Capítulo 1 - Terapia

70 3 1
                                    

Gia

Voy a llegar tarde a la primera reunión, que buena impresión estoy dando...
Antes de entrar se podía percibir bastante ambiente desde fuera, pero el silencio inundó la sala cuando hice un ruido espantoso al cerrar la puerta, joder, soy estúpida.

Ya dentro, me doy cuenta de que la luz es casi imperceptible, parece que las bombillas están a punto de agotarse. Solo con mi entrada magistral y la impresión sectaria que me está dando este sitio, quiero salir corriendo al coche, pero ya ví como mi padre abandonó el aparcamiento nada más despedirse, seguro que se veía venir mi reacción al entrar aquí.

Seguí caminando hasta el grupo con una inseguridad que hacían a mis piernas dar unos pasos nerviosos y temblorosos. Todos me miraron nada más aparecí entre ellos, a decir verdad, esto sí se parece a una secta. Se encuentran sentados en una especie de círculo alumbrado por un foco de luz amarillenta y tenue.

Pese a las apariencias, la ínfima iluminación me transmite confianza en esta habitación llena de extraños. Me siento en una de las sillas desocupadas y procedo a intentar prestar atención a la reunión.

El que parece ser el coordinador, me mira con una notable decepción en el rostro, pero trata de comenzar de nuevo con la sesión, demostrando que no es tan desagradable como parece. Tiene pinta de tener maś edad que yo, pero no demasiada, quizá unos seis o siete años más, habla con tranquilidad, seguro de sí mismo, lleva unas gafas con una moldura de metal. Además, su estilo de ropa también es muy formal y ordenado, da la talla de ser muy profesional, aunque en el fondo me transmite que todo esto no es más que apariencia.

Cada uno de los que estamos aquí debemos hablar de nuestras historias y de cómo nos sentimos actualmente con ellas. Alan, el coordinador, va guiando la conversación y tratando de hacernos partícipes a todos en las confesiones y reflexiones de los demás respetuosamente.

Escuché a varios del grupo, algunos tenían enfermedades, otros fobias, trastornos o desamores. Todas las historias parecían creíbles y lógicas menos la de una particular chica. Ella vestía una minifalda negra con un top beige que no dejaba ni una sola parte de sus pechos a la imaginación. Además, las botas que llevaba hasta las rodillas tenían el típico estampado anticuado de leopardo. Por otro lado, su cara brillaba de manera antinatural con la cantidad de maquillaje que se había puesto y su pelo estaba recogido en dos moños a cada lado.

Sin duda, esa chica se estaba llevando la atención de todo el grupo y yo casi no podía aguantar la risa con semejantes tonterías que soltaba por esa boca cubierta de negro. Estuvo durante unos veinte minutos desarrollando una historia aparentemente falsa sobre los traumas que le había dejado su exnovio. Algunos eran tan ridículos como la vez que supuestamente lo sorprendió comiendo yogurt con aros de cebolla dentro y desde entonces, no puede ni olerla.

Me sentía envuelta en vidas ajenas, ausente de mí, pues a pesar de que Alan tratara de hacer participar a todos, algunos como yo no teníamos nada que decir o simplemente no nos atrevimos.

Comencé a sentirme observada, ya casi estaba terminando la cita y de tanta gente aquí presente no había reparado en él, en su penetrante mirada, la de un chico pelinegro, con algunos piercings que relucían bajo tan poca luz. Llevaba una chaqueta negra que parecía de cuero, pero no lo distinguía muy bien, sus pantalones vaqueros iban a juego con el color de su chaqueta y lucía unas converse con algo de plataforma.

Sus manos se encontraban escondidas dentro de la chaqueta y su postura era algo encorvada mirando hacia mi dirección, devorándome con esos ojos verdes que resaltaban bajo la tenue sala.

Cuando llevo más segundos de lo normal manteniendo el contacto visual con él, puedo notar una media sonrisa que se dibuja en su rostro discretamente que me intimida aún más. Creo que sabe lo que está haciendo y no tiene intenciones de parar, seguro que está bueno y todo eso pero no tengo ánimo para estas tonterías. ¿Qué pretende?

Unforgettable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora