Mi demonio Nicolás [ VOLUMEN 2 ] DISPONIBLE EN AMAZON MX

41. N y J: Sangre, tormento y placer

NOTAS: Preparaos, porque se viene fuerte.

PD: Este capítulo carga contenido sexual explícito heterosexual y maltrato. Si no te gusta, puedes pasar de él.

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Samantha guió a Nicolás a la cama, subió sus manos delicadamente a lo largo de sus brazos hasta llegar a sus hombros, haciendo de forma gentil que se sentara.

Samantha tomó lugar a su lado, sentándose de manera que pudiera verlo de frente.

— Relájate. No te preocupes ni pienses en nada. Sólo mírame a mí —se acercó sutilmente.

Tomó el rostro del joven entre sus femeninas manos, aproximando el suyo de manera pausada para conectar sus carnosos y brillantes labios contra los de él en un gentil y corto beso que Nicolás no tardó en corresponder, comenzando a mover lentamente sus labios, dando vía libre para una continuidad que le permitió a ella profundizar el beso.

Me sentí ansioso, aún confinado en el rincón de aquella habitación. Sólo estaba haciendo guardia pero no podía evitar verlos.

Samantha se separó y sonrió amablemente.

— ¿Dónde quieres comenzar primero? Puedes tocar lo que quieras —el joven demonio bajó la mirada de forma lasciva por el cuerpo de la mujer. Después de repasarla, su mirada se detuvo en sus glándulas mamarias.

— Oh, claro... —ella al darse cuenta, agarró su mano y la llevó directamente hacia uno de sus pechos. Nicolás sonrió ampliamente con deleite.

Noté que su mano era lo suficientemente grande para abarcar por completo el gran seno de Samantha.

— Si gustas, puedo amamantarte como a un bebé —el chico descarado no reparó en darle un posesivo apretón que liberó un suave suspiro de los labios de su anfitriona.

— Me encantaría —manifestó separando sus labios en una lasciva sonrisa.

— Adelante, toca todo lo que quieras.

Desvié la mirada, incómodo , pero ¿a dónde más podía mirar? Aunque intentara fijar mi vista en un rincón, escuchaba el crujir del colchón, sus respiraciones chocar, la tela removerse.

Intenté aislar mi mente de todo preludio cerrando tranquilamente mis ojos.

Para cualquiera, presenciar aquel acto morboso hubiera resultado excitante, pero para mí era un espectáculo de terror.

— ¿Quieres unirte? —mis oídos fueron perturbados por la voz de Samantha.

Desde sus lugares, ambos me miraban exhaustivamente.

— ¿Disculpa? —contesté con severidad.

— El joven Nicolás no ha dejado de mirarte. Ustedes parecen ser muy cercanos y creo que le gustaría que vinieras con nosotros —mis ojos enajenados viajaron al rostro de mi amo, encontrándome con los suyos que bajo esa luz, lucían de un brillante rojo carmesí, como los de un demonio.

No albergaban otra emoción más que deseo y posesión.

Quería atraparme, apoderarse de mí; de mi cuerpo y de mi alma. Ansiaba hacerme arder hasta calcinarme por completo. Destruirme.

No. No quería unirme. Lo único que quería es que esto terminara.

Me levanté bruscamente y caminé con pasos pesados a la salida.

— Estaré afuera. Buenas noches a los dos —dije antes de cerrar la puerta sin dar un último vistazo atrás.

Salí presurosamente del pasillo, pasando cerca de la barra de bebidas.