10-Our Phillias

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—Que me gustas —confesó, completamente perdido en la profundidad de los ojos de Satoru, quien le miraba con diversión. Suguru se percató de lo que acababa de decir, poniéndose rojo de inmediato—. Y-Yo... quiero d-decir... s-sí, eh... m-me gustas... u-un poquito...

Satoru río.—¿Sólo un poquito? —preguntó, haciendo un adorable puchero, que hizo tambalear la expresión de Suguru. "Joder, es demasiado adorable... ¿Estará mal que me lo quiera follar ahora mismo?", pensó Suguru, mordiéndose el labio inferior— Porque tú a mí me gustas mucho, Suguru...

El menor sale de su ensoñación, mirando sorprendido a Satoru.

—¿E-En serio? —Gojo asiente, convencido. Geto sonríe, pero entonces recuerda algo, y su sonrisa se borra— Pero... ¿te gusto yo o... mi polla? —la expresión de Satoru pasa de ser sonriente a avergonzada en menos de cinco segundos. Sus mejillas se ponen rojas por completo, el color llegando a sus orejas también— Anoche dijiste que estabas enamorado de mi "gran amigo" —relata Suguru, haciendo comillas con sus dedos.

Satoru abre los ojos desmesuradamente.

—¡¿Yo dije eso?! —exclama, completamente abrumado.

—¿No te acuerdas? —inquiere Suguru, frunciendo el ceño.

—¡Claramente no! —grita Satoru, cubriéndose la cara con las manos.

—P-Pero... te acuerdas de lo que pasó... entre nosotros...

—Bueno, no es algo que se pueda olvidar con facilidad, ¿sabes? ¡Follé en la cocina con el chico que he estado persiguiendo desde hace tres semanas! ¿Cómo pretendes que me olvide de eso?

Satoru se veía bastante alterado, haciendo preocupar a Suguru.

—N-No debes sentirte mal. No es la primera vez que me dices algo así —intenta consolarle Geto, haciéndole sentir peor.

—Ah, mierda —Gojo suspira pesadamente. Se levanta del regazo de Suguru y se deja caer a su lado en la cama—. Ya entiendo porque crees que mis sentimientos no son reales sino que van dirigidos a tu pene...

—Y-Yo no dije eso...

—Lo insinuaste —le acusa Satoru, señalándolo acusadoramente. Suguru no responde y suspira, Satoru nuevamente.

—Yo también tengo un problema...

—Filia —interrumpe Suguru.

—Tú no tienes un problema. Tienes una filia —le hace saber el menor—. No estoy seguro de cómo se llama, pero la tienes. No puedes hacerlo con hombres que tengan el miembro pequeño porque no sentirás placer... Porque te gustan los miembros grandes —Satoru quiso decir algo... pero, ¿Qué podría decir? Era verdad, pero, que se lo dijeran tan directamente le causaba vergüenza. Le hacía quedar como un goloso y cosas peores—. N-No creo que sea algo malo —murmura Suguru, jugando con sus dedos—. Yo tengo varias.

—Pero tú eres un sátiro.

No es necesario que me lo recuerdes —Suguru rueda los ojos.

—A ver, ¿y cuáles son las tuyas? —inquiere Satoru, poniéndose cómodo. Suguru lo mira estupefacto.

—¿En serio quieres hablar de mis filias? Podríamos tardarnos toda la mañana —le hace saber, alzando las cejas.

—No tengo nada qué hacer, Suguru —canturrea Satoru, recostando su cabeza en el abdomen de Suguru. Este suspira, enarcando una ceja.

—Te diré sus nombres pero no lo que significan —le advierte Suguru. Satoru bufa.

—Bien, pues lo buscaré yo mismo. —refunfuña Satoru, bajando de la cama en busca de su teléfono—. ¿Dónde está mi ropa? —Suguru quiere responder, pero la vista del chico casi completamente desnudo ante sus ojos le tiene con la boca seca, incapaz de soltar media palabra— Suguru —le llama Satoru, sonriendo socarronamente.

—¿E-Eh?—¿Dónde está mi ropa? —vuelve a preguntar. Suguru señala el escritorio junto a la ventana y Satoru camina hasta allí, moviendo sus caderas exageradamente. Toma su pantalón y de él, saca su teléfono, acercándose de nuevo a Suguru y sentándose sobre su regazo, pero de espaldas. Pudo sentir cuando al menor se le cortó la respiración. Satoru se recostó del todo, dejando su espalda en el torso de Suguru y removiéndose a propósito—. Puedes empezar, estoy listo.

Suguru ríe.—Eh... Agorafilia —murmura, con las mejillas rojas.Satoru teclea en su teléfono, una vez ha hallado lo que buscaba, le escucha reír.

—Eres realmente un pervertido —lo acusa el mayor—. "Atracción a los espacios abiertos. En el ámbito sexual, se entiende como la excitación producida por la actividad sexual o el exhibicionismo en lugares públicos" —Satoru leyó—. Continúa.

—Bondage.

Satoru repite el proceso, solo que, esta vez, al leerlo, lo golpea en la pierna.—"Del inglés "to bind", maniatar. Práctica sexual sadomasoquista en la que uno de los participantes permanece atado" —recita—. De esto me pude dar cuenta, no te preocupes.

—¡No es mi culpa! —exclama Suguru, tratando de defenderse— Lo siento...

—Está bien —murmura Satoru. Frota su trasero fuerte y lentamente contra la entrepierna de Suguru, oyéndole soltar un jadeo—. No estuvo mal, después de todo. Siguiente...

—Estigmatofilia.

—"Atracción producida por el hecho de que la pareja tenga tatuajes, agujereamientos (piercing), sacrificios o cicatrices" —Satoru relee un par de cosas, sonrojándose—. Creo... que encontré la mía

—¿Realmente? —cuestiona Suguru, intentando echar un vistazo

—Falofilia —murmura Satoru, leyendo.

—Interesante.—Eso parece. Continúa.

—Coreofilia.

—Tú como que jugaste mucho GTA 5 de pequeño.

—"Atracción por la danza y baile erótico" — Satoru sonríe ampliamente—. Mmm, esto es interesante considerando que estuve en una academia de danza durante toda mi adolescencia.

—¿En serio? —pregunta Suguru, con los ojos brillosos.

—... Suguru.

—Dime.

—Acabo de sentirla palpitar — Satoru observa el rostro de Suguru, quien no es capaz de mirarlo.

—Lo siento...

—No tienes porque —murmura Satoru, riendo—. Sigue.

—Eh... Gimnofilia.

—"Excitación producida por la desnudez" —Satoru lee, atento.

De repente una sonrisa malvada se asoma por sus labios. Suguru, quien no se encontraba mirándolo, lo siente levantarse. Voltea a mirarlo, esperando su siguiente movimiento.

—¿Qué hac..?

Su mandíbula casi toca el piso en el momento en que Satoru se deshace de su ropa interior, quedando completamente desnudo y expuesto. Exquisitamente desnudo y expuesto.—Creo que, en ese caso, no necesito esto —se burla Satoru, lanzándole el bóxer que anteriormente tenía puesto a la cara.

Suguru no es capaz de articular nada, así que Satoru camina deliberadamente lento hacia el escritorio, modelando su bellísimo cuerpo como en una pasarela, frente a los hambrientos ojos de Suguru. Deja allí su teléfono y se devuelve a la cama, subiéndose sobre el regazo del menor, nuevamente, mordiéndose el labio inferior al ver el bulto notándose ansiosamente debajo de la tela del pijama del menor.

—¿Tercera ronda? —susurra el mayor, antes de tirar de la ropa interior de Suguru al suelo y morder los labios del menor, quien suspiró pesadamente, agarrando las caderas del mayor con firmeza. Satoru le ve esbozar una enloquecedoramente sensual sonrisa, mientras sus ojos se oscurecen.

—Tercera ronda.

FALOFILIA - Satosugu/SugusatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora