Firmado, Los Guardianes del Conocimiento" ―recitó Elena, con un nudo en la garganta.

Ana sintió cómo el mundo se desmoronaba a su alrededor mientras las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar en su lugar. Los Guardianes del Conocimiento, una misteriosa organización que buscaba el libro por razones desconocidas. ¿Qué secretos ocultaba realmente aquel libro y por qué tantas personas estaban dispuestas a arriesgarlo todo por obtenerlo?

Con el corazón lleno de determinación, Ana y Elena se miraron con decisión en los ojos. Sabían que no podían rendirse, que debían encontrar el libro antes de que cayera en manos equivocadas y desencadenara un mal aún mayor sobre el mundo. Y así, unidas por el destino y guiadas por la búsqueda de la verdad, se adentraron en la oscuridad de la noche en busca de respuestas y justicia.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 20 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La guardiana del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora