Ten soltó una risa nerviosa tras escuchar las palabras de la maestra. La situación le resultaba inquietante, no, desesperante; pero la única reacción que encontró fue reír. —Entonces, lo que me estás queriendo decir... ¿Es que Nari mató a Sora o algo así?
Johnny, oculto detrás de un auto, contuvo la respiración. Esperaba una respuesta, afirmativa o negativa, que pudiera arrojar algo de luz sobre el caso, darle forma y resolverlo. Pero la maestra guardó silencio, y la frustración se acumuló en el abogado. ¿Por qué era tan difícil responder con un simple "sí" o "no"?
—Mire, señora Jo... bueno, Jo Hana —dijo Ten con una sonrisa cargada de sarcasmo—. No sé qué ideas descabelladas rondan en esa cabeza suya, pero pensar que alguien tan dulce como Moon Nari podría hacer algo así es simplemente absurdo. — La miró de arriba abajo con burla, aunque sus ojos mostraban una intensidad que contrastaba con su tono. — Moon Nari no es capaz de matar a nadie, y tanto usted como yo lo sabemos bien. ¿Una chica perfecta, atlética, hermosa, inteligente, talentosa, adinerada? ¿Por qué se mancharía esas bonitas manos con sangre?
—El incidente del cerillo la molestó demasiado... ¿Qué tal si...?
Ten suspiró, exasperado. Había repetido hasta el cansancio que dejara de fantasear con teorías absurdas, y el solo insistir en ellas le irritaba. De un golpe, colocó sus manos a ambos lados del auto, atrapando a la maestra, quien dio un respingo al verse acorralada. — ¡Que no! —la interrumpió, su voz sonando como una advertencia oscura—. ¿Entendiste? Moon Nari no es la asesina de esa chica. — La maestra bajó la mirada, temblando ligeramente; la presencia de Ten la intimidaba. Si ya le había mostrado violencia antes, ¿de qué más sería capaz? — Jung Sungchan fue quien mató a Kang Sora, ¿de acuerdo? Él es el culpable. Así que deja de decir estupideces...
Entonces, el hombre acercó una mano a la mandíbula de la maestra, apretándola con firmeza, obligándola a mirarlo con ojos aterrados. —...antes de que me vea obligado a coserte la boca.
Con eso, Ten la apartó bruscamente, quitándola de su camino mientras abría la puerta de su auto. Pero antes de subirse, la voz temblorosa de la maestra lo detuvo. — Entonces... ¿qué pasará con Nari...?
—No te preocupes —escupió con desprecio, mirándola de arriba abajo como si fuera un ser despreciable—. No le confiaría a mi mejor cliente a alguien tan trastornada como tú. — Soltando su agarre, subió al auto y partió, dejando a la maestra allí, caída de rodillas, sumida en la confusión y el miedo. No sabía si había hecho lo correcto, pero, a esas alturas, ya no tenía idea de qué más hacer.
Solo quería escapar de ese lugar.
Johnny observó cómo el auto se alejaba, y con un suspiro sacó su celular, aún escondido. Miró la pantalla mientras mil preguntas rondaban en su mente. ¿Acaso Moon Nari mató a Kang Sora? ¿Qué fue el incidente del cerillo? ¿Cliente VIP? Una vibración repentina lo sacó de sus pensamientos, iluminando la pantalla. Con los ojos abiertos, se apresuró a salir del estacionamiento para encontrarse con Mark, que parecía estar haciendo su parte del plan, aunque no les daría más recompensa que la satisfacción de acercarse a la verdad.
"Tengo al chófer. Ven rápido y trae hielo".
***
—¡Hola, Hyucky! —dijo Nari con una sonrisa dulce, corriendo hacia él. El chico respondió con una leve sonrisa, acariciándole el cabello mientras ella lo abrazaba. No era muy fan de estos gestos de cariño cuando Jeno o Jaemin estaban cerca, ya que siempre lo miraban como si no mereciera el afecto de Nari. Le molestaba.
El grupo había salido de una de sus reuniones semestrales, y Haechan y Hendery habían quedado como "guardianes" en el pasillo, para que nadie se atreviera a interrumpir su conferencia. Era tarde ya, pero él sabía que protegerían su acceso a la azotea. Aunque Nari podría ayudarle a conseguirla, él debía comportarse impecablemente para recibir su ayuda.
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𝗟𝗜𝗔𝗥𝗦;ᶰʲᵐ ˣ ˡʲᶰ
Fanfiction"Lo hice por ella, por nosotros, estoy enamorado, ¿acaso tu sabes lo que es? Yo daría todo por ella, incluso a mi propia familia..." Los amigos están en la buena ay en las malas, ¿cierto? ¿O simplemente es cierto hasta que tus propios secretos están...