Unforgettable

Capítulo 7 - Reconciliación.

Gia

De camino a casa, me sentía abrumada, tenía tantos sentimientos encontrados que mi cabeza no paraba de saltar de un pensamiento a otro. Liam, Stephanie, Oriana, Jersey blanco, Liam, Universidad, Clases, Liam. Por más que quisiera, no dejaba de derivar de uno a otro y necesitaba relajarme, llegar a casa y ponerme al día con todo lo que ya tenía pendiente de las asignaturas.

— Por fin, casa. — digo en voz alta cuando me adentro.

Sabía que estaba sola, mi padre no aparecería hasta tarde y menos el primer día del curso, no le gustaba llevarse el trabajo a casa.

Dejo todas mis cosas en el sofá y voy directa a almorzar, los nervios me dan ganas de comerme la cocina entera.

Encuentro los restos de una lasaña de hace pocos días y los saco para calentarla. Me gustaba la cocina, era buena inventando cualquier receta, pero no tenía ni una pizca de ganas de ponerme a hacer nada, menos con todo lo que tenía que hacer.

Una vez caliente, me quito el dichoso suéter blanco y lo tiro a través de la barra de la cocina hasta el sofá, no quiero saber nada del peli negro. También, me desabrocho el sujetador en la espalda y lo dejo caer por debajo de las mangas de la camisa para finalmente quitármelo y lanzarlo al sofá igualmente.

Ya estando más cómoda, cojo mi comida y me siento a ver algo en la tele. Como con ansiedad, devorando el plato y quedándome con el estómago lleno. Sé que no debería de comer así, pero por suerte, podía comer todo lo que quisiera sin engordar demasiado, le doy gracias al metabolismo que heredé de mis padres.

Una vez recogido todo, apago la tele, me siento en el sofá y saco el ordenador de mi bolsa de la universidad. Lo he estado usando todo el día en clase para apuntar los pendientes y poder acceder a los libros virtuales. Entro al campus virtual para ver de nuevo las pautas de cada trabajo y empiezo con el primero.

No pasa mucho más de una hora cuando escucho el timbre. Supuse que mi padre se había dejado las llaves, aunque me parecía raro que viniese tan temprano, sobre todo cuando lo normal era que también tuviera alguna clase por la tarde.

Me levanto y dejo el ordenador en la mesita que hay enfrente del sillón, voy hasta la puerta y la abro convencida de que sería mi padre.

— Buenas. — dice el tormento de mi existencia ahora mismo. Liam, estaba en la entrada de mi casa, justo igual de atractivo que siempre y mirando mis pechos desnudos bajo la camisa azul. Mierda, me tapo disimuladamente cruzando un brazo encima de ellos.

— ¿Q-qué haces aquí? — le pregunto aguantándome aún del pomo de la puerta, sin creerme que haya tenido el atrevimiento de venir hasta aquí.

— ¿Estás sola? — dice mirando detrás de mí como si estuviera buscando a alguien en mi casa.

— Mmm, mi padre está al llegar y tú no deberías de estar aquí. — debo de cerrarle ya la puerta, no entiendo que hago respondiendo sus preguntas.

— Entonces tenemos tiempo. — dice antes de abalanzarse sobre mí para besarme y cerrar la puerta detrás de nosotros.

— ¡Para! ¡Maldita sea, para! — le digo tratando de despegar sus labios de los míos mientras me lleva hasta la mesa del comedor y me sube a ella, colocándose justo entre mis muslos.

— Sé que quieres esto, me lo dejaste claro con esa mirada en mi clase. — pega su rostro al mío y me agarra de las muñecas para que no pueda apartarlo de mí.

— Fue una maldita equivocación y no te esperaba ahí sentado observándome como si se te cayera la baba. — consigo propinarle un rodillazo en sus partes que lo hace apartarse de mi rápidamente y retorcerse del dolor. — ¡Lo siento! — digo bajando de la mesa y viéndolo arrodillado con sus manos ahí, quejándose del dolor. —Joder, no tenías que agarrarme así ni venir a mi casa Liam, esto está mal, muy mal. — no sé que hacer, tengo intenciones de tocarle el hombro o algo pero me arrepiento mirando con frustración a los lados. Si mi padre entrase ahora mismo por esa puerta, no sabría que decirle.